Un libro que marca direcciones necesarias

Un libro que marca direcciones necesarias

Autor:  Pedro Pablo Aguilera

En un mundo donde la información circula a velocidades sin precedentes y la desinformación se ha convertido en un fenómeno global, el libro Ética y Moralidad en los Medios de Comunicación: Investigaciones y Propuestas, publicado por la Editorial Universidad Santiago de Cali bajo la coordinación de los editores científicos Luis Armando Muñoz Joven y Fernando Gutiérrez Atala,  y la colaboración de investigadores de Chile, Argentina, España y Colombia, emerge como una obra fundamental para comprender los dilemas éticos que enfrenta la comunicación, la publicidad y la transmedia junto al análisis de medios es y debe ser un eje en la formación curricular de todas las universidades.

Este volumen, estructurado en cuatro partes, reúne diversas investigaciones que analizan los retos y responsabilidades de los medios de comunicación en la era digital. Con un enfoque multidisciplinario, el libro no solo señala las fallas del periodismo actual, sino que también ofrece propuestas para fortalecer la ética en la profesión, la autorregulación de los medios y la alfabetización mediática de las audiencias. Es decir, la reflexión ética

El desafío de la desinformación

Uno de los ejes centrales del libro es el combate a la desinformación, una problemática que se ha exacerbado con la proliferación de plataformas digitales. En este sentido, se aborda el concepto de “comunicación sistemáticamente distorsionada”, un modelo que describe cómo la manipulación informativa afecta la construcción de la opinión pública. El capítulo titulado El modelo de comunicación sistemáticamente distorsionada de Luis Armando Muñoz Joven expone cómo los medios y las redes sociales pueden influir en la percepción ciudadana, erosionando el pensamiento crítico y favoreciendo narrativas sesgadas.

Asimismo, se examina el “ciclo vital” de los casos de desinformación, una propuesta analítica basada en la Ecología del Desarrollo Humano. Este enfoque permite entender cómo las noticias falsas se originan, se propagan y, en muchos casos, se consolidan como verdades dentro del ecosistema mediático.

Tecnología, IA y la ética en el periodismo

Otro de los grandes debates que plantea el libro es el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo. Con la creciente automatización de la producción de noticias y el uso de algoritmos para la personalización de contenidos, surge la pregunta: ¿puede la objetividad periodística ser matemáticamente programada?

El libro destaca cómo la IA puede ser tanto una herramienta para mejorar el periodismo como un riesgo si no se gestiona de manera ética y responsable. Se advierte sobre el peligro de la “datocracia”, un sistema donde el Big Data y la minería de datos pueden ser utilizados para manipular la opinión pública. Como bien señala uno de los capítulos: “La IA no es el enemigo, es la falta de dominio y uso responsable de ella”.

Además, se profundiza en el concepto del “filtro burbuja”, que explica cómo los algoritmos limitan la diversidad informativa a la que están expuestos los usuarios, reforzando sus creencias y reduciendo la posibilidad de un debate plural y fundamentado.

Libertad de expresión vs. desinformación

Uno de los aspectos más polémicos abordados en el libro es la delgada línea entre la libertad de expresión y la regulación de los contenidos para evitar la desinformación. ¿Hasta qué punto la moderación de contenidos es una forma de censura? ¿Existe un “terrorismo de palabra” que justifique restricciones en el discurso?

El capítulo Terrorismo de palabra, discurso del odio y desinformación analiza cómo ciertos discursos, aunque incómodos o controvertidos, deben ser protegidos dentro del marco de la libertad de expresión, siempre que no inciten a la violencia o vulneren derechos fundamentales.

El papel del periodismo en la sociedad digital

El libro también reflexiona sobre el rol cambiante del periodismo y cómo la lógica del mercado ha desplazado la función social de los medios. Como señala Robert Picard en una de las citas incluidas: “El periodismo ha de innovar y crear nuevos medios de recabar, procesar y distribuir la información de manera que los contenidos sean valiosos y no replicables en otras plataformas“.

