Yo Pazcífico: joyería que revindica la historia afrocolombiana
Las joyas de esta marca están inspiradas en las grandes dinastías africanas, como la del emperador de Mali, Mansa Musa, y en las figuras poderosas que han sido eclipsadas por una historia escrita desde la opresión.
Autores: Luna Palma, Felipe Castillo y Nathalia Aguilar
Facultad de Humanidades y Artes
La silueta de Falon Murillo es el logo de ‘Yo Pazcífico’
“La historia negra no comienza con la esclavitud” y va más allá del dolor, la carencia y lo negativo que se pueda mostrar en los medios. Así lo asegura Falon Murillo, artesana, diseñadora y poeta del Pacífico colombiano.
Pero la historia de Yo Pazcífico no solo se cuenta con metal y piedras, también se hace con poesía.
Murillo explicó la importancia de la joyería artesanal en la reconstrucción de la identidad de la diáspora afrocolombiana y cómo, a través de su marca Yo Pazcífico, hace una apuesta estética que busca transformar las percepciones culturales y narrar la verdad de la historia y cultura afro, “esa verdad que el mundo no conoce”.
Fundada hace seis años, Yo Pazcífico nace con el propósito de revindicar y visibilizar una historia afrocolombiana que es relegada a un segundo plano. Más que una línea de joyería artesanal, Yo Pazcífico es un manifiesto cultural, según la joyera.
“Nos estamos narrando a nosotros mismos, no es de otras voces”, afirma con convicción. destacando la importancia de que la diáspora afrocolombiana construya su propio significado. A través de cada pieza, la marca invita a conectarse con una rica herencia cultural que ha sido ignorada o malinterpretada a lo largo de los años. “Queremos entregar la verdad de las culturas negras en el mundo, esa verdad que el mundo no conoce”, agregó Murillo.
La diseñadora compone historia a través de los accesorios.
Y justo eso es lo que Stefanny Castillo siente cuando usa la joyería de esta marca; ella tuvo la oportunidad de comprar un par de aretes con forma de trinche. “Estos aretes son una demostración de lo dedicada que soy con mi cabello, con lo mucho que representa para mi llevarlo natural, adornarlo y hacer con él infinidades de peinados”.
Agregó que los aretes son muy cómodos, porque “son livianos, fáciles de cargar, puedo hasta dormir con ellos sin sentirlos, hacen que mi rostro luzca mejor y el material es super bueno, no han cambiado su color a pesar de que hasta a la ducha entro con ellos”.
Las joyas de esta marca están inspiradas en las grandes dinastías africanas, como la del emperador de Mali, Mansa Musa, y en las figuras poderosas que han sido eclipsadas por una historia escrita desde la opresión. “Cada joya es una narración del territorio, una construcción de paz y un símbolo de economías sostenibles y solidarias para las regiones del Pacífico colombiano”, señala Murillo.
Collares del territorio colombiano
Carmen Palacios es otra nueva clienta de la marca, que compró una pulsera elaborada a mano y bañada en oro; “me fascina, su estilo es muy atractivo e incluye una piedra muy curiosa, que me lleva a la costa Pacífica, me hace recordar las conchas que se encuentran en el mar. Su color es perfecto y resalta mi hermosa piel negra”.
Pero la historia de Yo Pazcífico no solo se cuenta con metal y piedras, también se hace con poesía. “La poesía soy yo y ahí está narrada”, declara Murillo, ya que, para ella cada pieza de joyería es una extensión de su arte poético, una forma de hacer tangible la esencia de la palabra, y una forma en la que las personas que visten estas joyas pueden, al igual que Falon, ser una extensión de la poesía que surge alrededor de la cultura afro.
La propuesta de Yo Pazcífico no solo es estética, sino profundamente cultural y política. Al ser una marca afro-centrada, muestra una historia distinta, que desafía las narrativas convencionales sobre lo que significa ser afrodescendiente. “Somos una región rica en todos los sentidos de la palabra”, concluye Murillo, recordando que el Pacífico colombiano tiene mucho más que ofrecer que lo que popularmente se cree que es esta región.
