Enseñanzas cruzadas: memorias para la reconciliación.

“La única diferencia con Colombia y el proceso de paz son 70 años de perspectiva histórica”, aseguró el profesor argentino Mario Sinay, experto en conflictos internacionales y en historia de la Segunda Guerra Mundial.

Mario Sinay junto al docente Víctor Aguirre en entrevista para La Radio USC.

Durante una conferencia en Unimedios, de la USC, Sinay explicó, con frases significativas, cómo quienes enfrentaron situaciones de peligro decidieron luchar por sus vidas. Uno de ellos, Ytzak Wittenberg, en claro desafío contra los nazis, sabiendo que las probabilidades de perder eran altas, dijo: si la muerte es inevitable y la victoria imposible… luchemos por morir de pie.

Contó una experiencia en la cual su hijo, cuando se encontraba prestando servicio militar en Israel, iba a bordo de un tanque y un grupo grande de niños palestinos escupían y le tiraban rocas. No sabía cómo reaccionar, llamó a su padre, quien le dijo si su vida corría peligro que los matara, disparara. Su hijo no lo hizo pues estaba a salvo dentro del tanque, y así trazó su propio destino.

El conversatorio terminó con la imagen de unos niños huérfanos que sostenían un cartel que decía: “Ama a tu prójimo más que a ti mismo”, dejando una gran enseñanza, ya que ellos perdieron a sus seres queridos, víctimas de los nazis y supieron perdonar. Los colombianos, reflexionó, en el proceso que se está desarrollando, deberían empezar a perdonar. Es un proceso lento y duradero y quizás esta generación no la alcance a ver, pero existe la esperanza de ver a Colombia en paz en un futuro, remató.

 Por: Luisa Fernanda López y Wilson Albornoz Sotoombre

  Yulieth Morales – pauyuli0812@gmail.com

LA REUNIÓN DEL PRESIDENTE CON SANTOS

Uribe pondrá como si fuese el presidente, las condiciones de cualquier desbloqueo. Santos, como si no fuese el presidente, tendrá que aceptarlas la mayoría de las condiciones. No importa que fuesen inamovibles en los acuerdos fallidos de La Habana. Santos será ahora no el Jefe de Estado, será el negociador principal de Uribe ante las FARC… triste y vergonzoso, pero cierto.


Hay muchas expectativas, demasiadas, puestas en el resultado de la reunión entre el presidente y Santos… y es así, pues los resultados del plebiscito han obligado desde el realismo político que veamos que  ahora las piezas blancas están en manos de Álvaro Uribe y las negras en manos de Juan Manuel Santos.

Los resultados del plebiscito han demostrado que las minorías del Senado, el Centro Democrático tienen el control político de la agenda nacional y el gobierno y las mayorías del senado poco o nada pueden hacer luego que los ¨barones políticos¨ demostraran una franca incapacidad: de Serpa, Gaviria, Sánchez Cristo y otros tantos que poco hicieron por el SI en sus territorios ¨feudales¨.

Uribe y los otros (mejor decir solo eso), sorprendidos por el NO victorioso, han tenido que construir  posturas ante esta llamada zona gris, que no es otra que lo inesperado posible. Ahora conversan y saldrán fortalecidos todos, presidenciables los alfiles del Centro Democrático y rencauchados otros como Pastrana y Marta Lucia.

El escenario que se abre es tripartito y no de unidad nacional, que quede claro. Santos, FARC y Uribe. Santos  acorralado ha tenido que llamar a dialogar, Uribe ha aparecido pausado y calculador, mientras las FARC expectantes pero decisor de cualquier propuesta que aparezca.

Uribe ha mostrado unas cartas en la primera vuelta: amnistía para guerrilleros sin implicación en delitos de lesa humanidad, seguridad plena para ellos, garantía de trato justo a los militares implicados en delitos del conflicto y reajuste a la justicia sobre los jefes guerrilleros.

Las FARC han mostrado disponibilidad de dialogar en estas circunstancias pero han reaccionado ante el anuncio del Establecimiento de un alto al fuego con término al 31 de octubre dando órdenes de repliegue a sus columnas y frentes a posiciones defensivas y comenzar a fijar posturas de no negociación ante lo acordado pública  e internacionalmente.