Sin embargo, la presión por la rentabilidad y la inmediatez ha llevado a los medios a priorizar el impacto sobre la calidad, generando una crisis de credibilidad y un debilitamiento de los valores éticos que deberían regir la profesión.

Defensorías de las audiencias y alfabetización mediática

El libro cierra con una mirada a la necesidad de fortalecer las defensorías de las audiencias y la alfabetización científica e informacional, es decir el análisis de medios en una de las áreas más novedosas. Se propone un modelo de “ciudadanía comunicacional”, en el que las audiencias no solo sean consumidoras pasivas de contenidos, sino agentes críticos y participativos en la construcción del discurso público.

Ética y Moralidad en los Medios de Comunicación es una obra imprescindible para periodistas, académicos y cualquier persona interesada en el futuro de la comunicación. Con un enfoque riguroso y reflexivo, el libro no solo diagnostica los problemas actuales, sino que también ofrece soluciones viables para fortalecer la ética en los medios y garantizar que la información siga siendo un pilar de la democracia.

El periodismo ha de innovar y crear nuevos medios de recabar, procesar y distribuir la información de manera que los contenidos sean valiosos y no replicables en otras plataformas“.

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El reto del colectivo ciclista en la ciudad de Cali

El reto del colectivo ciclista
en la ciudad de Cali

Por: Catalina Burbano Martínez y Alejandra Galíndez Agredo

Facultad de Humanidades y Artes

En la ciudad actualmente se cuenta con 142 kilómetros de cicloruta que no logran conectar toda la cuidad, sumado a esto, infractores en motos y carros invaden el poco carril exclusivo que tiene la comunidad. Los usuarios de la bicicleta están en riesgo constante.

“esta es la ciclovía, aquí no deben andar motos. El que quiera que se devuelva, no me voy a mover”

“Ando bien ofendido en la ciclovía”, manifestó Andrés Tegedor, un joven caleño usuario de la ciclorruta que se disponía a ir a su trabajo, pero se molestó ante la invasión de motos en su carril y no dudó en compartir la denuncia a través de su cuenta de Tik Tok. En el video Tegedor añade que no se va a afanar por causa de las motos: “esta es la ciclovía, aquí no deben andar motos. El que quiera que se devuelva, no me voy a mover”. El video viral cuenta hoy con más de 140 mil me gusta y más de 500 comentarios.

La denuncia viral deja ver los múltiples desafíos que enfrentan los ciclistas en Cali al transitar por las ciclorrutas. La invasión constante de estos espacios exclusivos, por parte de motocicletas y carros, sumada al deterioro de la infraestructura vial, pone en alerta a quienes optan por la bicicleta ya sea como medio de transporte o como actividad deportiva.

Actualmente se cuenta con 142 kilómetros de cicloinfraestructura, algo que el colectivo ciclista critica ya que eso no es ni la mitad de los kilómetros para conectar la ciudad, por lo que en calles como la 5 con carrera 39 los ciclistas deben compartir con motos y carros en una misma vía.

Otro aspecto que afecta a este colectivo es que, las ciclorrutas que funcionan en la ciudad están diseñadas exclusivamente para circulación de bicicletas, pero aquí es común observar motos y en ocasiones carros transitando por estos carriles. Esta práctica no solo infringe las normas de tránsito, además representa un peligro latente para los ciclistas.

Según reportes de la Secretaría de Movilidad de Cali, en tan solo una semana del 2022 se llegaron a imponer 920 comparendos de los cuales 544 fueron por vehículos no autorizados por utilizar el carril exclusivo de la bicicleta. “512 de esos 544, corresponden a motocicletas”, aseguró en su momento el secretario de movilidad William Vallejo.

La normativa vigente en la ciudad establece sanciones para quienes transitan por estos sitios restringidos. La infracción ‘c14’ que se contempla en la normativa, es una sanción de tránsito que se impone por transitar en horas o sitios restringidos por la autoridad competente, lleva una multa equivalente a 15 salarios mínimos legales diarios vigentes, que para este año 2025 asciende a 711.750 pesos, además de la inmovilización del vehículo.

