[Cuento] Nuk

Autor: Katherine Escobar –  José Donaldo Gutiérrez. 

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Había una vez un joven llamado Nuk, quien vivía en una aldea indígena en las montañas de

Colombia. Nuk era conocido por su sabiduría y su habilidad para comunicarse con los espíritus de la naturaleza. Un día, la aldea fue atacada por un grupo de guerreros extranjeros, que saquearon y destruyeron su hogar. Al anochecer, el padre de Nuk se dirigió a su casa, donde le expuso los peligros que corría la comunidad por el ataque de los guerreros extranjeros.

–Hijo, la comunidad está siendo atacada y diezmada, parte de la aldea se refugió en lo más alto de la montaña –le dijo su padre, desde la puerta de su casa.

– Tranquilo, padre, te prometo salvar la aldea con la sabiduría y habilidad que poseo para comunicarme con los espíritus de la naturaleza – contestó Nuk.

Desde niño, Nuk alcanzó la sabiduría espiritual. Cuando tenía siete años se encontraba al interior del bosque cazando, cuando un espíritu del bien lo visitó y le comentó que él era el elegido por la naturaleza para proteger sus secretos. Pero a cambio, se debía enfrentar a todo enemigo que atentara contra la naturaleza y su comunidad.

El joven resolvió emprender un viaje para pedir ayuda a los espíritus de la naturaleza.Durante su travesía, encontró a un viejo sabio que vivía en una cueva y que tenía la habilidad de controlar el viento. El sabio le explicó a Nuk que los guerreros extranjeros estaban siendo controlados por un espíritu maligno que habitaba en el monte más alto de la región y que no creía en la magnitud de poder que poseía ese espíritu maligno, para querer acabar con los guerreros y toda su comunidad.Nuk decidió retrasar su travesía, en la cueva donde habita el viejo sabio, para aclarar sus pensamientos e ideas acerca del espíritu que pronto debería enfrentar.

–Tengo miedo de enfrentarme a dicho espíritu esta noche- le dijo Nuk.

-No te preocupes, que de día o de noche el espíritu posee la misma energía y está en ti, que obtengas toda tu fuerza interior- contestó el viejo sabio.

El valiente guerrero decidió enfrentarse al espíritu maligno y salvar a su aldea. Ascendió hasta la cima del monte y allí se encontró con el espíritu maligno.

– Ya no tienes nada que hacer, pues tu pueblo hace parte de mi vasto imperio y hasta el momento nadie ha tenido la capacidad para enfrentarme en batalla- dijo el espíritu maligno.

– Claro que podré derrotarte, de eso no tengo duda, ya que poseo dos grandes habilidades, la bondad y la sabiduría espiritual que acompañan mi ser día y noche.

En medio de la lucha, el guerrero recordó las enseñanzas que le había brindado el espíritu de infancia, en su momento de entrenamiento interior, cuando le recalcaba que la bondad y la sabiduría son las fuerzas más poderosas del universo. En ese momento, Nuk se desmayó y el espíritu maligno gritó con furor ‘¡LO VENCÍ!’.  Pero lo que el espíritu no sabía era que de acuerdo con el poder y sabiduría espiritual que poseía el guerrero, pudo absorberlo al cambiar el color de su aura.

Después de una intensa lucha, logró derrotar al espíritu maligno y liberar a los guerreros de su control. Fue tanto el furor que sintió este espíritu al verse derrotado, que destiló su odio hacia el guerrero.

– Me has vencido esta vez, pero tu victoria no durará mucho, tenlo por seguro- dijo el espíritu.

– Por más odio que destiles hacia mí, deberás aceptar mi victoria por siempre – contestó Nuk, irradiando felicidad.  

Cuando regresó a su aldea, fue recibido como un héroe y su sabiduría y coraje fueron honrados por toda la comunidad. En su recibimiento, el padre decidió ofrecerle la protección espiritual por parte de toda la aldea.

–Hijo mío, te pido que seas nuestro mentor y guía espiritual supremo- le dijo su padre.

– No puedo, ya que para ser su guía espiritual supremo debo aprender más sobre las complejidades que abundan en nuestra naturaleza, respondió Nuk.

–Pero ¿cómo es posible, si venciste al espíritu maligno? Le pregunta el padre.

– Te propongo algo, padre, haré un viaje de autoayuda en saberes ancestrales y, aceptaré tu petición al regresar.

La razón por la que el guerrero no recibió esta gran distinción fue su lucha interior con la oscuridad que poseía el universo, por medio de los espíritus malignos que aun abundan en la naturaleza y que este juró derrotar.

Desde entonces, Nuk vivió una vida plena y en armonía con la naturaleza, y su legado inspiró a muchos jóvenes de la aldea a seguir su camino y proteger su hogar y su cultura.

[Cuento] El encuentro Real

Autor: Santiago Motato – Sol Ortega – Esteban Lozano.

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Hace mucho tiempo, en existió una chica llamada Elizabeth, quien se caracterizaba por ser muy empática con las personas de su alrededor y por buscar el bien colectivo, además de ayudar a su madre María, que había sufrido una fractura en el pie izquierdo, mientras lavaba las prendas de las mujeres de la nobleza. Debido a esto, Elizabeth empezó a trabajar en jornadas dobles para poder sostener a su madre y a ella misma.

