Venezuela: Un juego político de altas apuestas

Venezuela: Un juego político
de altas apuestas

Autor:  Pedro Pablo Aguilera

Cómo resultado de dos cursos (Poder, Democracia y Conflicto y Problemas Sociales del Tiempo presente) comparto algunas ideas sobre Venezuela, un país que vive un travestismo político, ha atraído la atención de actores internacionales debido al Pacto de Barbados. Noruega, Barbados, Rusia, Países Bajos, Colombia, México y Estados Unidos, junto con otros países con intereses geopolíticos diversos como Brasil, China, la Unión Europea y Cuba, se han involucrado para garantizar elecciones democráticas en Venezuela en 2024. Este juego político está programado para el 28 de julio, pero aún persisten dudas.                                                                                    

Nicolás Maduro, una caricatura del chavismo, se enfrenta a María Corina, quien se presenta en el cuerpo de Edmundo González, junto con otros candidatos que parecen más falsos que auténticos. El gobierno actual mantiene el poder a través de una estrategia de resistencia, apoyada por una base de seguidores leales que, a pesar de las crisis económicas y las sanciones internacionales, siguen creyendo en el legado de Hugo Chávez. Sin embargo, el gobierno tiene algunos trucos bajo la manga, y no se puede descartar la posibilidad de que saquen un as para mantenerse en el poder.

Por otro lado, la oposición busca la estrategia perfecta para dar el jaque mate. Con energía renovada, un candidato de unidad y el respaldo de gran parte de la comunidad internacional están listos para enfrentarse al gobierno. Este juego no tendrá empate ni tablas. La suspensión de las elecciones sería un

terremoto político con implicaciones para la región, especialmente para Colombia. Las protestas, las condenas internacionales y los debates sobre la legitimidad y la democracia serían inevitables.

La percepción de una larga campaña ya muestra sus resultados. En los estados de Portuguesa y Falcón, tradicionalmente oficialistas, los votantes han respaldado a María Corina, quien hace campaña en favor de González, su apoderado. Esto ha llevado a que el tradicional jefe de campaña de Maduro, Diosdado Cabello, sea desplazado por Rafael Lacava, un populista pragmático y actual gobernador de Carabobo. Aunque Lacava ha expresado posturas racistas y homofóbicas en las redes sociales, su popularidad se basa en su estilo distanciado de la ideología.

Las encuestas muestran que el gobierno no goza de aceptación en su gestión. Maduro solo cuenta con un 6.1 % de aprobación, mientras que la opositora María Corina Machado obtiene un sólido 76.2 % de apoyo. Aunque María Corina no puede presentarse directamente, pide a los votantes que respalden a Edmundo González, quien según la encuesta de MEGANÁLISIS de abril de 2024, sería el ganador, le sugiero vea los datos.

Ante la posibilidad de una suspensión electoral, se especula sobre un posible autogolpe de estado por parte de las fuerzas armadas, que alguna vez fueron la base del chavismo durante el golpe militar de los años 90. Esto sería inaceptable incluso para aliados de izquierda como Brasil, Colombia y Chile, aunque no tanto para Nicaragua, Cuba, Rusia o China.

Las implicaciones de una suspensión serían enormes, no solo a nivel diplomático. Internamente, podrían surgir fuertes protestas, y el ejército podría no estar dispuesto a reprimir al pueblo, según analistas que informan sobre rupturas internas entre los mandos medios y los soldados, quienes ven a la cúpula del generalato asociada a la corrupción y el narcotráfico.

En lo personal, creo que la cancelación o el autogolpe no deben descartarse, ya que sería coherente con las tácticas del gobierno para mantenerse en el poder y los consejos de Cuba que poca experiencia en democracia tiene o las disidencias de las FARC y ELN que se verían afectadas en el control de rutas y retaguardia por un cambio en Caracas. Y mucho menos Moscú que desea mantener una presencia estratégica en el Caribe.

Cada semana veremos como avanza esta historia pero ¡la política siempre nos reserva sorpresas!

…La oposición busca la estrategia perfecta para dar el jaque mate”.

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EL TRUMPAZO

Lo que sucedió en los EEUU es un trumpazo, es decir, un golpe políticamente incorrecto. Un golpe fuerte y definitivo. Una victoria inesperada de un actor político no reconocido hasta ahora, pero que viene expresándose en diversos lugares contra la real politik de la post guerra fría.


El trumpazo tuvo su primer golpe en el jab del Brexitde Gran Bretaña, cuando congeló a la Unión Europea y al modelo integracionista supranacional, para regresar al esquema aislacionista.

El trumpazo tuvo su segundo golpe cuando con un Uppercut Colombia decidió para asombro del mundo decir NO al plebiscito de los acuerdos de paz. Fue un NO marcado por el escepticismo, la duda y reclamar una forma más incluyente de hacer política.

El trumpazo, finalmente, tuvo un tercer asalto con tres golpes seguidos de Donald Trump; un crochet al establecimiento político norteamericano cuando se impuso como candidato en las primarias del Partido Republicano, un hook al Partido Demócrata quitándole las bases sociales de trabajadores urbanos, trabajadores del campo, y un poderososwing, que humilló a los medios de comunicación y analistas políticos con su victoria dada por imposible.

