LA VALENTIA DE UNOS ES EL TEMOR DE OTROS

LA VALENTIA DE UNOS ES EL TEMOR DE OTROS

Autor: Diana Lorena Cadena Cardona.

Facultad de Humanidades y Artes

Se realizó en el aula máxima de la Universidad Santiago de Cali, el segundo conversatorio Diversa Universitaria, organizado por la docente Paola Andrea Gómez Montoya y con el apoyo de la asignatura de Publicidad Social, y el Semillero Muthesius.

En el evento se expuso la diversidad sexual y de género; este espacio es para que todos los interesados se reúnan y conozcan historias e información que pueda mejorar su calidad de vida, y a su vez identificar ejemplos de inspiración y superación. “La diversidad sexual se manifiesta en diferentes momentos de la vida, es decir no depende de que sea mayor o menor de edad. Hay niños y niñas, adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores que son homosexuales, heterosexuales, bisexuales o transgénero”.

No vale la pena vivir un infierno ya que de alguna manera es algo horrible vivir como tú no te ves, ni cómo te sientes por eso hay que hacerlo para sentirse feliz.

Este evento contó con la participación de comunicadores, cineastas e investigadores, quienes expusieron sus experiencias como personas pertenecientes al grupo LGBTI, entre los ponentes se encontraron: Lorena Calapsú, Nicolás Varela, Hernán Uribe, Dino Ventolini, y Lisímaco Núñez. 

Los seres humanos tienen derecho a sentirse como deseen, entre ellos esta su gusto y condición de género; agregándole a la diversidad cultural su aporte personal. La condición sexual no interfiere en que cada ser humano exprese y desarrolle sus ideas en el ámbito sociocultural. 

En estos espacios es cuando encontramos seres humanos en su máxima expresión. 

Lorena Calapsú, comunicadora social de la USC expresó a la comunidad santiaguina “¡Yo sé que es difícil! Yo pase por eso, pero no hay nada más rico y chévere siendo uno mismo. Puede haber muchas circunstancias adversas, pero la vida es hermosa y sobre todo saber que entre más uno avance en ese trasegar que es prácticamente la vida, te vas a encontrar gente que te quiere y te apoya; eso debe ser suficiente motivación, además es imperdible la oportunidad de descubrirse a uno mismo”, comento. 

Nicolás Varela, Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Santiago de Cali, expresó: “Yo soy una persona muy afortunada, porque la etapa más difícil de mi vida fue la niñez, la aceptación de mi madre más la situación conservadora por la que pasaba el país me generaban temor, yo antes tenía mucho miedo, decía que en la calle me va a ir tenaz, que no conseguiría trabajo; lo cual fue difícil. Por el lado legal fue algo más fácil, no existe la discriminación es solo cambiar el nombre de la cédula. 

“Cali se registra como a la ciudad con mayor índice de homofobia con un 43.2 %”. 

Yo le aconsejo a quienes estén pasando por una situación similar a la mía, que se animen a ser ellos mismos, porque no vale la pena vivir un infierno ya que de alguna manera es algo horrible vivir como tú no te ves, ni cómo te sientes por eso hay que hacerlo para sentirse feliz. Las personas que estén interesadas en cambiar de sexo busquen un endocrinólogo y si está pensando hacer una faloplastia, no lo hagan en Colombia pues no tienen los mecanismos”. 

“El abuso de la fuerza policial aumenta ante las tendencias mundiales”. 

En un comunicado reciente “La Alcaldía de Santiago de Cali a través de la Secretaría de Cultura y Turismo del Municipio y Expresión Viva, implementan el proyecto denominado: Procesos de Inclusión de la Comunidad LGBTI de Santiago de Cali, e invita a organizaciones sociales, culturales y artísticas LGBTI, gestores culturales locales, artistas y sector poblacional LGTBI a participar en la convocatoria fotográfica DIEZ MARCHAS: IMÁGENES EN DIVERSIDAD. Esta exposición busca reconstruir fotográficamente la historia y memoria de las marchas LGBTI en la ciudad desde el año 2001 hasta el 2015.” 