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Ritmos y sonidos del Festival Petronio Álvarez 2024
Autoras: Catalina Burbano Martínez y Alejandra Galíndez Agredo
Facultad de Humanidades y Artes
Los asistentes disfrutaron los ritmos y colores del Petronio
Al compás del currulao, el bunde, el aguabajo y la chirimía, las agrupaciones Tabaco, Mi raza (ganadores en el año 2014), Kinteto Pacífico y Pacífico Libre contagiaron a caleños y turistas que se concentraron en el bulevar del río de Cali con los ritmos del litoral y los enamoraron con su cultura.
La chirimía es un estilo musical de Colombia, del centro-norte del Chocó, arriba de la desembocadura del río San Juan.
El grupo de danzas Estímulo fue el encargado de abrir la tarima y prender el ambiente en el Bulevar. A través de sus coreografías ancestrales, los niños que lo integran deslumbraron al público. El escenario recibió sucesivamente a las demás agrupaciones musicales que, con el sonido de sus instrumentos, transportaron a los presentes a las costas del Pacífico colombiano.
“Escoger el bulevar es una buena idea, ya que ha adquirido mucha relevancia en la cuidad, es un espacio netamente cultural donde se viven diferentes manifestaciones culturales”, aseguró Jayco Campaz, corista de la agrupación Tabaco.
La Secretaría de Cultura de Cali, con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones y el Ministerio de Cultura, llevaron por primera vez el festival Petronio Álvarez a un escenario diferente al tradicional, que desde hace unos años está en la Unidad Deportiva Alberto Galindo. Por su ubicación estratégica y la capacidad para acoger a muchos asistentes, este año, el Bulevar del Río permitió también resaltar la riqueza cultural del Pacífico.
Y es que la Unidad Deportiva “se nos está quedando chica, ya que alberga demasiadas personas, entonces había la necesidad de descentralizarlo, Cali como es tan grande y hay personas que no pueden acudir a ese espacio, entonces se abre para que otras personas desde los diferentes lugares puedan tener acceso a la cultura del Pacífico”, agregó Campaz.
Conexión entre el alma del Pacífico y las nuevas generaciones.
Para él, lo que hace diferente este espacio es que “no hay ningún tipo de restricción para que la gente llegue, la gente puede entrar y salir cuando lo quiera hacer. Lo que se hace en este escenario es lo mismo que ocurre en el escenario central, porque se está difundiendo de tal forma que está llegando a más personas”.
El Petronio en el bulevar del río fue más que música y baile. Diez stands a los costados de la tarima estuvieron presentes con estética afro y bebidas de esa región, sumergiendo a los visitantes en la cultura de su territorio. Nombres como Afromila, Palenkun, Xpresion azul y Africalive sonaban entre los puestos. Este espacio permitió a estos emprendimientos, que no quedaron dentro de la ciudadela, tener ingresos derivados del festival.
Este fue un encuentro vibrante de almas y cultura.
“Este espacio que han creado aquí en la zona del bulevar es súper bacano, porque te permite tener a los artistas más cerca, a las muestras de artesanías y de las bebidas ancestrales mucho más accesibles y se puede disfrutar de esta música que nos recuerda esta cultura”, afirmó Camila Gamboa, funcionaria de la Secretaría de Turismo de Cali.
El sol comenzó su descenso en el bulevar, que se convirtió en un pedazo del Pacífico en el corazón de la ciudad. El Petronio Álvarez logró llenar el paseo del río con la cultura afro y se convirtió en testigo de que el Pacífico no conoce fronteras cuando se trata de celebrar la tradición y la vida.
Resumen de lo que se vivió en el escenario descentralizado del Petronio Álvarez en el bulevar del río.
“
Escoger el bulevar es una buena idea, ya que ha adquirido mucha relevancia en la cuidad, es un espacio netamente cultural donde se viven diferentes manifestaciones culturales”.
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La comida del Pacífico, sabores y colores ancestrales
Conoce algunas de las comidas tradicionales ofrecidas en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez.