Un día, Rodny, un vasallo del pueblo se desplazaba en caballo hacia su casa que estaba ubicada a las afueras del pueblo cercana donde vivían Elizabeth y su madre. En su camino vio a cinco miembros de la Guardia Real entrando inescrupulosamente a la casa de María, quien se encontraba sola. Al percatarse de esto, Rodny se dirigió hacia el río, donde se hallaba Elizabeth cumpliendo su labor de lavandera, a avisarle lo que estaba sucediendo en su casa.

  • ¡Elizabeth, Elizabeth! – le dijo Rodny, agitado.
  • ¿Qué pasa, Rodny? –Responde Elizabeth.
  • Vi cómo cinco guardias estaban entrando a tu casa, apresúrate para que llegues a tiempo a ver qué está sucediendo –le informó.

Elizabeth salió corriendo hacia su casa, preguntándose qué estaba ocurriendo.

Mientras se acercaba, notó cómo dos de los guardias cargaban a su madre de una forma brusca y sin consideración por su estado de salud. Al llegar Elizabeth, de forma agresiva le preguntó a uno de los guardias:

  • ¿Por qué se están llevando a mi madre?, ¿qué ha hecho para que la traten de esa manera?
  • ¡Cállese! –le gritó el general que estaba a cargo de la escuadra- Su madre es una vil ladrona y deberá pagar por sus crímenes.
  • Mi madre no es ninguna ladrona, qué tienen para comprobar dicha acusación- respondió Elizabeth.
  • Su madre es culpable de robarse las prendas de la nobleza que tenía que lavar –le aseguró el guardia, con un tono desafiante- Es por eso que la vamos a llevar al calabozo.

Impotente ante lo que estaba ocurriendo, Elizabeth se lanzó e intentó atacar al general, pero él ordenó que la capturaran por intento de agresión a un rango alto de la Guardia Real. Ella se rehusó y forcejeó con el guardia que la quería subir al carruaje para llevarla al calabozo junto con su madre. Elizabeth sintió cómo se le rasgaba la manga derecha de su vestido, dejando a la vista una mancha café de forma circular muy peculiar, semejante a la que caracterizaba a la realeza.

El general, que por su rango tenía conocimiento de los rasgos genéticos de la realeza, quedó atónito y se generó un momento de silencio, con mucha tensión. Un guardia le hizo recobrar la conciencia, diciéndole:

  • ¿Qué ocurre, mi general?, ¿se siente bien?
  • Sí, estoy bien –respondió el general- Súbanla al carruaje y vámonos rápido al castillo, necesito hablar con el rey.
  • Como ordene, mi general –acató el guardia.

Al llegar al castillo, encerraron a Elizabeth y a María en el calabozo, donde se encontraban los ladrones capturados, mientras el general se dirigió a hablar con el rey Alberto.

Una vez juntas y sin guardias alrededor, Elizabeth le preguntó su madre:

  • ¿Por qué te están haciendo tan grave acusación, madre?
  • Hija, soy inocente, no me he robado ninguna prenda, el día que tuve el accidente, el río se llevó las prendas y al ser ropa fina que solo usa la nobleza, no tengo cómo pagarlas – respondió María.
  • ¿Por qué no me dijiste antes para buscar una solución? – preguntó Elizabeth.
  • Perdóname por no avisarte, pero no quería meterte en más apuros – contestó María.

Minutos después, el general llegó con dos guardias, interrumpió la conversación y ordenó que llevaran a María y a Elizabeth al cuarto de interrogación, donde las esperaba el rey Alberto.

Cuando se encontraron con el rey, María se indispuso completamente. Se sentía una tensión en el ambiente. Alberto la miró fijamente, notando las facciones de alguien que recordaba desde hacía mucho tiempo.

De inmediato, María quiso explicar lo sucedido con las prendas de la nobleza para que tuvieran piedad de ellas y las liberaran, para que pudiera trabajar y pagar la deuda, pero el rey la interrumpió y le preguntó a María acerca de la mancha que tenía su hija en su brazo derecho.

En ese momento, y en medio del pánico, María supo que tendría que revelarle a Elizabeth un gran secreto.

  • Madre, veo que no me has dicho toda la verdad sobre mi nacimiento y sobre quién es mi padre – le reclamó la joven.
  • Solo trataba de hacer lo correcto y manejar la situación yo sola, por miedo a sufrir humillaciones de parte de la realeza – le respondió María con un tono triste.
  • Siempre has podido contar conmigo para cualquier problema, hemos superado obstáculos todo este tiempo. ¿Necesito la verdad! – le exigió Elizabeth, expresando su desilusión.
  • La verdad es que hace mucho tiempo, en secreto de todos, cuando Alberto era aún príncipe, tuvimos un romance, pero debido a que yo no era de sangre real, su padre, el rey, decidió cortar el lazo emocional que tenía entre los dos y me quitó el trabajo que tenía en el castillo, sin saber que yo estaba embarazada de ti – le confesó María.

Perpleja ante gran descubrimiento, Elizabeth decide confrontar al rey cuestionando sus acciones, y pidiendo razones para entender por qué hizo lo que hizo.

