La lucha por una playa que el mar reclama: Los Mulatos, Nariño 

Por: Valentina Caicedo, Karol Lasso y Valentina Ordoñez C.

Facultad de Humanidades y Artes

Después del último fenómeno, la playa quedó tan destrozada que de pasto pasó a arena o agua (Foto Luis Reina, 2023). 

En la costa pacífica colombiana, en el corazón del departamento de Nariño, yace una comunidad que desafía la fuerza implacable de la naturaleza. En Los Mulatos, una pequeña playa, la Playa de los Vikingos, enfrenta el embate del mar que, poco a poco, ha ido devorando su hogar. 

Este lugar, que alguna vez fue un centro de encuentro para pescadores y familiares, ahora se encuentra en peligro de desaparecer.  

Acompañando este drama natural, la playa ha sufrido también el embate de los terremotos que han sacudido la región en los últimos años, debilitando aún más el terreno y precipitando la subida del nivel del mar. 

La comunidad se encuentra dividida entre quienes ven la migración como la única opción viable y aquellos que creen que su lugar está en la playa, resistiendo junto a sus raíces.

Mar y tierra: una lucha constante 

Los terremotos recientes, cuyas causas y fechas son objeto de análisis de los expertos del Parque Nacional Natural Sanquianga, han generado grietas y debilitado el suelo que sustenta las frágiles costas de Mulatos. “Cada vez que la tierra tiembla, el mar parece ganar terreno. Los movimientos tectónicos en esta zona han influido en el comportamiento del mar y en la erosión acelerada de la playa. La erosión costera aquí no es solo un problema de clima, también es un problema geológico”, explica Carolina Andrade, geóloga especializada en movimientos sísmicos de ese parque.   

El Parque Sanquianga, que abarca vastos ecosistemas costeros, ha sido testigo de cómo la línea costera retrocede año tras año. Sobre el aumento progresivo del nivel del mar, el ecólogo marino German Salazar comenta que “la combinación de terremotos, el cambio climático y el incremento del nivel del océano han hecho de esta área foco rojo de erosión. Cada ola que golpea la Playa de los Vikingos arrastra consigo un pedazo de historia”. 

Resistir o migrar: la encrucijada de una comunidad 

A pesar del deterioro evidente, muchos habitantes se niegan a abandonar su hogar ancestral. La líder comunitaria María Estupiñán (65 años) ha vivido siempre allí. “El mar se ha llevado partes de la playa, pero esta tierra es nuestra. Nos aferramos a ella porque aquí está todo lo que conocemos”, afirma con determinación. Para doña María y otros pobladores, la conexión con la tierra va más allá de lo físico; es una cuestión de identidad cultural y pertenencia. 

Sin embargo, no todos han resistido. Un grupo significativo de familias ha decidido trasladarse al pueblo cercano, El Cacao, donde las condiciones geológicas son más estables. Este lugar, que alguna vez tuvo como única habitante a la tía Lucha, una anciana venerada por la comunidad, ha visto crecer su población en los últimos años, con casas nuevas que buscan refugio de esa costa implacable.  

La tía Lucha fue la primera en dar la bienvenida a los que llegaban”, recuerda José Salas, uno de los nuevos habitantes de El Cacao. “Aquí, aunque lejos del mar, encontramos seguridad. Pero muchos aun sueñan con regresar a la playa, con que algún día el mar devuelva lo que se ha llevado”, relata.  

El Cacao, Casa de la Tía Lucha, (Foto Instagram de @akasafundacion). 

La ciencia detrás del desastre  

Según los estudios más recientes realizados por el Parque Sanquianga, la erosión costera en Mulatos no solo es consecuencia del incremento del nivel del mar, sino también de la forma en que los terremotos han alterado la topografía submarina y costera. “El desplazamiento de placas tectónicas genera un impacto en el fondo marino que, a su vez, provoca cambios en las corrientes oceánicas y la dirección del oleaje”, explica el oceanógrafo del parque, Luis Contreras.  

A finales de diciembre del 2022, se presentó el último fenómeno de oleaje anómalo de gran altura, que causó inundaciones y daños en la zona costera, llevándose consigo gran parte de la playa. Según Contreras, en este caso, las olas fueron el resultado de condiciones meteorológicas y no de un evento sísmico. “Desde entonces, la playa ha retrocedido más de 20 metros y no parece que el fenómeno vaya a detenerse pronto”, agrega.  

Al filo de la incertidumbre  

La comunidad se encuentra dividida entre quienes ven la migración como la única opción viable y aquellos que, como María Estupiñán, creen que su lugar está en la playa, resistiendo junto a sus raíces. Los planes de reubicación son discutidos a nivel local, pero la falta de recursos y de infraestructura adecuada complica cualquier solución definitiva.  

El Parque Nacional Sanquianga sigue monitoreando la situación, ofreciendo información sobre los cambios en el terreno y el impacto ambiental. Sin embargo, mientras autoridades y expertos buscan soluciones a largo plazo, Los Mulatos sigue viviendo al filo de la incertidumbre. 

“Nosotros siempre hemos vivido con el mar como compañero y aunque ahora parece más un enemigo, no podemos simplemente darle la espalda. Está en nuestra lucha, y aunque parezca que estamos perdiendo, aún no nos hemos rendido”, concluye doña María”. 

El desplazamiento de placas tectónicas genera un impacto en el fondo marino que, a su vez, provoca cambios en las corrientes oceánicas y la dirección del oleaje”, explica el oceanógrafo del parque, Luis Contreras. 

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