Macondo

Macondo

Autores: Mario Baos | Ingrid Johanna Narváez.

Facultad de Humanidades y Artes

Entre casas y calles de luces amarillas apareció, como para Gabriel García Márquez, un sitio con el nombre de Aracataca, pero que no era así… apareció Macondo (postres y café)… En una esquina, inadvertido, con un estilo colonial, con mariposas amarillas como Gabo lo dice en la novela, adornando su fachada y un letrero grande con su nombre. Macondo nos llamaba como cuando algo te gusta mucho y sabes que podrás encontrar ahí una parte de ti; eso pudimos sentir.

Siendo jóvenes universitarios, unos chicos desprevenidos entraron en sus instalaciones; con la timidez del amor principiante se tomaron una taza de café… que les duró varias horas esa noche y sembró la semillita del amor.

En las calles del tradicional barrio de San Antonio, entre tantos faroles de luces amarillas y cuartones de casas tradicionales que remontan a una urbe antigua, mientras pasaban los carros clásicos como el Volkswagen escarabajo -que a pesar de los años se niega a desaparecer por su belleza-, estábamos nosotros caminando y pensando en cómo una ciudad de tantos edificios podía ubicar en sus entrañas un lugar que es hermoso por tradición; que entre gente bohemia y extranjeros distraídos se cuentan historias que parecen increíbles para la imaginación de cualquier poeta o escritor de novelas para televisión. 

Al acercarnos a sus puertas de madera sentimos cómo poco a poco el aroma de café colombiano se apoderaba de nuestro olfato, como si fuera un vicio, este olor hizo que aceleráramos un poco el paso y nos convenciéramos, sin decirnos nada, de que éste era el lugar que buscábamos y al que entraríamos seguramente. Y efectivamente… entramos. 

Nos recibieron, la música de Jazz en vivo, las mesas de madera y un calorcito como ese que se siente en la casa de los papás. Tímidamente llegamos a la recepción y preguntamos por el administrador, quien estaba en su oficina tomándose una lágrima (Café con un poco de leche). Mientras él salía, nuestros ojos quedaban maravillados por todos los posters que encontrábamos en las paredes, que remontaban al cine en blanco y negro, a la pasión de un beso y a la tradición de tomar un buen café en las noches. 

Nos sentamos en la entrada para poder ver las personas que ingresaban al lugar, en ese momento llegó Francisco Peña, el administrador. – “buenas noches muchachos”- saludó con un tono amistoso y se entabló la conversación. Macondo es un lugar mágico, donde se cuentan y se escriben historias diferentes, no solo de amor, sino también de amistad, de reuniones de viejos amigos para quienes no existen sino las palabras para poder comunicarse. No tienen red wi-fi abierta, pues la tecnología no es necesaria para ver a los ojos a una persona o para cuadrar alguna situación. Una taza de café ameniza cada momento y una canción suave hace que el ambiente sea propicio para encontrarte a ti mismo. 

Macondo, con nueve años en su historia, nace del sueño de un caleño, Carlos Mauricio Duque, quien busca brindarle a la ciudad un toque de cultura; en este sitio se ofrece a extranjeros y propios de la ciudad un lugar donde encuentran el calor del art, una sala de cine, que tiene cupo para treinta personas y una biblioteca. Es un sitio en donde, como nos cuenta Francisco, se arman historias… entre esas de amor. 

Nos cuenta que, siendo jóvenes universitarios, unos chicos desprevenidos entraron en sus instalaciones; con la timidez del amor principiante se tomaron una taza de café… que les duró varias horas esa noche y sembró la semillita del amor. Se hicieron novios y, mientras el café hacia efecto en sus corazones, en esos espacios románticos se unieron en matrimonio gracias a la propuesta hecha en esa mesa donde se conocieron y donde el chico le juró amor eterno … Hoy están casados y siguen yendo al romántico espacio donde se enamoraron. 

Al finalizar la conversación, salimos de Macondo, después de haber disfrutado de una ‘lágrima’ elaborada con café cultivado de las montañas del Quindío; guardamos, entre mariposas amarillas y luces de colores, un lugar que se queda en el corazón, un lugar que tiene más que una simple historia y donde un café significa más que una simple taza. 

 

 …muchos estudiantes del Pacifico han tenido que salir de su hogar por diversas problemáticas que aquejan a nuestras comunidades.

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DE LA GUITARRA ELÉCTRICA AL TROMBÓN

DE LA GUITARRA ELÉCTRICA AL TROMBÓN

Autor: Víctor Gil Nossa.