Santos derrotado por las mayorías; (simple, la votante), (amplia, la que se abstuvo) tendrá que aceptar condiciones del NO para terminar solicitando a las FARC flexibilidad y comprensión de este enorme error de cálculo por impensado que fuera así.

Mientras, la disidencia del frente #1 de las FARC estará capitalizando, junto al ELN esta situación para decisiones ulteriores. A la vez, los partidos políticos de derecha y de izquierda, habrán visto que existe una nueva ciudadanía que ha decidido votar contra lo impensable por razones muy diversas. Queriendo la paz, pero rechazando los acuerdos firmados.

Tal vez esto último, el papel de un voto de opinión, es lo más importante que hemos visto. Un voto que ha decidido ser desobediente en parte, en su mayoría a arriesgar a ser tildado de guerrerista o irracional por decir NO al acuerdo de La Habana y otro que ha optado pese a toda la campaña mediática de fuerte carga emotiva a optar por un SI sabiendo que los acuerdos eran imperfectos. Mucho valor hay que tener en ambos casos. La política colombiana será diferente desde ahora porque todo es posible si hay consenso desde la diferencia en un punto.

Veremos dos discursos cercanos pero diferentes. Santos se apropiará del espacio oficial, la Casa de Nariño, tratando de ganar en institucionalidad y el NO lo hará fuera de esos límites espaciales para marcar independencia. Ambos evocaran la paz como fin, pero con perspectivas diferentes que estarán sobre la mesa en un juego de dominó que pasa a ser de 2 a  4 jugadores con la integración al juego de las FARC y el Gobierno las del uribismo y la sociedad civil del NO.

Ahora las fichas ya no serán 28, hasta el doble 6; donde es fácil saber con experiencia las que tiene el contrario. Ahora creo que será con 55, hasta el doble 9, donde quedan muchas por fuera y las probabilidades de incertidumbre son altas.

Mucho valor, mucho amor de patria, tendrá que poner cada jugador para que la paz en este juego, termine con el doble blanco en la mesa y no el doble nueve como símbolo más víctimas.

  

 Pedro Pablo Aguilera 

Director del Departamento de Humanidades y Artes Universidad Santiago de Cali.

DEL REALISMO TRÁGICO AL REALISMO POLÍTICO EN LOS TIEMPOS DE LA INCERTIDUMBRE

DEL REALISMO TRÁGICO AL REALISMO POLÍTICO EN LOS TIEMPOS DE LA INCERTIDUMBRE

Autores: Pedro Pablo Aguilera | Juan C Calvache

Facultad de Humanidades y Artes

En verdad el NO sorprendió a todos. Incluso el analista-senCOLERAlfredo Rangel ayer en su intervención del CANAL UNO, afirmaba, confesaba que calladamente los círculos del NO se hubieran sentido ganadores si hubieran perdido por un margen de 10 puntos. Es decir, el NO, no se esperaba esa victoria, como el SI, nunca consideró la opción del NO como victoriosa. Por ello nadie sabe qué hacer hoy con la victoria de unos y la derrota de otros.

En los detalles está muchas veces la causa de los desastres más grandes de la vida. Por ello es importante mirar a todas partes, ver idealmente, anticipadamente esos detalles pasajeros. Lo sucedido en el plebiscito en Colombia por inesperado no dejaba de ser posible y lo fue.
El día de la firma protocolar en Cartagena, el 26 de septiembre amanecí camino a la universidad (en bici) y esperaba ver a todos con la camiseta de la selección Colombia, a los taxistas con banderitas de Colombia y a las panaderías y casas con banderas de Colombia; para mí creía que luego del día de la independencia este sería el más importante; pero no fue así. La ciudad, la gente estaba muy callada como cualquier lunes del año. Ese signo llamativo para mí no lo supe leer bien y era una señal clara de lo que vendría en forma silenciosa, en forma de apatía o como convicción total a derrotar el SI el día 2 de octubre.