Los conductores de motos y carros no solo están llamados a cumplir con las normas, los mismos ciclistas también tienen deberes al utilizar estas vías de la ciudad. Deben respetar las señales de tránsito, utilizar elementos de seguridad como casco y chaleco reflectivo, y circular por las ciclorrutas cuando estos estén disponibles.

Adicional a esto, otro aspecto que agrava la situación es el mal estado de estos carriles. Gran parte de los taches y demarcaciones que delimitan estos espacios se encuentran dañados o en algunos casos inexistentes, lo que facilita su invasión y aumenta el riesgo de accidentes.

Paulo Guerrero, un ciclista aficionado que ha practicado este deporte por más de 20 años en la ciudad como hoobie, comparte su experiencia: “Antes, aunque ya había problemas, se puede decir que uno montaba con tranquilidad, ahora eso es un caos. He tenido varios sustos por algunos conductores imprudentes que no respetan el poco espacio que se nos da como ciclistas”.

Además, la falta de mantenimiento adecuado ha sido motivo de quejas por parte de la comunidad ciclista, Paulo Guerrero también hace un llamado a las autoridades de movilidad “lo único que pedimos es que se haga cumplir la norma, se mantengan las vías en buen estado para que podamos entrenar y movilizarnos sin arriesgar la vida y personalmente espero que se puedan ampliar más kilómetros porque la bicicleta para algunos también es un medio de transporte”.

Desde la Secretaría de Infraestructura para estos cuatro años se ha planificado la intervención de 10 kilómetros de vías que actualmente se encuentran en mal estado. Así mismo, en el Plan de Desarrollo se estableció como objetivo la creación de 25 nuevos kilómetros destinados a la circulación de ciclistas.

“La construcción de estas nuevas vías se llevará a cabo en colaboración con el equipo operativo de la Secretaría; de los 25 kilómetros, se construirán 20 durante los primeros dos años y los cinco restantes en el último año”, aseguró la cartera de Infraestructura en un comunicado.

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Preocupación entre la comunidad estudiantil: anuncian alza en las cuotas del ICETEX para 2025

Preocupación entre la comunidad estudiantil: anuncian alza en las
cuotas del ICETEX para 2025

Por: Valentina Velásquez Lasso

Facultad de Humanidades y Artes

La difícil situación fiscal lleva a la suspensión de los subsidios a la tasa de interés y los beneficiarios enfrentan un aumento entre el 12,2 % y el 17,2 %.

El pasado 20 de febrero, por medio de un comunicado oficial, el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (ICETEX) anunció un incremento en las cuotas de los créditos estudiantiles, lo que podría afectar el cumplimiento de los pagos y aumentar la morosidad. El presidente del ICETEX, Mauricio Toro, informó que la decisión fue tomada debido a la compleja situación fiscal que atraviesa el país. Como consecuencia, se eliminaron los subsidios que beneficiaban a muchos estudiantes y egresados de distintas universidades.

Por otro lado, varios estudiantes que contaban con créditos en esta entidad se han visto afectados por el aumento en sus cuotas. En 2024, los beneficiarios pagaban tasas de interés del 9,2 %; sin embargo, actualmente este porcentaje oscila entre el 12 % y el 17 % efectivo anual, lo que ha generado un incremento en sus cuotas mensuales y, a su vez, un gran descontento entre los usuarios, quienes ven este ajuste como una carga financiera difícil de asumir.

La Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior expresó su inconformidad frente a esta medida, argumentando que el Gobierno no está respetando las condiciones originales de los créditos. “Nos prometieron un crédito justo, pero ahora nos enfrentamos a intereses impagables”, afirmó Julieth Rincón, representante estudiantil, en una entrevista para el Canal RCN. Para muchas familias que ya enfrentaban dificultades económicas, esta noticia representa un golpe devastador que limita las oportunidades de acceso a la educación superior.