Facultad de Humanidades y Artes

Para nadie representa un secreto que el rock en Cali existe, pervive y se mueve entre las esferas, inclusive públicas, de una ciudad que sabe y siente más bien caliente. En Cali hasta el rockero es salsero, pues primero fue caleño antes que rockero y caleño que se respete baila salsa. Por eso es que en lugares como la salsoteca de Heberth, ubicada en un afortunado espacio entre la quinta y la Roosevelt, se ven más bien melenas y chaquetas, más bien botas que zapatos de charol.

La salsa ha sido sometida a diversas tergiversaciones y degenerada al nivel de una pista estéreo y versos insustanciales repetidos, y los defensores en la última línea del sonido exquisito del tres cuartos, las grandes orquestas y los solos prodigiosos son los que alguna vez frecuentaron la loma de la cruz y alterno bar, Letanías, Lennon, La mancha, Casa amarilla y algún desmadre en la calle del pecado. 

Se ha desplazado con el tiempo un imaginario del promedio calentano, bailador y tropical que se sale con creces de lo que se ha gestado en la cultura de la ciudad, unos dirán que, por falta de espacios alternativos, otros tantos dirán que esto ya se ha dicho mucho de Cali, y los más inteligentes deducirán que todo esto tiene una relación, que no hay cabo suelto en una sociedad que no sea consecuencia de la decadencia, y de la resiliencia. 

Cali no goza de festivales importantes de rock de manera continua y se dice del rockero que su adjudicación de un estilo de vida diferente es más bien cuestión de amor. Reconozco que lo es mencionando que los pocos festivales que existen en la ciudad se sostienen de los fondos de los mismos organizadores y de gestiones apoteósicas que libran frente al heraldo público para ganarse unos centavos. 

Esto ha empujado a las nuevas generaciones a explorar fusiones y otras alternativas latinas mejor vistas por los moradores culturales, dotados de ese buen tacto por los sonidos más complejos, y es ahí donde se evidencia una supuesta crisis de identidad cultural bastante propia de nosotros, que adoramos la salsa sin ser nuestra, pero ¿cómo no adorarla? Si ha acompañado la cotidianidad de Cali y ha redefinido la vida de miseria en las calles, empoderándose de una manera más amable, de fenómenos que de otra forma serían horrores propios de una guerra civil. 

A falta de festivales de rock, pues se perdió en el olvido el mayor festival organizado por la alcaldía de Cali, se empezaron a gestar espacios dedicados a los viejos vinilos y la salsa dura, creados por agentes vinculados a las artes en diferentes aspectos, como es el caso del señor Ospina y su afamada Topa Tolondra, o incluso se diversificaron espacios que ya existían dedicados a lo mismo por tradición, como es el caso de Tintindeo. Para la grata sorpresa de muchos, las nuevas generaciones que antes hacían rock, ahora se dedican a compartir uno que otro desvarío sonoro y como no, ni más faltaba; a bailar salsa como es y cómo se debe. 

La salsa ha sido sometida a diversas tergiversaciones y degenerada al nivel de una pista estéreo y versos insustanciales repetidos, y los defensores en la última línea del sonido exquisito del tres cuartos, las grandes orquestas y los solos prodigiosos son los que alguna vez frecuentaron la loma de la cruz y alterno bar, Letanías, Lennon, La mancha, Casa amarilla y algún desmadre en la calle del pecado. 

Lo que es entendido para muchos como una crisis de forma, es para ellos una deformidad de forma, de medios, de alternativas, y la manifestación perpetúa de una ciudad de incertidumbres que cada vez desplaza más los espacios convergentes, para abrirle paso a una cultura de autogestión, pero ellos han decidido con ahínco saborearse la vida pese a la violencia y falta de oportunidades, y ponerle cara al asunto de nuevamente defender lo que no es nuestro y revelada la verdad es que no somos hijos de nada, pues si algo tienen en común la Salsa sabrosa y el contestatario Rock and Roll, es que no son de acá, pero han definido lo que somos. 

Cali no goza de festivales importantes de rock de manera continua y se dice del rockero que su adjudicación de un estilo de vida diferente es más bien cuestión de amor. 

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CALI: LA CULTURA EN CRISIS

“He sentido mucho cómo se ha perdido la cultura en la ciudad a raíz de la crisis económica”. Así demuestra su preocupación Daniela Burbano, estudiante y bailarina de ballet del colegio IncolBallet, quien siente intranquilidad al pensar que las instituciones y los espacios culturales puedan desaparecer.


Por: Diana Carina González @DianaCarinaG

Ma. Alejandra Domínguez @maleja0111

Leidy Johana Fiallo @johafiallo

El riesgo se representa en Cali para entidades culturales como IncolBallet, Inciva, Bella Artes y la Biblioteca Departamental, que buscan apoyo para sobrevivir. Recientemente, realizaron una marcha con para exigir la colaboración monetaria que el gobierno les había prometido para pagar las nominas, el mantenimiento de las instituciones y las presentaciones que se hacen en el año; finalmente, el tres de octubre el Estado les proporcionó el dinero.