Me dicen que las encuestas se equivocaron. No, las encuestas técnicamente estaban bien diseñadas, pero lo que nadie puede programar es bipolaridad discursiva de decir que quiero la paz y no ejerzo el voto o lo hago negativamente. Eso no es culpa de las encuestas es de una construcción sociológica de la simulación tras años, décadas de violencia, corrupción y escepticismo en la ¨democracia¨ más antigua de Suramérica. Es más una costumbre del juego sucio desde la época del frente nacional, pasando por el sometimiento del Estado a las exigencias de la mafia de Escobar, hasta las promesas de exterminar las guerrillas por la vía militar en un periodo de cuatro años y que ahora en acto de populismo por la torpeza política sitúan al país en la incertidumbre y capitalizando las opciones al sector más conservador.
Ahora bien, como dicen los chicos ¨lo que pasó, pasó¨ ¿Qué hacer ahora?….o mejor, el que dijo NO que proponga la solución definitiva al asunto de la guerra que no sea volver a la sangre.
Hechos ante nosotros:
Polarización in extremis de la realidad política y social.
Una crisis de legitimidad y autoridad parcialmente cubierta, con un breve discurso presidencial en cadena nacional donde la ausencia del vicepresidente hizo evidente la fractura del ejecutivo.

Una alianza de partidos de gobierno con mayoría absoluta en el Senado que ha sido derrotada en su agenda de Paz por el pueblo, pues no hay quien sea capaz de decir que en este país hay una oligarquía de 6 000 000 de votantes.
Una oposición que siendo minoría captó (sea como sea) la opinión del pueblo.
Una debate mediático sin cuartel en donde razones vs emociones hizo de estas últimas la ganadora. (Este tema amerita un profundo análisis).
Un país que muestra un mapa en donde las zonas de influencia mayor del paramilitarismo inclinaron la balanza al NO y en donde las víctimas del conflicto sufrieron más sus embates dijeron SI.

Un país en donde el campo mayoritariamente voto SI y un país en donde el sector urbano o se abstuvo en gran % o voto NO.
Un país en donde se quiere la paz, pero no como fue acordada; siendo la aplicación de justicia a los victimarios, la participación política, tierras y la reparación a las víctimas los ejes de la discordia.

Unas FARC que reciben un voto de castigo y de no credibilidad desde el ¨pueblo¨ que han dicho defender, tras años de errores con alto costo político como fueron los secuestros, el ataque a poblaciones civiles, el reclutamiento forzoso a menores de edad y el vínculo al narcotráfico por las razones que fuera.
El gobierno ha perdido su espacio de confort que creyó tener y se sitúa ante el mundo como el gobierno británico cuando el Brexit con la diferencia que los modelos de gobierno son diferentes y las culturas de la praxis política distan mucho; pero peor imposible.

La ausencia de un PLAN B ahora, demuestra la autosuficiencia y falta de mirada política estratégica del equipo de gobierno que primero sin necesidad, se lanzó a un plebiscito y luego, no fue capaz de convocar y convencer a las mayorías para ganarlo.

Esta es la realidad y ahora quedan cuatro caminos que siempre buscaran el beneficio de los candidatos a la presidencia, pero no a los del actual; es decir ese Premio Nobel se perdió.

1.Una Constituyente: salida en donde los dos extremos de la política colombiana han coincidido: FARC y Centro Democrático; pero que en la coyuntura política actual favorecerá a los segundos y puede situar al país ante un retroceso de la Constitución del 1991. Una recomposición de un Frente Nacional en la lógica del presente se hace poco viable y los partidos pequeños no estarían en la mejor disposición de perder los espacios alcanzados. Cualquiera puede ver eso.

2.Renegociación: Significaría entrar a hacer movibles los inamovibles de las FARC, sistema de justicia sobre ellos, participación política y reparación. Esta vía sería posible, pero llevaría tiempo y existe un limbo sobre los guerrilleros en las zonas de desmovilización que aún mantienen las armas y requerirán sostenimiento y garantías. Quién más perderían serían los jefes que se mantendrían en La Habana y abrirían un espacio de nuevos liderazgos en el terreno que no necesariamente mantendrían lealtad. Las rupturas de disidentes podrían ser alarmantes y darse la conexión entre vasos comunicantes entre FARC y el ELN quien ahora se siente fortalecido políticamente ante los hechos y dudas del proceso de paz.

