SEMBRANDO TRADICIÓN EN EL PACÍFICO

Desde Nariño llegaron Matilde y Mama Julia, integrantes del Grupo Artesanas Unidas Cantautoras de Tumaco. Ellas trabajan y se esfuerzan para rescatar la memoria Afrocolombiana y mantener toda una ideosincracia rica en tradición, artesanías, música, vestidos y la sabiduría de muchos años en su labor.

Matilde y Mama Julia, no conformes con su gestión en el grupo de artesanas y cantautoras, también fueron precursoras de la Fundación José Del Artesano, que lleva más de 18 años de existencia. “Tenemos semilleros de niños a los que se les enseña artesanías, bailes tradicionales y la historia de los ancestros”, explica Mama Julia; entre los saberes que aprenden en el semillero están los collares afro, comúnmente utilizados como amuletos de suerte, de amor o de protección. También ayudan a las madres cabeza de hogar a generar ingresos por medio de artesanías, bailes, fabricación de bebidas o preparación de comidas típicas de la región. Gracias a esta labor, no sólo se ve cómo ambas mujeres junto con los demás integrantes de la fundación generan herramientas para el desarrollo, sino que también trabajan por preservar sus raíces y  conservar fuerte su cultura. Matilde cuenta que su vocación está en ser una maestra y una guía de su cultura, que todo lo que sus ancestros les han enseñado no debe perderse en el devenir de los años. Por el contrario, que las nuevas generaciones, en los espacios que brinda el grupo aguerrido de mujeres del cual hace parte, puedan volverse líderes de su comunidad y alzar la voz para que su legado trascienda, se conserve y sea reconocido tanto a nivel nacional como internacional, haciendo resistencia también a los problemas que se enfrentan actualmente en Colombia y llevando un mensaje de paz y amor por su tradición, con el fin de sostener lo que por años han llevado como una riqueza en sabiduría y prácticas culturales visualizadas en las raíces de su territorio.

Es importante ser consientes del tejido social que se ha venido construyendo por años gracias a la labor de los ancestros, el valor y la riqueza cultural de la que hacen parte, lo meritorio que es conservarla y por medio de apoyo y acciones, darle reconocimiento.

Por:  Sebastián Moncayo y Estephanía Reyes

#PetronioDigital: Petronito, la venta para dar a conocer mi municipio.

Una tarde calurosa se vivía el lunes 8 de agosto en la ciudad; múltiples generaciones se dieron cita a las afueras del teatro Jorge Isaacs, donde soportaron largas filas para acceder al escenario cultural, situación que no fue impedimento para reunirse con amigos o familiares en medio de conversaciones y fotos del recuerdo.


Al ingresar, se aprecia en los corredores muchas personas de logística guiando a cada grupo a sus camerinos o a la sala de espera donde les informan que en pocos minutos se presentarán.

Integrantes del grupo ‘Frutos del López de Micay’

Por otro lado, en el quinto piso, están en el camerino 11 integrantes del grupo Frutos del López de Micay, dirigidos por la docente María Nangli Arboleda Giménez; con actitud positiva ensayan las canciones que van a tocar en su presentación. El deseo de este grupo de estudiantes es dar a conocer la música y su municipio.

Para alcanzar esta meta, Nangli viene trabajando desde hace tres años con  el apoyo del instructor de música Didier Jesús Agua Limpia, en cada ensayo que tienen jóvenes y niños de la comunidad, cuyas edades van de 5 a 17 años.

Mientras Nangli organiza a sus estudiantes y hacen calentamiento de voces, ingresa al camerino un joven de logística e informa que ya deben bajar y prepararse para su presentación.

En la sala, antes de ingresar al escenario, hacen una pequeña oración con una petición: que todo salga bien. Además, dan gracias por la oportunidad de estar en este lugar mágico y lleno de variedad multicultural.

La docente María Nangli Arboleda termina de organizar los turbantes de sus alumnas, antes de la presentación.

   ¿Cómo lograron llegar hasta esta presentación?

Con una sonrisa que refleja lo orgullosa que esta de sus alumnos, Nangli comenta: “mis muchachos llegaron al Petronito por su talento y con el apoyo del alcalde del municipio, amigos, padres de los integrantes y el compositor Hugo Candelario, entre otros”.

En medio del caos -porque mientras entra un grupo al escenario, sale otro-, llega el alcalde de Micay, Wilmer Adher Riascos Arboleda, para animarlos y desearles una buena presentación.