El rey, atónito con la confesión de María, ordenó que los guardias se salieran del salón. Al quedar a solas con Elizabeth y María, el rey Alberto le confesó a María que después de no conocer el paradero de ella, muchas princesas llegaban de otros reinos buscando ganarse el favor de su padre, para convertirse en su esposa. Debido a que el reino estaba pasando por una crisis económica en su pueblo, Jericó, por el surgimiento de la plaga del gusano rosado que afectaba la producción de algodón, se necesitaba la unión con otro reino para poder sostenerse de otra producción, mientras se exterminaba dicha plaga. Pero Alberto, no encontraba en ninguna de las princesas la personalidad que lo volvía loco, y eso generaba un conflicto con su padre, quien en ese momento ya tenía claro que su muerte se aproximaba.

Una noche de intenso frio, El rey Emmanuel empezó a tener dificultad para respirar y pidió a los guardias que llamaran a su hijo Alberto, para expresar su última petición:

  • Hijo mío, mi momento ha llegado, y quiero pedirte como último deseo que desistas de la búsqueda de María y priorices el bienestar del reino y del pueblo – le expresó Emmanuel, con jadeos.
  • No digas eso, padre, hoy solo es un mal día, ya mañana estarás mejor y podrás recuperarte, solo dame tiempo de buscar una solución – le respondió Alberto, con lágrimas en los ojos.
  • No extendamos más este sufrimiento, hijo, solo quiero que antes de partir, pueda estar seguro de que vas a hacer lo correcto – le contestó el rey.
  • Te prometo que lo voy a hacer, padre, pero resiste, te necesito al lado mío – le garantizó Alberto.

En la madrugada del día siguiente, el rey Emmanuel sufrió un paro respiratorio y falleció. Esa misma mañana convocaron al pueblo para poder coronar al nuevo Rey de Jericó.

A partir de ese momento Alberto le cumplió la promesa a su padre, de tener como prioridad al pueblo, buscando soluciones para poder acabar con los problemas que enfrentaba. Es por eso que dejaron de cultivar algodón y optaron por sembrar maíz e incrementar la tala de árboles para producir madera.  De esta manera, pospuso la búsqueda y se centró en salvar el reino. Como sus sentimientos hacia María se mantenían intactos, fue pasando el tiempo sin que conseguir esposa fuera para él una necesidad.

Después de explicar sus razones, Alberto le pidió disculpas por no hacer nada ante la drástica decisión de su padre. A Elizabeth le pidió perdón por no estar presente en su niñez y no brindarle un apoyo, como un verdadero padre lo debería hacer. Después, le propuso a María ser parte de la realeza, casándose con él, y a Elizabeth que le permitiera recuperar el tiempo perdido, integrándose al reino y permitiéndole iniciar la relación padre-hija.

Al escuchar la verdad, María decide contarle todo lo que ha sucedido desde que ella se quedó fuera del cargo en la realiza. Empieza contando que cuando la echaron, ella decidió que iba a luchar para tener a su hija sana y salva así no tenga apoyo del padre, al primer mes empezó a construir su propia casa hecha de palos y madera, ya que necesitaba cuanto antes un techo para poder brindarle a su hija una casa y un sustento medianamente aceptable. Al terminar la creación de su hogar, empieza a buscar trabajo en los establecimientos de comida y granjas de cultivo para poder obtener dinero para comer, pero no le brindaban el apoyo y siempre querían aprovecharse de ella para que trabaje gratis. Al encontrarse muy deprimida por la situación en que se encontraba, decide sentarse en la puerta de su hogar para desahogarse y llorar. En ese momento se acerca una persona con una carretilla, al verla así decide acercarse para ver que era lo que ocurría:

  • Pasaba por aquí y te vi deprimida, ¿me quieres contar que ocurre? – Le pregunta el desconocido.
  • Me encuentro sin trabajo, sin dinero, no puedo sostenerme a mi misma, y poco a poco va creciendo una personita dentro de mí y estoy viendo que no podré cumplir todo lo que me propuse hacer por ella – Le explica María entre lágrimas y jadeos.
  • No te preocupes madame, al saber que tienes un bebé en camino, no puedo dejarte aquí tirada, así que te ayudare con comida y a conseguirte un trabajo en el que puedas mantener a ti y a tu futuro hijo – Le promete el desconocido.
  • No puedo confiar en alguien que no conozco, hasta la familia de mi hijo nos abandonó, ¿qué puedo esperar de alguien que acabo de encontrarme? – Le cuestiona María.
  • Se me olvidaba, ¿Dónde están mis modales?, mi nombre es Rodny, y tranquila que no me voy a aprovechar de ti, es solo que al tener hijos uno sabe lo importante que es para uno, así que, de padre a madre, te aseguro que te ayudaré – Le responde Rodny.

Al terminar la conversación, Rodny decide llevar a Elizabeth a su hogar donde se encuentra su esposa e hijos, y deciden ayudarle brindándole almuerzo todos los días y apoyo emocional. Al cabo de unos días, su querido amigo le consigue un trabajo en el que no tendría que salir de su casa, simplemente Rodny le llevaba ropa sucia que le pertenecía a la realeza y Maria se encargaba de lavarla.

Al terminar de contarse sus historias cruzadas, Elizabeth se da cuenta que ni su padre ni su madre han tenido una vida muy fácil, y decide expresarle sus sentimientos encontrados al escuchar las travesías de cada uno.

Terminando su momento sentimental, Elizabeth y María entendiendo dicha situación, de que en la realeza no se pueden tener relaciones amorosas con personas que no sean líderes de un reino, deciden perdonarle sus acciones, pero les pide respeto ante la decisión de esperar un tiempo a que ellas piensen el futuro que les depara de ahora en adelante.