Julián Rojas, estudiante de quinto semestre de Ingeniería en la Universidad Autónoma de Occidente, es uno de los afectados y ahora se ve obligado a buscar nuevas alternativas para cubrir el aumento en su crédito, ya sea generando un nuevo ingreso o recortando presupuesto de otros gastos esenciales; “sea lo que cueste, toca pagarlo para seguir estudiando, porque el estudio es la prioridad”.  Como él, miles de estudiantes se encuentran en una situación similar, pues la mayoría de los beneficiarios del ICETEX pertenecen a las clases sociales baja y media, además estudian en universidades privadas. Este aumento en las cuotas podría comprometer su permanencia en las instituciones educativas.

Asimismo, muchos padres que consideraban el crédito del ICETEX como la primera opción para financiar los estudios de sus hijos han tenido que replantearse esta alternativa. En algunos casos, incluso han desistido de la idea de solicitar un crédito universitario, lo que reduce las oportunidades de estudio para jóvenes colombianos que no cuentan con los recursos para costear una matrícula universitaria, especialmente en sectores vulnerables. Es el caso de Jorge Diaz, padre de un joven recién graduado que contaba con este crédito como su principal apoyo económico, para la financiación de los estudios de su hijo; “la verdad ahora se complica el tema para el estudio de mi hijo, ya que con ese incremento es más plata la cual no hay de donde sacarla”, relató el hombre.

Hasta el momento, en las oficinas y puntos de información del ICETEX no se han reportado reclamos masivos por parte de los usuarios. Sin embargo, aún se espera un mayor esclarecimiento sobre lo que sucederá con los créditos pendientes de más de 300.000 estudiantes afectados por la eliminación de los subsidios, según informo el periódico el espectador.

Por otro lado, la institución aclaró que adelanta la solidificación de un programa voluntario denominado U Solidaria, el cual ya cuenta con el apoyo de más de 60 instituciones de educación superior a nivel nacional. “Los beneficiarios que aún estén en periodo de estudio recibirán un apoyo financiero, ya que las instituciones asumirán parte de los puntos adicionales”, explicó el ICETEX mediante sus redes sociales. Esta medida busca brindar una oportunidad a aquellos jóvenes que desean comenzar o continuar sus estudios sin una carga económica excesiva.

Por ahora, se espera que más jóvenes no se vean afectados por esta nueva medida económica y que el Gobierno implemente estrategias que mitiguen el impacto de estos cambios en la educación superior del país.

Los beneficiarios que aún estén en periodo de estudio recibirán un apoyo financiero, ya que las instituciones asumirán parte de los puntos adicionales”

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Cali, embalse de lluvias

Cali, embalse de lluvias

Por: Felipe Castillo

Facultad de Humanidades y Artes

La temporada de lluvias expone una Cali sin preparación ante el invierno. Las calles inundadas paralizan la ciudad y miles de trabajadores informales y ciudadanos luchan por mantener su sustento diario.

“Ya la gente no sale a comprar a la calle, sea en invierno o haciendo sol”

¿Se ha preguntado alguna vez cómo sobreviven miles de caleños que, día a día, exponen sus vidas y sustento a la suerte del clima, mientras las calles se convierten en ríos y las promesas institucionales se diluyen con cada gota? Las lluvias intensas que han marcado el inicio de este 2025 en Cali no solo han causado emergencias en varios puntos críticos de la ciudad, sino que también han evidenciado la necesidad urgente de una gestión de riesgo más eficiente y preventiva.

Esta realidad se hace visible en el centro de la ciudad, donde comerciantes como Rafael Estupiñán, uno de los más de 35 mil vendedores informales que según Jimmy Núñez, presidente del Sindicato de Vendedores del Espacio Público, ocupan las calles de Cali enfrentando diariamente el desafío de proteger su sustento. “Ya la gente no sale a comprar a la calle, sea en invierno o haciendo sol”, comenta mientras asegura su sombrilla y cuerdas contra el viento. Su testimonio no solo refleja la lucha diaria contra el clima, sino también la dificultad de la informalidad, acelerado por unas calles que la lluvia mantiene cada vez más vacías.