Llega el momento tan esperado, un hombre alto, con voz gruesa y listado en mano, llama al grupo ‘Frutos López de Micay’, es hora de entrar al escenario”.

El grupo ‘Frutos López de Micay’, con el alcalde de su municipio, Wilmer Adher Riascos Arboleda.

En tarima, jóvenes y niños parecen adultos mientras tocan cada instrumento; además, el público disfruta y lo demuestra sacando sus pañuelos para menearlos de un lado al otro al ritmo de la música.

El talento de estos hombres y mujeres llama la atención de los periodistas de un medio nacional que los aborda porque están interesados en su municipio, que será incluido en un documental que están elaborando acerca de la cultura del Pacífico.

Presentación en el Petronito 2016.

   Olga Salazar Ramírez

@olgasalazar0319 

Un día en la vida de… UNA LAVANDERA

Carmen Jaramillo Gordillo, una norte vallecaucana de 75 años de edad, se ha caracterizado por ser una mujer luchadora. Creció en una finca rodeada de cultivos, flores y animales pero no pudo gozar de su niñez, debido a que desde muy pequeña tuvo que realizar diferentes labores, entre ellas lavar ropa, coger café y cortar leña.


Actualmente vive sola en Primavera, en el norte del Valle, ya que su esposo murió hace trece años y no cuenta con el apoyo económico de su familia. Por eso, se las ingenia para obtener el sustento diario. Sin embargo, afirma con optimismo que trabajar es un hobby que hace parte de su inspiración para sentirse viva.

Dadas las 8:00 enciende la radio y sintoniza su emisora favorita para escuchar música popular; al ritmo de la melodía arregla su casa dejándola en perfectas condiciones para salir a trabajar. Se levanta a las 6:00 de la mañana, le agradece a Dios por un nuevo día, prepara el café y se dirige a ver a sus ‘niños, como llama  los cerdos que cría; les lava la cochera y los alimenta. Después prepara su desayuno, y deja listo el almuerzo; cuando termina les da de comer a sus gatos.

Carmen Jaramillo en su trabajo

A las 9:00 llega donde su primera clienta, donde le es entregada la ropa para lavar a mano; allí se demora regularmente una hora. Entre la espuma del jabón y el recorrido del agua por cada una de las prendas,  Carmen extrae el mugre con la habilidad que solo pueden ofrecerle sus manos, que se resisten al uso de los guantes de caucho que utilizan ahora quienes lavan a mano. Un oficio que, dicho sea de paso, es cada vez menos común.

Aquí charlando con Cecilia, su mejor amiga.

Al terminar esa tanda, se dirige a otra casa de familia donde también realiza su labor y termina a las 12: 00 del día. Sus clientes, satisfechos, resaltan la limpieza que ninguna máquina podría garantizarles. La ropa, lavada a mano y secada al sol,  es el pasaporte de Carmen hacia una subsistencia, modesta pero feliz.

Cuando regresa a su vivienda está agotada; almuerza y tiene la fortuna de poder darse una siesta. Al fin y al cabo, la soledad tiene sus ventajas.

Cuando se levanta prende el televisor y ve las novelas que tanto le encantan, pero marcadas las 4: 00 debe de salir de nuevo. Ahora, es para recoger aguamasa, el alimento que otros desprecian pero es vital para la manutención de los cerdos). En ese vaivén, aprovecha para platicar con sus amigas y en medio de cuentos y risas, recuerda que ya es hora de regresar a casa.

Carmen disfruta cuidando de su jardín.

Al caer la tarde, de vuelta en su hogar, Carmen  alimenta nuevamente a los cerditos y deja preparada la comida para el siguiente día. Es cuando saca un poco de tiempo para consentir y regar su jardín.

A las 8:00, Carmen finaliza las labores y se da un baño para irse directamente a la cama; lo último que hace al cerrar sus ojos es orarle a Dios. Le agradece por su trabajo y porque él nunca la desampara.

Recogiendo las sobras para alimentar a los cerdos
  • DATOS
  • Según la Secretaría de Integración Social, cada día son abandonadas dos personas mayores de 60 años, lo que se traduce en que al año más de 730 abuelos son dejados en hospitales o calles por parte de sus propios familiares.
  • En el país existe el programa de solidaridad con el adulto mayor “Colombia Mayor”, implementado por el Gobierno, que busca proteger a las personas de la tercera edad que se encuentran desamparadas, no cuentan con una pensión o viven en la indigencia y/o en extrema pobreza. Sin embargo, la cobertura no ha llegado a Primavera.  

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Ana María Serna