Pasado un tiempo, ellas deciden irse a vivir al castillo junto al rey Alberto sin pensar en todos los cambios y responsabilidades que iban a adquirir en esta nueva etapa como reina y princesa, el cargo las obligaba a actuar y a comportarse de una forma diferente a lo que ellas estaban acostumbradas porque tenían que adoptar el rol de integrantes de la realeza. Además, de mantener constantes conflictos con las damas de compañía y el personal que las educaban ya que las hacían sentir inferiores a ellas al momento de ayudarlas a vestir y al brindarle conocimiento sobre las normas que se rigen en el reino. Al cabo de unos meses, de sufrir cierta clase de tratos desagradables, ellas deciden comentarle al Rey Alberto sobre su inconformidad acerca de la discriminación que están sucediendo y que poco a poco se están cansando y si esto seguirá así, desistirán de su cargo y se irían lejos del reino y del pueblo e iniciar una nueva vida en un pueblo diferente. El rey al escuchar eso les pide que no tomen decisiones a la ligera ya que él podía resolverlo.

La tarde del día siguiente, llamaron a Elizabeth y María para dirigirse hacia el salón a comer la merienda. Cuando estaban por terminar la comida, las cocineras se despistaron por un momento ya que se cayeron unas ollas, al ver este hecho, una de las damas de compañía se acerca al plato de la futura reina y le echa 5 gotas de veneno para rata. Al momento de brindarle a cada persona su comida, todos observan que uno de los platos presenta un color café turbio, pero no le prestan importancia, lo cual Elizabeth al percatarse de que dicho plato se dirige a su madre, decide obstaculizar a la cocinera Martina que se lo lleva, y le pregunta:

  • Señorita, ¿me puede explicar porque el plato de mi madre presenta este color tan raro? Le cuestiona con voz amenazante Elizabeth a Martina.
  • También me preguntaba lo mismo princesa, pero creo que es por algún condimento extra que le echaron al plato de su madre – le responde Martina
  • Me puede hacer un favor, ¿puede tomar un sorbo para poder asegurarme que es un condimento más? Le exige Elizabeth a la cocinera.

Al escuchar esta petición, Martina inocente de lo que le esperaba decide tomar un sorbo de dicho plato. Al tomar una cucharada, de repente se cae al suelo y empieza a salirle espuma de la boca.

Elizabeth y María, al presenciar esta escena, dieron por aceptado que su presencia no estaba siendo aceptada por el resto de la realeza y es ahí cuando deciden dimitir como reina y princesa, abandonar el reino y viajar hacia un pueblo desconocido para volver a su antigua vida.

Fin.

Cali: de la prehistoria natural a la extinción social

Cali: de la prehistoria natural a la extinción social

Autor: Jhonny Sarria.

Facultad de Humanidades y Artes.

Fotomontaje Cali prehistórica. Autor: Jhonny Sarria.
Imagínese usted una Cali sin nada, sin cerros, sin cemento, sin humanos, sin pandebono y mucho menos sin chontaduro. Este fue el principio del todo. Este fue el principio de Cali, un principio desde la nada.
Hace aproximadamente un millón de años en Cali no hacía calor. Por el contrario, esta zona del suroccidente colombiano pasaba por un periodo de glaciación debido a fuertes cambios astronómicos de La Tierra.
El Valle del Cauca, en general, sufrió diferentes cambios de temperatura pasando por periodos de extremo frío donde el cauce de las aguas disminuía y periodos cálidos o de aridez, donde el deshielo generaba crecientes de agua al estilo de Pance en sus mejores tiempos.
Jonathan Pelegrín, Biólogo docente de la Universidad Santiago de Cali y doctor en Paleontología y Biología Evolutiva, cuenta cómo era la ciudad.

“En ese tiempo se empezó a generar un ecosistema mixto de un bosque seco tropical por el que transitó la mega fauna de América Latina, es decir, grandes mamíferos, con un peso superior a una tonelada, como el oso de anteojos, diversas especies de caballos, osos perezosos gigantes y el Notiomastodon platensis o mastodonte, del cual se encontraron recientemente restos en las orillas del río Cauca”, afirma Pelegrín.