Sin embargo, otra problemática que se vive en Cali es la falta del público asistente a este tipo de presentaciones. Los ciudadanos han perdido el interés por la cultura, debido a tienen otros lugares para entretenerse como discotecas, cines y restaurantes, olvidando actos artísticos como el teatro, el ballet y la música académica (piano, opera y violín, entre otros).

“Se ha perdido participación de los ciudadanos por la tecnología. A la gente le da pereza salir de su casa para ir a estos eventos y prefieren verlos por internet o en la televisión. Si se quiere oír el concierto se pone Youtube, busca el video y lo ve en la comodidad de su casa. Eso sucede aquí porque en Europa la gente se desvela por asistir a un concierto”, dice Alba Estrada, pianista y dueña de la ‘Escuela de Música Alba Estrada’.

Eventos que se realizan anualmente en Cali:

• La matraca: en el mes de octubre. Se caracteriza por presentar grupos instrumentales de tango.
• El Festival Internacional de Ballet: Se realiza en el mes de junio, danza clásica y contemporánea.
• El Festival de Teatro de Cali: Se realiza en Abril, con obras de teatro contemporáneas, brindando un espacio de formación invaluable para el sector teatral.

Según la Cátedra UNESCO de Comunicación, solo el 5,2% de la población asiste a espectáculos de alta cultura, lo cual es preocupante, como lo manifiesta Burbano, debido a que los personajes que dedican su vida a estos oficios, no tienen muchas oportunidades en la ciudad.

“En mi época se veía más asistencia, porque se educaba a los niños con bases artísticas. Los conciertos eran muy económicos y había muchas oportunidades, por la cantidad de actos que se realizaban. Hoy la cultura ha cambiado, ya no se educa a los niños para un fin artístico”, afirmó Estrada.

Aquellos niños y niñas que se interesan por las expresiones artísticas, lo hacen porque estudian en un colegio que tienen esas bases o nacen en hogares en los cuales algún integrante de la familia las practica, como sucedió con Estrada, que a sus cinco años empezó a tocar piano por influencias de su madre.

De igual manera, Yuri Vásquez, quien pertenece a otra disciplina artística (teatro), comenta que muchas veces la sociedad no explora actividades nuevas en la ciudad, sino que siempre se quedan en la misma rutina: “Una obra de teatro tiene todo para que la gente también lo introduzca en su plan cotidiano, como salir a rumbear, a comer, entre otras. Cuando se asiste al teatro es toda una escenografía, indumentaria, maquillaje, vestuario, personajes y expresión corporal. No es algo que sea pre grabado, es algo que estás viendo”.

“Departamento debe $3.500 millones a Bellas Artes, $1.100 millones a Inciva, $1.000 millones a IncolBallet y $936 millones a la Biblioteca Departamental”.

Lo cierto es que hoy, el panorama cultural es triste, al encontrar que a la mayoría de las personas les resulta aburrido o muy costoso y se abstienen de participar en eventos propios del arte, que hace algunos años servían de entretenimiento social. En la actualidad, es un privilegio para los que aprecian estas disciplinas creativas.

Enlaces:

Presentación de Piano-Alba Estrada

Presentación de Ballet-IncolBallet

Obra de teatro

SALSA COLOMBIANA ESTILO CALEÑO. ¡Pachanga! de bailarín Palmirano

“¿A qué te dedicas?”
“Soy bailarín de salsa”.
“¿Estudias?”
“Estoy estudiando para ser técnico en sistemas pero comparto el tiempo con mi academia, Salsa y Control”.


Alexander Hernández 

@AlexHernandezhh

Más de alguno ya se ha visto en esta situación, sobre todo los integrantes de academias culturales o deportivas, a quienes se les presenta la oportunidad de vivir las dos profesiones que los apasionan y con las cuales aprovechan su tiempo. Y no hay un trabajo que exija más que un entrenamiento de salsa porque no es solo bailar, se desarrollan la fuerza física, movimientos elásticos y expresión corporal.

La salsa forma parte del patrimonio cultural y mucho más para millones de caleños que se sienten identificados con este ritmo quiebra huesos, que también es un símbolo cultural desde el otro lado del Río Cauca, en Juanchito, que vive al compás de la música.

Hace tres años, una nueva luz y pasión por la salsa nació en Palmira. Cristian Guillermo Zuluaga, que permanecía con el rock en español en sus oídos, un día tomó el control de su televisor y tras pasar varios canales decidió fijar su atención en uno especial, ESPN. Ese día se trasmitía el mundial World Salsa Open y luego de ver tan sensacional delirio de bailarines en acción, comenzó a practicar los pasos principales en su casa, generando la decisión de su familia de buscarle un lugar en una académica de salsa.