Autora: Sofía Gil-Quintero
Facultad de Humanidades y Artes
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
¡El Festival Petronio Álvarez no solo es música, también es comida! Descubre la infinita riqueza de la comida del Pacífico colombiano, repleta de sabores y colores que despiertan el gusto por alimentos sembrados y recogidos de los suelos y las aguas colombianas.
La riqueza del Pacífico colombiano se aprecia a través de la gran variedad de sus alimentos
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
Mariscos y crustáceos
El ceviche de camarón es, sin duda, uno de los platos más vendidos en Festival Petronio Álvarez.
Los camarones son crustáceos decápodos y el Pacífico colombiano está repleto de ellos. Se pueden encontrar tanto en agua salada como en agua dulce; y no solo se encuentran en Colombia, sino en todo el mundo.
Sin embargo, su preparación varía según el lugar en donde sean preparados. Tradicionalmente, en la costa Pacífica de Colombia se cocinan camarones marinados con jugo de limón o naranja agria, cilantro, sal, cebolla picada y, si se desea, se pueden acompañar con galletas de soda.
Además, los camarones se pueden mezclar con otros mariscos, como la piangua y la jaiba, creando recetas únicas y ancestrales del Pacífico colombiano, tales como el arroz encocado.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
Pescados de mar y río
Los pescados tienen una gran presencia en la comida del Festival Petronio Álvarez, donde se les puede encontrar tanto de mar como de río, fritos o sudados; pero todos con la exquisites digna del Pacífico colombiano.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
El tamal, símbolo de la comida colombiana
El tamal, sea de la carne que sea, es una comida representativa de la cocina colombiana. En el Petronio Álvarez se ofrece una variedad atractiva: el tamal de piangua.
La piangua es un molusco que vive en los manglares. Las mujeres del Pacífico, como tradición ancestral, se han dedicado a ‘pianguar’, es decir, a recolectar dicho molusco, tarea ardua pero ancestral.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
Frutos ancestrales
¡Qué mejor que una lulada para el calor que hace en Cali! Esta bebida tradicional de la ciudad refresca las gargantas de quienes comen y bailan en el Festival Petronio Álvarez.
El origen de la lulada es incierto, pero se sabe que nació en Cali gracias a que el lulo es una fruta típica de la región del Valle del Cauca. A diferencia de un jugo de lulo común o de un champús —otra bebida tradicional—, la lulada resalta por los trozos de fruta que se maceran con la mano, para que esta quede casi intacta al tomarla.
El chontaduro no es solo una fruta, es también cultura y tradición. Fue declarado el fruto del Siglo XXI por la OMS -Organización Mundial de la Salud- y es uno de los orgullos de Cali y su gran variedad frutal.
Este fruto, proveniente de la palmera Bactris Gasipaes, presenta una gran variedad de colores, que pasan del naranja y el granate al verde; asimismo, se encuentra en diferentes tamaños, dependiendo del lugar y la variedad, en una constate de los tres a los diez centímetros.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
Pan y harinas artesanales
El Petronio Álvarez amasa su cultura ofreciendo panes artesanales hechos con la antigua sabiduría de los panaderos que han convertido el pamde Cali en un alimento tradicional de la región.
Natalia González y Miguel Ángel Millán, 2024.
“
Según la OMS, el chontaduro podría convertirse en el cultivo del siglo XXI”.
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Desde Nariño llegaron Matilde y Mama Julia, integrantes del Grupo Artesanas Unidas Cantautoras de Tumaco. Ellas trabajan y se esfuerzan para rescatar la memoria Afrocolombiana y mantener toda una ideosincracia rica en tradición, artesanías, música, vestidos y la sabiduría de muchos años en su labor.