Pero como dice el himno salsero: “todo tiene su final”, y tras la última glaciación hace unos 11.000 años, como muchos podrán recordar en los eventos narrados en la película de ‘La Era del Hielo’, se dio fin al Pleistoceno y entramos en una escala temporal (en la que seguimos actualmente) llamada Holoceno.
Ahora imaginémonos una Cali sin Calle Quinta, sin buses, sin edificios, sin cultivos extensos de caña. Cali, en este periodo temporal, regularizó su clima, y su suelo dio vida a exuberantes bosques secos tropicales, y así se fue dando forma a un valle rodeado de montañas.
Los grandes deshielos de la Cordillera Occidental dieron paso entonces a la creación de los ríos que hoy atraviesan la sucursal del cielo, pero también se provocó una disminución del tamaño en la diversidad de fauna, incluso, llevó a la extinción de muchas especies.
Pero este no fue el caso de las zarigüeyas, felinos como el jaguar, dantas y otros mamíferos que coexistieron con la mega fauna, pero que se adaptaron mejor al cambio de ecosistema y a las dinámicas propias de caza del homo sapiens, quien también se haría presente en el continente hace más de 10.000 años.
Para Pelegrin “Posiblemente nuestros antepasados, caracterizados por la caza y la recolecta de alimentos, dieron la estocada final a aquellas bestias gigantes, propiciando su extinción”, como lo indican los restos de mastodontes hallados con puntas de lanzas incrustadas en sus huesos, en el municipio de Toro, Valle del Cauca.
Entonces, aparecen en el mapa de nuestra historia la raza humana. Los primeros hombres. Los antepasados de la cultura precolombina, quienes, debido a los cambios climáticos, empezaron sus procesos de sedentarización, descubriendo así la agricultura.
El ser humano decide romper las leyes de la biología como especie, pues no solo se adapta, sino que adapta el medio a sus necesidades e inicia una rápida expansión por diversos territorios.
Lo que vendría después es historia conocida. Asentamientos indígenas, creación de grandes ciudades, mejoramiento de habilidades de agricultura y construcción. Consolidación de culturas propias de américa latina. Colonización, horror.
Actualmente, La Tierra ha superado por lo menos seis de los nueve limites planetarios, concepto desarrollado por un grupo de científicos que conforman el Centro de Resiliencia de Estocolmo, quienes establecen nueve procesos claves para la estabilidad de la tierra, como el máximo de capacidad de nuestro planeta, es decir, la humanidad está alcanzando los límites para ocasionar una nueva extensión.
Y aunque Cali se la catalogue como la capital Vallecaucana de la biodiversidad biológica por ser el hogar de 600 especies de aves, por sus siete ríos y 61 humedales, y sus 196.429 hectáreas que conforman el Parque Nacional Natural Farallones de Cali; el riesgo de perderlo todo es inminente.
En ese sentido Ángela Posada Swafford, periodista científica y columnista de la National Geographic señala que “Si no cuidamos a Cali, y el Valle, a futuro vamos a perder riqueza que no conocemos, e igual de horrible perder la que conocemos”.
“Nos dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero el presente debe salvaguardarse para el futuro. Si no se usa el conocimiento para proteger lo que ya se tiene, se pierde y la extinción es para siempre como dicen los expertos”, insiste Posada Swafford.
Ahora, imagínese usted una Cali sin árboles, sin ríos, sin mariposas. Una Cali donde las zarigüeyas se llaman chuchas, y su destino es morir apedreadas a orilla de un ‘caño’.
Para Marco Antonio Suárez, Director General de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, también el panorama puede ser preocupante.
“Cuando empezaron a desaparecer los dinosaurios, se extinguieron especies y la próxima puede ser la nuestra. Y no se trata de ser apocalípticos porque ya se está viendo con el Fenómeno de El Niño que vivimos ahora. Y esto se da porque cada vez afectamos más nuestra tierra. Hay que pensar en nuestro río porque no solo se trata de logar la descontaminación del río Cauca, sino también pensar en las familias que viven de él, por eso es tan importante unir lo ambiental con lo social”, puntualiza Suárez.
Situémonos entonces en una Cali con barrios sin acceso a agua potable en donde los desechos van al río. En una Cali de ríos contaminados, con mucho cemento y pocos árboles, en una Cali donde barrios del Distrito de Agua Blanca y del sur de la ciudad sufren aumentos de temperaturas mayores por la ausencia de vegetación.
“Bajo un modelo de desarrollo capitalista, el ideal de calidad de vida de los seres humanos se vuelve incompatible con los recursos que la tierra nos ofrece”, insiste Pelegrín.
“En Cali tenemos brechas de desigualdad y segregación social, y eso ambientalmente genera problemas porque afecta la calidad de vida de las personas por la falta de planificación. Entonces lo ambiental no solo es biológico sino social porque debe ir de la mano del desarrollo humano de la gente”, señala el paleontólogo e investigador.
Finalmente, Santiago de Cali, una ciudad señalada por Sebastián de Belalcázar, abrazada por un cristo y protegida por tres cruces, continúa ampliando sus dominios a pasos de gigante, con una misión que arrastra desde su prehistoria y que amenaza su futuro: crecer bajo una planificación urbanística con perspectiva social y ecológica. Mientras tanto, la sultana del valle seguirá durmiendo recostada sobre el Jarillón del Cauca, a la espera de un nuevo mañana.

Ahora imagínese usted una Cali sin árboles, sin ríos, sin mariposas. Una Cali donde las zarigüeyas se llaman chuchas, y su destino es morir apedreadas a orilla de un ‘caño’.

“Nos dicen que todo tiempo pasado fue mejor, pero el presente debe salvaguardarse para el futuro. Si no se usa el conocimiento para proteger lo que ya se tiene, se pierde y la extinción es para siempre como dicen los expertos”, insiste Posada Swafford.

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Galería Fotográfica: Yunari llevando la foto de su esposo el día de la audiencia temprana citada por la JEP en la Universidad Santiago de Cali. Autor: Juan Pablo Guzmán.

Que los estudiantes tengan presente sus raíces, que nos encontremos con  lo que ya somos, con las tradiciones que tenemos y fortalecer las dinámicas que ya se hacen en la Universidad.

A pesar de las ráfagas de fusil accionadas por algunos militares del Ejército, una historia de amor lucha por mantenerse en la memoria

El amor de Yunari Ordónez y Carlos Julio Caballero era envidiable. Ella, con 24 años, y él, con 20, habían decidido escribir las páginas de su romance con tinta de pasión y un hilo que, hasta hoy es inquebrantable.