“Un día llego mi mamá y me dijo que si quería aprender a bailar como los del campeonato y ¡uff!, yo le dije: claro”.

Ingresó a la academia Salsa y Control, viviendo un proceso diferente al de los demás, pues sus profesores le vieron cualidades de un bailarín de salsa avanzado y le propusieron ser parte de la revista de presentación del grupo principal, donde realizan un show al aire libre para todos los asistentes.

La evolución del “pachanguero” fue tal que con su ingreso como primíparo no pasó por el primer grupo -denominado básicos-, integrado por bailarines que apenas están aprendiendo los primeros pasos. A Guillermo lo recibieron directamente en la categoría siguiente, sub base. De esta manera empezó a enfrentar a los integrantes de la base, en competencias. “Tener que enfrentar a los bailarines profesionales me dio nervios, pero como decimos entre los de la academia, me tenía que parar duro”.

2014 fue un año lleno de frutos para Cristian Guillermo: se trasladó con todo el grupo de bailarines a Medellín para competir en el Colombia Salsa Festival y su nombre fue registrado en las competiciones de cabaret, quedando en el cuarto puesto, y en rueda de casino, competencia que les dio el primer lugar, consagrándolo campeón en la modalidad baile, son cubano en línea y dándole la clasificación al Word Latin List en Estados Unidos.


Nombre   Categoría
Básicos     Principiantes
Sub base   Novatos
Base         Semi – profesionales
Base 2      Profesionales

Características

• Ritmo: Utiliza como base la clave de son, el patrón rítmico del son cubano, que cabe en un solo compás de 4/4.

• Melodía: En muchos casos, las melodías usadas en la salsa corresponden con las empleadas tradicionalmente en el Son Montuno, aunque puede asimilarse también a otros géneros de la música cubana y caribeña tradicional, inclusive melodías de la música popular latinoamericana.

• Armonía: Corresponde a la utilizada en la música occidental

Esteban Copete y su Kinteto Pacífico: Música del Pacífico colombiano para el mundo

Creció en un ambiente musical con sabor a Pacífico. Esteban Copete, es un joven compositor y arreglista chocoano, nieto del reconocido Petronio Álvarez.


Por: Lorena Vargas Serna

@LoreenitaVargas

Aunque no conoció a su abuelo, tiene ese gran referente familiar; según él, se debe hacer un buen trabajo para obtener el respaldo popular. “La gente nos exige mucho más que a otro grupo, se debe hacer honor a ese legado musical”, explica. Y agrega que “cuando se empieza a hacer un buen trabajo, la gente lo reconoce y en ese momento es cuando dicen: “mirá, ese muchacho es nieto de Petronio”.

Esteban estuvo primero con la agrupación musical Ancestros, con la que ganó -en el año 2007- la modalidad libre en el Festival de Música Petronio Álvarez. “Ancestros se disolvió y decidí armar un nuevo proyecto donde le pudiera meter la ficha”, dice Esteban.

“Esteban estudió en Bellas Artes y en el Departamento de Música de la Universidad del Valle”.

Fue en 2008 cuando creó el grupo ‘Esteban Copete y su Kinteto Pacífico’. “Somos la mitad de los integrantes del grupo Ancestros, somos cinco haciendo música del Pacífico”, manifiesta Esteban. A partir del triunfo en el Petronio, él y su agrupación Kinteto Pacífico empezaron a ser invitados a este festival.

Los integrantes de Kinteto Pacífico son Sergio Ramírez -en la percusión-, Carlos Eduardo Loboa -en los cununos y el bombo-, Jefferson Obando -en el bajo-, Fernando Hurtado -la voz principal- y Esteban Copete -el director y compositor del grupo-.

“Esteban Copete y su Kinteto Pacífico ha tenido más de 20 participaciones destacadas a nivel nacional e internacional”.

Aunque no tienen días fijos para los ensayos, tratan de reunirse una vez a la semana, ajustando los horarios según la facilidad de todos los integrantes.
“Yo compongo la mayoría de las canciones del grupo, pero hay otras canciones de mi abuelo Petronio y de otros artistas a los que les hago arreglos, como Coja la pareja”, expresa Esteban.

Hasta ahora ha lanzado tres trabajos discográficos, uno con la agrupación Ancestros y dos con Kinteto Pacifico; el segundo trabajo discográfico, Bareto Cumbia, fue lanzado el pasado mes de mayo.
Esteban Copete y su Kinteto Pacifico se preparan para hacer diferentes giras en Colombia y Europa. En septiembre tienen preparado un viaje por Europa, llevando la música del Pacífico colombiano a algunos países como Francia, a donde fueron invitados por la embajada de Colombia en París, e Inglaterra.