Matilde y Mama Julia, no conformes con su gestión en el grupo de artesanas y cantautoras, también fueron precursoras de la Fundación José Del Artesano, que lleva más de 18 años de existencia. “Tenemos semilleros de niños a los que se les enseña artesanías, bailes tradicionales y la historia de los ancestros”, explica Mama Julia; entre los saberes que aprenden en el semillero están los collares afro, comúnmente utilizados como amuletos de suerte, de amor o de protección. También ayudan a las madres cabeza de hogar a generar ingresos por medio de artesanías, bailes, fabricación de bebidas o preparación de comidas típicas de la región. Gracias a esta labor, no sólo se ve cómo ambas mujeres junto con los demás integrantes de la fundación generan herramientas para el desarrollo, sino que también trabajan por preservar sus raíces y conservar fuerte su cultura. Matilde cuenta que su vocación está en ser una maestra y una guía de su cultura, que todo lo que sus ancestros les han enseñado no debe perderse en el devenir de los años. Por el contrario, que las nuevas generaciones, en los espacios que brinda el grupo aguerrido de mujeres del cual hace parte, puedan volverse líderes de su comunidad y alzar la voz para que su legado trascienda, se conserve y sea reconocido tanto a nivel nacional como internacional, haciendo resistencia también a los problemas que se enfrentan actualmente en Colombia y llevando un mensaje de paz y amor por su tradición, con el fin de sostener lo que por años han llevado como una riqueza en sabiduría y prácticas culturales visualizadas en las raíces de su territorio.
Es importante ser consientes del tejido social que se ha venido construyendo por años gracias a la labor de los ancestros, el valor y la riqueza cultural de la que hacen parte, lo meritorio que es conservarla y por medio de apoyo y acciones, darle reconocimiento.
Una tarde calurosa se vivía el lunes 8 de agosto en la ciudad; múltiples generaciones se dieron cita a las afueras del teatro Jorge Isaacs, donde soportaron largas filas para acceder al escenario cultural, situación que no fue impedimento para reunirse con amigos o familiares en medio de conversaciones y fotos del recuerdo.
Al ingresar, se aprecia en los corredores muchas personas de logística guiando a cada grupo a sus camerinos o a la sala de espera donde les informan que en pocos minutos se presentarán.
Por otro lado, en el quinto piso, están en el camerino 11 integrantes del grupo Frutos del López de Micay, dirigidos por la docente María Nangli Arboleda Giménez; con actitud positiva ensayan las canciones que van a tocar en su presentación. El deseo de este grupo de estudiantes es dar a conocer la música y su municipio.
Para alcanzar esta meta, Nangli viene trabajando desde hace tres años con el apoyo del instructor de música Didier Jesús Agua Limpia, en cada ensayo que tienen jóvenes y niños de la comunidad, cuyas edades van de 5 a 17 años.
Mientras Nangli organiza a sus estudiantes y hacen calentamiento de voces, ingresa al camerino un joven de logística e informa que ya deben bajar y prepararse para su presentación.
En la sala, antes de ingresar al escenario, hacen una pequeña oración con una petición: que todo salga bien. Además, dan gracias por la oportunidad de estar en este lugar mágico y lleno de variedad multicultural.
¿Cómo lograron llegar hasta esta presentación?
Con una sonrisa que refleja lo orgullosa que esta de sus alumnos, Nangli comenta: “mis muchachos llegaron al Petronito por su talento y con el apoyo del alcalde del municipio, amigos, padres de los integrantes y el compositor Hugo Candelario, entre otros”.
En medio del caos -porque mientras entra un grupo al escenario, sale otro-, llega el alcalde de Micay, Wilmer Adher Riascos Arboleda, para animarlos y desearles una buena presentación.
Llega el momento tan esperado, un hombre alto, con voz gruesa y listado en mano, llama al grupo ‘Frutos López de Micay’, es hora de entrar al escenario”.
En tarima, jóvenes y niños parecen adultos mientras tocan cada instrumento; además, el público disfruta y lo demuestra sacando sus pañuelos para menearlos de un lado al otro al ritmo de la música.
El talento de estos hombres y mujeres llama la atención de los periodistas de un medio nacional que los aborda porque están interesados en su municipio, que será incluido en un documental que están elaborando acerca de la cultura del Pacífico.
Valle del Cauca destaca en cultivo de algodón con semillas genéticamente modificadas, aumentando productividad y tolerancia a plagas. La siembra de algodón en 2023 se realizó de febrero-abril, con cosecha esperada en octubre-noviembre. pic.twitter.com/Ie1joNyLZ9