El 3 de diciembre de 2007 su historia se vería interrumpida por las ráfagas de fusil disparadas por militares adscritos al Gaula del Ejército del Valle del Cauca, quienes presentaron a Carlos Julio como un guerrillero de las Farc.

Su historia es una de las 6.402 que, según la Jurisdicción Especial para la Paz, fueron víctimas de los conocidos Falsos Positivos, es decir, ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros de la fuerza pública entre los años 2000 y 2008.

El caso de Carlos Julio duró en la impunidad más de 16 años, hasta que la misma JEP logró que las personas que dieron la orden de su asesinato reconocieran que era una persona de bien.
El amor, a pesar de la sangre, no muere y, por el contrario, permanece más vivo que nunca en una historia que causa escozor y que Colombia no puede olvidar.

A la fecha, más de 13.788 personas se han sometido a la JEP. El caso de Yunari y Carlos Julio fue inscrito en algo que hoy es conocido como el Macrocaso 05, que prioriza las violaciones a los derechos humanos y las graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario en el marco del conflicto armado en el norte del Cauca y sur del Valle.

De acuerdo con la JEP, entre 2000 y 2013, en la zona conformada por el sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca, el conflicto armado dejó 7.582 muertos y en 2001, en municipios como Santander de Quilichao y Corinto, la tasa de homicidios fue de 100 muertes por cada 100 mil habitantes.

El Macrocaso 05 estudia 4.787 hechos victimizantes. A la fecha, han sido llamados a versión voluntaria 42 miembros de la fuerza pública y han sido escuchados 20 de ellos, 13 han reconocido asesinatos contra la población civil, otros dos aceptaron la realización de actos de violencia basada en género.

El 3 de diciembre de 2007 su historia se vería interrumpida por las ráfagas de fusil disparadas por militares adscritos al Gaula del Ejército del Valle del Cauca, quienes presentaron a Carlos Julio como un guerrillero de las Farc.

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Galería Fotográfica: Organizaciones sociales, comunitarias y de vecindad luchan para que la ciudad de Santiago de Cali continúe siendo una de las más verdes de Latinoamérica: Juan Camilo Sánchez. La huerta urbana de María Isabel Guerra contrasta con las construcciones frente al Jarillón del río Cauca. Autor: Mario Baos.

 

 “Este cambio de abogado a pajarero fue un cambio increíble. Lo primero fue que me trajo mucha tranquilidad por obvias razones y por estar en contacto con el verde, con el bosque y con tantas especies de aves. Es también la realización de un deseo de no vivir una sola vida en esta única oportunidad que tenemos en la tierra”

 

Una ciudad pujante desde sus inicios lucha todos los días para que su verde no muera.

María Isabel Guerra recibió por debajo de la puerta de su casa un panfleto en el que la amenazaban de muerte. Tenía 24 horas para salir o sino los grupos armados matarían a toda su familia en las montañas del departamento de Nariño.

Junto a sus papás y algunos hermanos llegaron a Cali la ciudad que la recibió, pero que también le enseñó a luchar, como si se tratara de un homenaje a su apellido. Hoy tiene 69 años y entre lágrimas recuerda cómo en una huerta del oriente encontró su plenitud.

En medio de plantas aromáticas y cultivos que cuida como si fueran sus nietos, afirma que por fin encontró la felicidad. “Dicen que cuando uno llega a esta edad es como si volviera a la niñez y es verdad, aquí me siento como si volviera a la niñez”.

En sus manos gruesas y hasta con heridas se ven reflejadas sus luchas, pero también el cómo ha hecho de este lugar su vida, pues se ha convertido en una de las defensoras del gran Jarillón del río Cauca y en 4.000 metros de tierra le hace frente a las grandes fábricas que contaminan, una batalla diaria para evitar que el cemento acabe con el verde y prospere la sostenibilidad.

Actualmente, en Cali se adelantan diversos procesos para evitar que las dinámicas de la expansión destruyan los recursos naturales.

Desde su fundación en 1536, la capital del Valle vislumbraba convertirse en la joya del suroccidente de Colombia. Para el año 1793, esta ciudad, aunque pequeña, ya albergaba a 6.548 valientes habitantes, entre ellos 1.106 esclavos cuyo sudor regaba las tierras de ganadería y las extensas haciendas dedicadas al cultivo de la caña de azúcar.

Pero fue en el año 1870 cuando Cali comenzó a dar pasos agigantados, su población se elevó a los 12.700 ciudadanos. Sin embargo, fue la llegada del Ferrocarril del Pacífico en 1915 lo que desató un auténtico frenesí en esta tierra. 

Durante las décadas de los años 20 y años 30, la “sucursal del cielo” experimentó un crecimiento desmesurado, alcanzando una población de 75.670 habitantes. Pero no todo era gloria, la ciudad sufría constantes inundaciones provocadas por las desbordantes aguas del río Cauca y otros afluentes.

Para poner fin a esta adversidad, en 1.954 se creó la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y se construyeron imponentes jarillones para frenar el embate de las inundaciones.

Inesperadamente, lo que comenzó como una medida de prevención de riesgos, se convirtió en una oportunidad trascendental para nutrir la vida en todos sus aspectos, sin inundaciones quedaron limpios varios terrenos hasta que el verdadero apogeo llegó hacia la década de 1970, cuando Cali experimentó un auténtico ¡boom! con la expansión del Distrito de Aguablanca, catapultando su población a más de 850.000 valientes habitantes.

