Desafíos y fortalezas en el camino de la comunidad LGTBI hacia la igualdad 

Autoras: Valentina Salazar|Nicoll Perea.

Facultad de Humanidades y Artes

Al aceptar su identidad LGBTIQ, muchos estudiantes universitarios enfrentan desafíos únicos en entornos marcados por la religión y la familia. Algunos, conscientes de las expectativas familiares arraigadas en la fe cristiana, mantienen en silencio su verdadera identidad desde la infancia. Otros, criados en hogares conservadores, luchan internamente por aceptarse mientras enfrentan la homofobia en sus propios hogares. Estas historias, aunque distintas, reflejan la importancia del amor y la aceptación familiar en el camino hacia la autenticidad y la felicidad. 

Las experiencias dejan ver la inmensa complejidad de las batallas que luchan aquellas personas pertenecientes a la comunidad LGBTI+; más aún cuando es en busca de igualdad y respeto.

Erik Fabián Montenegro, un estudiante de música, de sexto semestre, en la Universidad Icesi, lleva consigo una historia de lucha y autodescubrimiento en un contexto marcado por la religión y la familia. Desde su infancia, Erik sintió que no encajaba con los otros niños, pero el temor a la reacción de su familia, arraigada en la fe cristiana, lo mantuvo en silencio. Conocedor de las expectativas familiares, ocultó su verdadera identidad a su madre Nataly Jiménez y su padre Sandro Montenegro. 

La pandemia de COVID-19 profundizó la crisis de identidad de Erik. Al verse confinado con su familia y siendo incapaz de expresarse libremente como parte de la comunidad LGBTIQ, encontró el valor para compartir su verdad con su hermana Saray, quien le brindó su apoyo incondicional y lo alentó a revelarla a sus padres. En junio de 2020, Erik enfrentó el desafío y les confesó su orientación sexual. Mientras su padre aceptó la noticia con comprensión, su madre lo rechazó, sumiéndose en un largo silencio de cinco meses. 

A pesar de las dificultades familiares, Erik logró completar sus estudios en el año 2021 y continuar su carrera musical con el apoyo de su padre y hermana. Sin embargo, la relación con su madre se deterioró aún más, y Erik tomó la decisión de mudarse con su tía, quien lo respalda plenamente. Fue la intervención de su tía, al recordarle que el amor de Dios no discrimina, la que reestableció la relación entre Erik y su madre. Nataly buscó a su hijo el 18 de febrero de 2022, extendiéndole una mano de aceptación y reconciliación. 

                                                                      

Una historia similar es la de Santiago Fernández, un estudiante de arquitectura en la Universidad Autónoma. Él creció en una familia conservadora, donde la homofobia estaba arraigada. Con un padre distante y una madre que siempre sospechó su verdad, pero guardó silencio para protegerlo, enfrentó el rechazo de su familia y la lucha interna por aceptarse a sí mismo. 

A pesar de las enseñanzas de su familia, Santiago comenzó a explorar su identidad. Hablaba con chicos que le gustaban, pero la culpa y el miedo lo atormentaban cuando volvía a casa. Al comienzo de la adolescencia intentó reprimir sus sentimientos, incluso tratando de forzar su atracción por mujeres, hasta que un día una de ellas lo rechazó y le dijo: “Santiago, pero tú eres gay, yo realmente no te gusto; simplemente no te rehúses a sentir lo que realmente sientes”, y así fue confrontado con la verdad por alguien más. 

Pasó el tiempo y a los 15 años, Santiago finalmente se armó de valor y confesó su orientación a su madre. Para su sorpresa, ella ya lo presentía y lo apoyaba plenamente. En un giro inesperado, su madre compartió su propia verdad, revelando que también era bisexual y estaba en una relación seria con otra mujer desde hacía varios años. Este momento de sinceridad fue una catarsis para ambos, fortaleciendo su vínculo y mostrándole a Santiago que no estaba solo en su camino hacia la aceptación y la felicidad. 

Una historia contraria a las anteriores es la de Miguel Rojas, estudiante de química farmacéutica en la Universidad Icesi. Un día de su adolescencia le contó a su abuela, su mayor confidente, su orientación sexual. La abuela guardó el secreto durante siete años, pero antes de morir, ella les confesó a su hija y a su yerno que Miguel era gay y que, así como ella lo había apoyado durante este tiempo, era hora de que ellos hicieran lo mismo. La mamá de Miguel lo tomó súper bien y lo apoyó totalmente, al contrario de su padre, quien, de la rabia, lo agredió físicamente hasta dejarlo inconsciente.  

Miguel cuenta que después de eso se fue de la casa, ya que el respeto se había perdido, pero seguía en contacto con su mamá. El tiempo pasó y su padre volvió a agredirlo físicamente en múltiples ocasiones; actualmente, esta historia con su padre no se termina de contar, pues, aunque su padre lo aceptó, no está de acuerdo con su expresión física (pintarse las uñas, su cabello, la ropa que usa). La lucha constante por la igualdad y el respeto es aquello que mantiene viva la esperanza de Miguel, quien desea con ansias que algún día su padre vuelva a apoyarlo y estimarlo, como lo hacía antes de conocer su orientación sexual.  

UN ENFOQUE RELIGIOSO 

Javier Espada, un pastor cristiano, dio su punto de vista desde su religión hacia la comunidad LGBTQ+. 

                                                                           

El pastor Espada relata que en su religión Dios nos ama a todos por igual, pero él no ama el pecado que el ser humano puede crear: “el estado de homosexualismo es un estado de pecado, eso no lo ama Dios”, asegura. 

Espada se enfoca en el Génesis (el primer libro del Antiguo Testamento de la Biblia) y explica que en allí dice que Dios creó Hombre y Mujer para que todos nos reproduzcamos: “esta es una de las obligaciones mientras estamos en este paso terrenal, básicamente es el fin para que estamos en este mundo”. El pastor Javier critica el matrimonio del mismo sexo: “¿Qué puede salir de dos hombres? Nada, o ¿Qué puede salir de dos mujeres? nada; no hay fruto para Dios” 

“Todo lo que hay de las leyes LGBTI y todo lo que ellos han conseguido, es más una ideología de género, una ideología de ellos. En esa ideología, por tratarse de incluir ellos mismos se empiezan a excluir”, reflexiona.  

El pastor cristiano asegura que cuando un homosexual empieza a estudiar la biblia y a “darse cuenta y confrontarse” de que lo que él practica no es agradable para los ojos de Dios, “se sale de la religión o termina aún peor”. Concluye que esta es la razón por la que hay tanta ideología de género, pues en el mundo natural no pueden crear normas basadas en su expresión, el mundo positivista es el que los acoge a su igualdad y respeto de género.  

Sin embargo, confiesa que debe trabajarse por la aceptación, pues “Dios quiere que todos seamos salvados y que conozcamos de él y nos arrepintamos de todos nuestros pecados, es una parte importante y no se puede rechazar a nadie por su condición de homosexual”.  

Las experiencias dejan ver la inmensa complejidad de las batallas que luchan aquellas personas pertenecientes a la comunidad LGBTI+; más aún cuando es en busca de igualdad y respeto. Sin embargo, también destacan la importancia del amor y la aceptación familiar en el camino hacia la autenticidad y la felicidad, así como la necesidad de respeto e igualdad para todos, independientemente de su orientación sexual. 

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