Y es que el impacto de estas precipitaciones no se limita a un solo sector. Las inundaciones han convertido zonas como el barrio Siloé, en la comuna 20, Valle del Lili, Ciudad 2000, Caney, Altos de Santa Elena y la Avenida Pasoancho en puntos críticos que paralizan la vida cotidiana de miles de ciudadanos. A pesar de ser un problema recurrente, sus consecuencias parecen intensificarse con cada nueva temporada de lluvias.

Esta situación afecta especialmente a quienes dependen del comercio callejero. “Cuando llueve, todo el mundo guarda, todo el mundo espera… esto afectó todos los negocios del centro, más que todo los que trabajamos en la calle”, explica Luis Carlos Obando, vendedor de jugos, mientras prepara el guarapo de caña en su trapiche. Sus preocupaciones no son infundadas, pues según el IDEAM, el panorama podría empeorar con pronósticos de lluvias más intensas de lo normal para marzo.

La crisis se agrava para aquellos cuyo sustento depende de la movilidad urbana. Daniel González, conductor independiente que recorre diariamente la ruta Jamundí-Cali, describe los peligros que enfrenta: “Los huecos en la vía quedan tapados por las inundaciones, aumentando el riesgo de accidentes. Como independiente, he tenido que dar espera a trabajos importantes porque mi labor es en la calle”.

Más allá de las afectaciones inmediatas, la respuesta institucional también se ha convertido en motivo de frustración. Así lo demuestra el caso de Lorena, una docente que vio su motocicleta dañada por la caída de un árbol durante una tormenta. “La ciudad no da garantías, las gestiones son supremamente largas, debo hacer demanda en la Alcaldía… No hay soluciones inmediatas y las pérdidas son grandes”. Su experiencia pone en evidencia que la falta de preparación de la ciudad trasciende lo estructural y se manifiesta en la ausencia de protocolos efectivos para atender a los afectados.

Para los ciudadanos que enfrenten situaciones similares, existe un protocolo establecido que, aunque puede parecer complejo, es fundamental seguir. El primer paso es contactar inmediatamente a los Bomberos de Cali (119) para la remoción del árbol y a la Policía Nacional (123) para el registro oficial del incidente. Posteriormente, se debe presentar una reclamación formal ante el DAGMA, entidad responsable del arbolado urbano, aportando fotografías del incidente, el informe policial y la documentación del vehículo afectado. Si bien el proceso puede extenderse, es importante conocer que la ciudad cuenta con una póliza de responsabilidad civil que puede cubrir estos daños. Adicionalmente, la Personería Municipal y la Defensoría del Pueblo están disponibles para brindar asesoría jurídica en caso de que la respuesta institucional no sea satisfactoria.

Ante este panorama, la Secretaría de Gestión del Riesgo explica que la ciudad atraviesa un período influenciado por el Fenómeno de La Niña débil, lo que intensifica la humedad atmosférica y favorece las precipitaciones frecuentes. Sin embargo, más allá de las explicaciones técnicas, persiste la pregunta sobre la capacidad de respuesta institucional frente a estas situaciones.

La complejidad del problema se agudiza por diversos factores que van más allá del clima. El crecimiento urbano en zonas de ladera, la acumulación de residuos en alcantarillas y la falta de conciencia ciudadana crean un círculo vicioso que empeora cada episodio de lluvia. De hecho, la misma Secretaría de Gestión del Riesgo señala que prácticas como el manejo inadecuado de residuos terminan por colapsar los sistemas de drenaje.

En este contexto, aunque la ciudad cuenta con herramientas como el Sistema de Alertas Tempranas, Inteligentes y Comunitarias (SATIC), la realidad en las calles evidencia que se necesita mucho más que sistemas de monitoreo. La protección efectiva de los ciudadanos más vulnerables requiere acciones concretas y coordinadas.