Hoy, según los censos más recientes, esta ciudad supera la cifra de los dos millones y medio de habitantes que con su pujanza dan vida a esta vibrante ciudad.

En medio de ese crecimiento, doña Maria Isabel es ejemplo de resistencia y cada mañana, junto a su hija, riega su huerta que poco a poco se ha convertido en un oasis verde repleto de sabores y aromas, pues cada planta que brota es un testimonio de su espíritu resiliente.

“Aquí antes quemaban carbón y el humero era tenaz. Me costó muchas amenazas, me dijeron que me iban a matar, pero hasta que un día las autoridades nos pararon bolas y se frenó eso. Hoy nuestra huerta vive como testimonio”, insiste.

Se estima que en Cali hay 783 procesos comunitarios de huertas urbanas, más de 500 están ubicadas en el Jarillón del río Cauca, donde la vida florece y hasta se evitan asentamientos humanos de desarrollo incompleto, más conocidos como invasiones.

Para Ángela Posada-Swafford, periodista científica y columnista de National Geographic, esta ciudad es una de las más privilegiadas del mundo por su estratégica ubicación, algo que la hace apetecida para la siembra de alimentos. 

“Cali está en medio de los hotspots de biodiversidad, no solo del país, sino del mundo. Cali está al borde de los Farallones, montañas que son medio inexploradas, que contienen una cantidad impresionante de riqueza sin igual y una infinidad de plantas por sus ecosistemas tropicales” precisa Posada-Swafford.

Es importante tener en cuenta que la pandemia y el paro agravaron el tema alimentario en la ciudad, por lo que sembrar comida se volvió una alternativa para muchos. Esto se intensifica si se tiene en cuenta que, según la Unidad de Planificación Rural, Colombia tiene 114 millones de hectáreas, de las cuales pueden ser cultivables cerca de 39,6 millones de hectáreas, pero hoy solamente se cultivan 5,3 millones.

Es por eso que en Cali se creó el Sistema Distrital de Huertas Agroecológicas, una iniciativa que ya es apoyada por las autoridades ambientales como el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (DAGMA).

“El movimiento de las huertas urbanas es un movimiento que está creciendo, un movimiento que no se detiene y que nosotros como autoridad ambiental apoyamos en asesorías, capacitaciones y entrega de recursos porque lo que se busca es que esta ciudad sea una ciudad sostenible para todos”, precisó Francy Restrepo Aparicio, directora del Dagma.

En Cali, pero también en el Valle, la sostenibilidad se viste de esperanza. Una esperanza que se respira en el aire, se siente en cada latido de los corazones y que incluso ya es vista con buenos ojos desde el exterior por todo el tema de negocios verdes.

Es por eso que la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, le ha puesto la lupa a todos los emprendedores que desean sacar sus emprendimientos adelante y los apoya con líneas de inversión.

“Los negocios verdes son el futuro del mundo, cuando alguien va a exportar lo primero que preguntan es si esa compañía o emprendimiento tiene certificado ambiental, algo que desde la CVC apoyamos totalmente porque le debemos apostar a la producción limpia”, sostuvo Marco Antonio Suárez, director de la autoridad ambiental en el Valle.

Sin embargo, no son solo las huertas las que desafían el desequilibrio entre el ser humano y la naturaleza. En Cali y en el Valle existen más expresiones fascinantes, que buscan reconciliar a la ciudad con su entorno.

Por ejemplo, en las montañas de la ciudad hay un constante revoloteo de aves con una danza armónica imperdible, una danza cautivadora que atrae a visitantes de todas partes hacia “la sucursal del cielo”.

Son miles los que llegan con el anhelo de presenciar el espectáculo de seres alados, cuyos vestidos emplumados evocan un mundo mágico de colores, sonidos, formas y movimientos, que encuentran refugio en lugares como La Florida, un santuario biodiverso que se encuentra en el Kilómetro 18, en pleno corazón del bosque de niebla.

Su propietario es un abogado especialista en Derecho Penal que litigó entre juzgados por 27 años. Este espacio es el refugio de cientos de aves y su refugio personal también.

“La Florida nace hace más de 8 años cuando adquirimos este terreno, pero no sabíamos la riqueza que aquí teníamos. Hace tres años fui a un evento de la Colombia Bird Fair y quedé fascinado, eso me cambió la vida”, precisó don Javier.

Las aves conquistaron tanto a Javier y a su esposa que pasó de saberse todas las normas propias del Derecho, las leyes y las obligaciones, a memorizar el nombre de cerca de 600 especies de aves y los colores que los caracterizan.

“Este cambio de abogado a pajarero fue un cambio increíble. Lo primero fue que me trajo mucha tranquilidad por obvias razones y por estar en contacto con el verde, con el bosque y con tantas especies de aves. Es también la realización de un deseo de no vivir una sola vida en esta única oportunidad que tenemos en la tierra”, insiste el fundador de ‘La Florida’.

“El ave que más buscan en esta hectárea y 3.000 metros cuadrados es la Tángara Multicolor, por su color, por su belleza y también porque es endémica de nuestro país”, añade Javier.

El Valle del Cauca cuenta con decenas de sitios para avistar aves, algunas de las favoritas son el Alto Anchicayá, Laguna de Sonso, Cañón de Río Bravo, Kilómetro 18, Chicoral Alto Dapa, Humedales y arrozales en Jamundí, y claramente la zona urbana de Cali.