 

Los seres humanos tienen derecho a sentirse como deseen, entre ellos esta su gusto y condición de género.

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Entre rejas

El brillo de la luz que iluminaba desde lejos la vía por donde conducía una motocicleta, lo detuvo. Eran aproximadamente las diez de la noche cuando se despidió de su novia, se puso el saco, el chaleco y el casco, tomó las llaves y le dijo adiós.


Por: María de la Luz Palacios Estrada

Antes de ir a su casa tenía pensado arrimar a la panadería para comprar el pan del desayuno, como de costumbre.

Era una noche fría como las que hacen en Soacha; sin temor alguno emprendió su viaje, pero cuando vio esa luz lejana se estacionó en una esquina y dudaba si seguir o devolverse, ¿pero devolverse por qué?

“Lo pensé bien y si eran los ‘tombos’ no me antecedía nada más que un porte ilegal de armas, cosa que no tuve en cuenta por el momento. Decidí seguir mi camino, pero nuevamente la iluminación se interpuso y en medio de ella salió un hombre que me hizo señales de pare”, cuenta Yimmi Leal, al recordar la noche en que su vida tomó un rumbo inesperado.

Una requisa, todo normal. Entregó la cédula y qué raro, nada que se la devolvían para terminar su viaje. “Una hora, dos horas y nada, uno así ya se preocupa”, dice Yimmi.

Ansioso de llegar a casa, preguntó qué pasaba y uno de los militares, sin decir nada, lo subió a un camión donde había más jóvenes; pero ¿por qué?, él seguía sin entender. ¿Sería la luz al final del túnel que no debía haber seguido?

Ya han pasado once años y Yimmi Leal sigue preso en la Cárcel Modelo de Bogotá.

Todos los días a las cinco y media de la tarde suena una alarma que anuncia la hora de ir a dormir. Su vida se ha convertido en una monotonía y no le queda más que pensar en la que disfrutaba al lado de su familia, sus amigos y del hijo que estaba gestándose cuando se lo llevaron.

Con las luces ya apagadas y después de escuchar el ruido que despiden las rejas cuando son tocadas con un bolillo para verificar que estén cerradas, recuerda línea a línea las palabras que componen su sentencia: condenado a 390 meses y, como si fuera poco, a pagar 2.010 salarios mínimos porque lo acusaron de ser ‘coautor del delito de concierto para delinquir agravado en concurso heterogéneo con y porte ilegal de armas de defensa personal y homicidio agravado en las personas de Jeison Isidro y Diógenes Bayona Téllez’.

Su voz gritando inocencia y clamando libertad hacen eco en sus pensamientos, y aunque el video que está en la página de Youtube donde se escucha la voz de unos hombres que dicen ser los culpables del asesinato de los hermanos Bayona y que no conocen al señor Yimmi Leal, según lo manifestado por Yimmi no ha sido suficiente para ahondar en la investigación de su inocencia; él continúa enviándole cartas al presidente para que su caso no siga pasando desapercibido.

Entre rejas, cree que nada ha sucedido con él porque es uno más de los miles que no tienen cuello blanco ni los beneficios que esto le otorgaría, porque no tiene el dinero suficiente ni las influencias para emprender una huida “legal por lo ilegal”, sin más que un pantallazo por la televisión.

Lo que más le duele es el tiempo que su hijo ha crecido sin el calor de padre que él pudiera darle si no estuviera preso; el estar lejos de su familia y de su compañera sentimental; además, exclama su vergüenza por ser acusado de paramilitar y asesino.

Entre tanto, ha llegado a la conclusión de que “los jueces en vez de toga deberían llevar un traje de colores y un pimpón en la nariz, claro que eso sería una ofensa para los payasos que trabajan honestamente”.

Mientras el tiempo pasa y los días se acaban, los va tachando con la ansiedad de que se acaben rápido y así pueda gritar: LIBERTAD.