Por esta razón, resulta urgente que la Alcaldía priorice no solo la construcción de sistemas de drenaje más eficientes, sino también la ejecución de obras de mitigación y la implementación de planes de emergencia claros. Es fundamental, además, destinar recursos específicos para proteger a las comunidades más vulnerables y apoyar a los sectores económicos que no pueden defender sus intereses por sí mismos.

En definitiva, la realidad de Cali bajo la lluvia va mucho más allá de cifras y pronósticos meteorológicos. Representa la historia de miles de ciudadanos que cada día salen a trabajar sin saber si el clima les permitirá llevar el sustento a sus hogares.

Mientras tanto, cada temporada de lluvias seguirá siendo un desafío de supervivencia para muchos caleños. La pregunta ya no es si volverá a llover, sino si finalmente estaremos preparados para cuando esto suceda.

En definitiva, la realidad de Cali bajo la lluvia va mucho más allá de cifras y pronósticos meteorológicos. Representa la historia de miles de ciudadanos que cada día salen a trabajar sin saber si el clima les permitirá llevar el sustento a sus hogares.

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La ampliación de la carretera Santander de Quilichao – Popayán: un equilibrio entre desarrollo, conservación y trabajadores.

La ampliación de la carretera Santander de Quilichao – Popayán: un
equilibrio entre desarrollo, conservación y trabajadores.

Por: Lizeth Dayana Rojas Valencia

Facultad de Humanidades y Artes

Infraestructura y cuidado el reto de los biólogos e ingenieros de ajustar la vía sin afectar la biodiversidad.

“Este marco legal establece programas y obligaciones específicas para que las actividades constructivas no se realicen a costa del medio ambiente, sino que incorporen medidas de mitigación desde el diseño inicial”.

Es un proyecto clave para mejorar la conectividad y el desarrollo económico del suroccidente colombiano, enfrenta un reto crucial: minimizar su impacto en una zona de alta biodiversidad. A pesar de la necesidad de infraestructura en una región históricamente afectada por problemas de acceso, los esfuerzos para proteger los ecosistemas y las especies endémicas son una prioridad.

En este contexto, los biólogos cumplen una función esencial. Ellos lideran el monitoreo ambiental, diseñan estrategias preventivas y ejecutan acciones concretas para proteger la fauna y flora local durante todas las fases de la construcción. El biólogo Carlos Mario Maestra Garay expresa que su rol en este tipo de construcciones, “es imprescindible para la sostenibilidad del medio ambiente y por tanto para la ejecución del proyecto. La labor que han llevado a cabo los biólogos en dicho proyecto es altamente relevante, resguardan la biodiversidad de la región y ayudan a la protección de los ecosistemas allí́ presentes, tienen en cuenta los aspectos necesarios para cumplir con las obligaciones legales y ambientales pertinentes del proyecto.

La obra opera bajo una licencia ambiental que regula tanto los aspectos abióticos como el agua, el aire, el suelo y los bióticos, relacionados con la fauna y la flora. Claudia Ximena Lemos Carvajal, bióloga involucrada directamente, explica “Este marco legal establece programas y obligaciones específicas para que las actividades constructivas no se realicen a costa del medio ambiente, sino que incorporen medidas de mitigación desde el diseño inicial”.

Una de las primeras acciones es el ahuyentamiento de fauna silvestre, un proceso que identifica las especies presentes y las traslada a hábitats seguros antes de que comience cualquier movimiento de tierra. Durante la construcción, si un trabajador encuentra un animal herido, un nido o cualquier indicio de vida silvestre, debe notificarlo de inmediato al equipo ambiental, que actúa rápidamente para rescatar y reubicar a los ejemplares en áreas alejadas de la maquinaria.