“Personas de todo el mundo vienen a ver estas aves maravillosas y quedan encantados de la riqueza que hay en la ciudad. Un espectáculo que nadie se quiere perder”, puntualiza la investigadora Ángela Posada-Swafford

Cali ha abrazado la exuberante belleza natural que la rodea en su lucha contra la deforestación si se tienen en cuenta las cifras. Hacia 1990, Colombia contaba con 64,8 millones de hectáreas de bosque, lo que equivalía al 56,4% a toda la extensión del país. Sin embargo, en la medición más reciente realizada en 2021, se registró una preocupante disminución de 5,4 millones de hectáreas, una pérdida que la capital del Valle del Cauca se ha propuesto frenar.

“Recientemente Cali ha sido catalogada como ‘Ciudad Árbol’, por sus más de 400.000 individuos arbóreos en su superficie que se encuentran aquí y que se pueden encontrar tanto en la zona urbana, como en la zona rural, donde nacen los ríos, en los cerros tutelares”, apunta la directora del Dagma.

La ciudad cuenta con áreas de conservación que se alzan como guardianes de la biodiversidad, protegiendo los tesoros ocultos que yacen en sus bosques y ríos. Son espacios sagrados que nos enseñan que la armonía entre el ser humano y la naturaleza es posible.

 Espacios que permiten que vivan los emprendimientos como el de Javier en ‘La Florida’, donde les da empleo a 3 personas, pues avistar aves también conlleva a vender desayunos, almuerzos y hasta ofrecer hospedaje.

“Soy feliz, aquí indudablemente soy feliz”, cuenta Javier con una notoria sonrisa en su rostro.

De acuerdo con cifras oficiales, Cali tiene un 30% en zona urbana, es decir, la ciudad, pero su 70% está compuesta por una zona rural que es totalmente valiosa para preservar los 7 ríos que bañan la ciudad. Un tema que ha hecho que se reactiven apuestas por un urbanismo consciente y que invite a soñar en verde.

“Esa zona rural es de preservación hídrica. El caleño reconoce que su mayor riqueza es el agua, nosotros estamos sobre una gran superficie y contamos con importantes corredores ecológicos que debemos cuidar”, afirma la directora del Dagma.

Sin embargo, el río más grande que cruza a Cali, el río Cauca, parece agonizar en su paso por la capital del Valle y preocupa a los más expertos.

“Al río Cauca, que es un gran tesoro, lo tenemos muy descuidado. Si los ingleses limpiaron el río Támesis, el río Cauca tiene que poder hacer eso. Hoy en día es un basurero, algo que no puede ser”, exhortó la investigadora Posada Swaffort.

Ante esto, la CVC ha puesto en marcha estrategias para proteger y conservar el gran río Cauca, construyendo Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) para limpiar aguas residuales, además, hacen educación ambiental, siembran miles de peces, y hasta sacan a flote un barco escuela para generar consciencia.

Se trata de una especie de abrazo solidario en el que autoridades y comunidad para trabajar incansablemente por asegurar un futuro donde el río Cauca siga fluyendo con vida y abundancia.

“Necesitamos que las comunidades crean en el trabajo que estamos haciendo, pero que sobre todo nos ayuden a cuidar los recursos naturales, todo está conectado, si no tenemos agua no vamos a poder vivir, si no tenemos bosques se calienta el planeta, si no tenemos suelo no vamos a poder cultivar nuestros alimentos. Debemos trabajar unidos en la búsqueda de la protección de nuestros recursos naturales”, insiste el director de la CVC.

A Cali no le da miedo enfrentarse a nada y hoy se alza con determinación para frenar el cambio climático.  En su búsqueda por preservar y proteger el ambiente, la ciudad ha creado impresionantes parques de conservación, como el Corazón de Pance, un tesoro natural de 920.000 metros cuadrados, destinados a convertirse en un pulmón verde vibrante, que acoge una gran diversidad biológica, y que apuesta a la reconciliación del ser humano con su entorno natural.

“Todos los caleños tienen algo que ver con Pance, aquí hay historia de hace miles de años y este ecoparque busca recuperar, pero, sobre todo, salvar la riqueza de nuestro río, de nuestra fauna, de nuestros Farallones”, precisa Daniel Ascuntar Rios, Asesor Dirección del Dagma

El Ecoparque Corazón de Pance le coloca un “stop” a las urbanizaciones y le da luz verde al respeto de la vida, un respeto que toda la ciudadanía debe acatar.  

“Vivir en Pance es muy sabroso, todos quisiéramos vivir en Pance, pero el ecoparque frena a esas urbanizaciones que venían como depredadoras del entorno, se tenía que generar mecanismos de control que pudiera seguir manteniendo un espacio público pensado para que las personas lo puedan disfrutar y se extienda a través de las generaciones”, añade Rios.

Y así, entre aves de colores, huertas que dan vida y entidades que trabajan contra reloj, Cali, la precursora de la independencia, ahora busca ser la precursora de un futuro sostenible, una ciudad que le hace frente al cambio climático y que preserva su diversidad biológica.

“Personas de todo el mundo vienen a ver estas aves maravillosas y quedan encantados de la riqueza que hay en la ciudad. Un espectáculo que nadie se quiere perder”

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