3.Por acto legislativo del Congreso de la República; se podrían ratificar los acuerdos de La Habana. Tal posibilidad podría ser expedita, pero políticamente costosa pues sería un desconocimiento de la voluntad popular.

4.Un Pacto Nacional que incluya a todas las fuerzas vivas no solo al Centro Democrático sino a otros sectores políticos y sociales y que implicará voluntad y renegociar con las FARC, un impase con las consecuencias antes mencionadas en la renegociación y una agenda que tendrá replanteo de las partes.

Esta es la realidad con implicaciones políticas para cada actor político de Colombia, incluyendo la sociedad civil. Santos no podrá perder más, las Farc en sus altos mandos saben que perderán credibilidad y autoridad ante sus columnas que con temor ya comienzan a replegarse de las zonas de concentración sin saber que pasará, el Centro Democrático en verdad no sabe qué hacer pues nunca pensó ganar, la sociedad civil verá haber sido un peón para nada y el único que se oculta para saltar a la presidencia es Vargas Lleras.
Ante esto, los medios de comunicación, que han jugado un triste papel como instrumentos del juego político del Centro Democrático deben decidir si van a seguir en una agenda política de odios, venganza y sensacionalismo o pasar a desarmar la palabra y los lentes para ser un facilitador de un país en una crisis política, jurídica y de consecuencias económicas inéditas en Colombia.
Al parecer, la “sociedad de los legales” no está en capacidad de acoger a ese grupo de colombianos decididos a declinar la vía armada con mil errores y horrores cometidos y que a pesar de no haber sido derrotados en la guerra, piden reconocimiento social y político para integrarse al orden institucional que siempre los ha marginado.
Lo cierto, es que el camino de la paz fue obstruido pero no está cerrado y todo está por ver.

 Un país en donde se quiere la paz, pero no como fue acordada; siendo la aplicación de justicia a los victimarios, la participación política, tierras y la reparación a las víctimas los ejes de la discordia.

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PEDAGOGÍA DE PAZ: Estrategias de construcción de paz

El Departamento de Humanidades de la Universidad Santiago de Cali, en compañía del observatorio de medios y el equipo de trabajo de la Vicerrectoría, lanzó una encuesta desarrollada en dos etapas a lo largo del mes de octubre, con el fin de conocer la intención de voto del estudiantado y su conocimiento sobre los documentos finales de los acuerdos.


Pedro Pablo Aguilera, Director del Departamento, explicó que la encuesta fue desarrollada con alto rigor metodológico, y que en ella participaron 2.237 personas diferenciadas por facultades. Se aplicó en una muestra aleatoria simple permitiendo participación independientemente de sexo, jornada, estratos, etc.

La pedagogía realizada intensivamente en el último mes a través de diferentes ponencias, seminarios y videoconferencias con argumentos desde distintas perspectivas y enfoques, arrojó buenos resultados en la intención de voto por el SÍ.

Foto tomada del grupo Gicovi

Se estima, según los resultados de la última encuesta, que la población santiaguina que presentaba un alto nivel de desconocimiento sobre los acuerdos del plebiscito, pasó a estar enterada hasta en un 83%, lo cual se considera relevante en tanto permite votar a conciencia y no bajo especulaciones.

En los datos de la encuesta se estableció que hubo votación ascendente a favor del SI, con estadísticas de 66% por el SI, y 34% por el NO. Se espera que esto se vea reflejado el 02 de octubre en las urnas con el objetivo de construir un nuevo país.

Foto tomada del grupo Gicovi

“aseguró el Director del Departamento de Humanidades”]“Quisiéramos que el país estuviera unánimemente con el SI, tenemos claro que los acuerdos en la Habana no hacen la paz, pero si son el punto de partida para empezar a construirla”.

Pedro Aguilera reiteró el compromiso de la USC con el SÍ, por ello parte de la responsabilidad universitaria es informar, educar y hacer Pedagogía de paz; resaltando que los jóvenes mostraron entre 83% y 85% de intención de voto, lo cual en un país con una alta tradición de abstencionismo, es un muy buen resultado.