Los biólogos realizan inspecciones detalladas, identificando  especies de vida silvestre, trasladándolos cuidadosamente a zonas adecuadas para no interrumpir sus ciclos reproductivos. El proyecto implementa pasos de fauna, como puentes verdes y túneles, para facilitar el cruce seguro de animales y reducir accidentes. Los puentes son utilizados en áreas de denso dosel arbóreo para especies como monos y ardillas, mientras que los túneles son más apropiados en zonas con poca vegetación para animales terrestres como osos hormigueros y zorros.

El biólogo Maestra señala que “Las obras fragmentan hábitats, especialmente para anfibios y reptiles de baja movilidad” y sugiere alternativas como construir en pastizales o usar autopistas elevadas, aunque estas opciones son más costosas.

Antes de cada proyecto, un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) identifica la fauna local y la mejor ubicación para los pasos de fauna. Se implementan planes de compensación ambiental para restaurar áreas degradadas, prevenir la erosión y fomentar la regeneración de ecosistemas.

La bióloga Lemos destaca que “los mayores retos son evitar la fragmentación de hábitats, la contaminación de recursos naturales y los problemas sociales como la inseguridad y los bloqueos en la vía Panamericana”.

El impacto de la obra trasciende lo ambiental y afecta a las comunidades locales. Valentina Ordóñez, residente de la zona, comenta: “La construcción nos ha complicado el transporte y la economía. Los ‘pare y siga’ reducen los ingresos de quienes dependen de la vía y aumentan la contaminación por el tiempo que pasamos esperando”. A pesar de estas dificultades, muchos reconocen el valor de la inversión y los beneficios que traerá a largo plazo.

La iniciativa se destaca por su enfoque interdisciplinario, que reúne a biólogos, ingenieros, arquitectos y otros expertos para minimizar el impacto ambiental en todas sus etapas, desde la reubicación de especies hasta la pavimentación final.

Esta colaboración asegura que las decisiones técnicas prioricen la conservación de la biodiversidad local, promoviendo un desarrollo responsable. Un componente clave es la formación continua que los biólogos brindan a los trabajadores mediante inducciones y cursos mensuales.

Según la bióloga Lemos Carvajal, “Se les enseña a identificar fauna y flora, manejar encuentros con animales silvestres y adoptar prácticas que reduzcan el daño ambiental, como evitar las quemas, no arrojar basura o lavar motocicletas en fuentes de agua”. De esta manera, se fomenta la conciencia ambiental y se capacita al personal para manejar adecuadamente situaciones como el hallazgo de nidos o animales en peligro, garantizando la protección del entorno.

Este proyecto se consolida como un modelo de desarrollo sostenible, donde la necesidad de progreso económico y conectividad se entrelaza con la urgencia de proteger una biodiversidad única.

Gracias al esfuerzo conjunto, demuestra que es posible construir sin devastar, implementando medidas como pasos de fauna, reforestación y programas de capacitación ambiental que salvaguardan ecosistemas frágiles y especies vulnerables.

A pesar de los desafíos, como la fragmentación de hábitats, la contaminación, la inseguridad, los bloqueos en la vía Panamericana y las molestias temporales para las comunidades, el proyecto busca equilibrar las demandas humanas con la preservación de la naturaleza.

Tal como lo expresa Inés Ruiz, residente de la comunidad de Santander de Quilichao, “todo debe hacerse de manera segura, sin dañar los ecosistemas solo por el beneficio humano”. Así, este esfuerzo colectivo no solo pavimenta una carretera, sino también un camino hacia un futuro en el que desarrollo y conservación avancen de la mano, dejando un legado de responsabilidad para las generaciones venideras.

La  bióloga  Claudia Lemos con sus protecciones requeridas realiza una búsqueda manual, en un 
entorno selvático de la vía Santander de quilichao - Popayán. La imagen captura el esfuerzo y
la conexión con la naturaleza en medio de un paisaje verde y frondoso. Foto: Oscar Ramírez.

“Se les enseña a identificar fauna y flora, manejar encuentros con animales silvestres y adoptar prácticas que reduzcan el daño ambiental, como evitar las quemas, no arrojar basura o lavar motocicletas en fuentes de agua”.

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