Daniela Larrahondo Campo

La Paz y el Postconflicto en la USC

La Paz y el Postconflicto en la USC

Autores: Olga Behar

Facultad de Humanidades y Artes

El Vicerrector de la USC, Arturo Arenas Fernández, dialogó con nuestra directora Olga Behar sobre los retos para la academia colombiana en esta nueva etapa histórica para Colombia, marcada por el llamado ‘fin de la guerra’, surgido de las negociaciones de La Habana.

¿Cuál es ese rol que deberá cumplir la academia en la transición al Postconflicto?

La academia, como todos los sectores del país, está llamada a contribuir en alto grado a que se aclimaten los procesos de paz y lo que demanda el denominado Posconflicto. Tenemos una gran responsabilidad social y partiendo de nuestras funciones misionales de docencia, investigación, extensión y proyección social, facilitar que la sociedad en su conjunto se sensibilice, apropie y apoye este propósito nacional.

La USC ha lanzado su iniciativa para la Paz y el Postconflicto. ¿De qué manera se va a desarrollar?

La nuestra es una Universidad con 58 años de historia con un alto impacto en la región, siempre vinculada a los procesos sociales, económicos, políticos y culturales del suroccidente y el Pacífico colombiano.  

Diseñamos un plan para contribuir a ese gran anhelo nacional, con estrategias como el Observatorio de la paz y el posconflicto, mediante el cual nuestros grupos de investigación estudiarán estos fenómenos y harán seguimiento a lo que suceda, para que dicho conocimiento sirva para el diseño de acciones más eficientes y efectivas. Ya la Universidad destinó para 2016 un presupuesto de $500 millones.

Otra estrategia es la formación al servicio de la paz, brindando posibilidad de educación no solo a combatientes y reinsertados sino a las víctimas, con procesos de formación pertinentes, a su medida.

Así, quienes cumplan requisitos podrán ingresar a los pregrados y posgrados; pero también, para quienes no reúnen estos requisitos hemos diseñado un programa de formación para el trabajo y el emprendimiento para habilitarlos laboralmente y que puedan crear su propia fuente de empleo. Este programa lo queremos desarrollar con las alcaldías municipales porque es en estos entes territoriales donde se resolverá este proceso. Disponemos de un fondo propio de cerca de $ 3.000 mil millones, para becas y auxilios. Pero esos recursos y programas son insuficientes y por eso estamos gestionando apoyo nacional e internacional.

También diseñamos las acciones de intervención que desde su quehacer ofrecen las siete facultades de nuestra institución. Por ejemplo, las poblaciones necesitan acompañamiento psicosocial, atención en salud, asesoría legal, entre otros aspectos, programas nuestros como Psicología, Trabajo social, Medicina, Enfermería, Terapias, Derecho, Administración, serán muy útiles en estos casos.

Una tarea importante y difícil es lograr que la sociedad acoja bien a quienes por sus actuaciones se han ganado una imagen negativa. Es necesario propiciar acciones de inclusión, como lo hace nuestra institución y en las que también deben participar los demás sectores de la sociedad.

Uno de los grandes proyectos de la Universidad es la creación de un Centro de Memoria de las víctimas en el sur occidente colombiano. ¿En qué consiste?

Un viejo refrán dice: “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”. El Centro de Memoria recogerá lo sucedido con una perspectiva pedagógica formativa. La idea no es reunir elementos o artefactos para un museo sino reconstruir la historia para crear espacios de reflexión, análisis y dialogo. Este centro pretende ser un escenario pedagógico donde podamos acopiar materiales audiovisuales, escritos, sonoros, imágenes y, con la orientación de expertos, generar y  motivar una producción intelectual en torno a lo ocurrido y sobre todo hacer conciencia de que esa historia no puede repetirse, que es un asunto sobre el que debemos pasar la página para construir una nueva Colombia bajo otras perspectivas y posibilidades.

 Una tarea importante y difícil es lograr que la sociedad acoja bien a quienes por sus actuaciones se han ganado una imagen negativa.

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