El trumpazo viene develando la importancia de hacer nuevas y más profundas lecturas de la sociedad actual. La globalización no puede significar desconocer como ha sucedido en los tres casos mencionados Gran Bretaña, Colombia y EEUU. Sin duda la falsa homogenización que llevará al socialismo llamado real al fracaso vuelve a manifestarse irónicamente en este mundo globalizante y globalizado.

La nueva época refleja un claro choque de dos generaciones: la millenium, en la que las tecnologías,  el individualismo, los microcosmos culturales hacen movernos en sendas inéditas frente a una generación  de cierre de los 50, que ahora decide resistirse a los cambios de época con un profundo conservadurismo.

El trumpazo llama a saber reinterpretar la realidad en forma compleja. A entender la sociedad como una multitud de universos desde diversas miradas demográficas, socioculturales, religiosas y étnicas en donde las tesis interculturales de la globalización ocultaron falsamente esa diversidad.

Las emociones, los sentimientos, los valores, los miedos no son matemáticamente exactos o medibles y justamente esos fueron los que invirtieron las encuestas en los grupos de personas desechadas por determinada razón. Los humanistas tienen un enorme reto; la sociología, la antropología cultural, la filosofía y la psicología social, la comunicación y la publicidad deben cuestionarse sus paradigmas, su modo de interpretar al mundo.

El trumpazo es verdad, la sociedad está actuando, moviéndose de forma muy diferente y puede ser que estemos equivocados los que hemos perdido.

Pedro Pablo Aguilera

@841790

PEDAGOGÍA DE PAZ: Estrategias de construcción de paz

El Departamento de Humanidades de la Universidad Santiago de Cali, en compañía del observatorio de medios y el equipo de trabajo de la Vicerrectoría, lanzó una encuesta desarrollada en dos etapas a lo largo del mes de octubre, con el fin de conocer la intención de voto del estudiantado y su conocimiento sobre los documentos finales de los acuerdos.


Pedro Pablo Aguilera, Director del Departamento, explicó que la encuesta fue desarrollada con alto rigor metodológico, y que en ella participaron 2.237 personas diferenciadas por facultades. Se aplicó en una muestra aleatoria simple permitiendo participación independientemente de sexo, jornada, estratos, etc.

La pedagogía realizada intensivamente en el último mes a través de diferentes ponencias, seminarios y videoconferencias con argumentos desde distintas perspectivas y enfoques, arrojó buenos resultados en la intención de voto por el SÍ.

Foto tomada del grupo Gicovi

Se estima, según los resultados de la última encuesta, que la población santiaguina que presentaba un alto nivel de desconocimiento sobre los acuerdos del plebiscito, pasó a estar enterada hasta en un 83%, lo cual se considera relevante en tanto permite votar a conciencia y no bajo especulaciones.

En los datos de la encuesta se estableció que hubo votación ascendente a favor del SI, con estadísticas de 66% por el SI, y 34% por el NO. Se espera que esto se vea reflejado el 02 de octubre en las urnas con el objetivo de construir un nuevo país.

Foto tomada del grupo Gicovi

“aseguró el Director del Departamento de Humanidades”]“Quisiéramos que el país estuviera unánimemente con el SI, tenemos claro que los acuerdos en la Habana no hacen la paz, pero si son el punto de partida para empezar a construirla”.

Pedro Aguilera reiteró el compromiso de la USC con el SÍ, por ello parte de la responsabilidad universitaria es informar, educar y hacer Pedagogía de paz; resaltando que los jóvenes mostraron entre 83% y 85% de intención de voto, lo cual en un país con una alta tradición de abstencionismo, es un muy buen resultado.

Daniela Larrahondo Campo

SANGRE, AUTOCENSURA Y PERIODISMO

Los 152 asesinatos de periodistas en Colombia desde el año 1977 hasta el 2015, parecen desvanecerse de la memoria colectiva de esta violenta república, que indujo el miedo al oficio de informar a través de las acciones delictivas, y entregó como resultado la autocensura, sangre e impunidad.


Según el libro Palabra y Silencio, del Centro Nacional de Memoria Histórica, el primer asesinato de un periodista en Colombia del cual se tiene registro, ocurrió el 11 de diciembre de 1977 en Cúcuta. Carlos Ramírez París, director de Radio Guaymaral, murió tras recibir varios golpes de dos policías; por este crimen nadie fue judicializado.

Después de aquel asesinato, el oficio de informar fue directamente golpeado por la violencia; en la década de los años 80 fueron asesinados 43 periodistas y el miedo se apoderó de las salas de redacción  debido a las múltiples amenazas y secuestros. Por muchos años, Colombia ocupó el primer lugar de países donde más asesinaban comunicadores.

Las órdenes de atentar contra periodistas venían desde todos los frentes del conflicto colombiano: narcotráfico, paramilitares, guerrillas, políticos corruptos y fuerza pública, esta última a través de la Brigada 13 del Ejército infundía el pánico a todos aquellos comunicadores que investigaran más allá de la información que ellos ofrecían.

La mayoría de los periodistas asesinados adelantaban o habían expuesto investigaciones en las cuales evidenciaban corrupción y cuestionaban los procederes de los poderes políticos de turno. Gran parte de los comunicadores flagelados ejercían su labor en medios pequeños o regionales y tenían más libertad de indagar sobre la oficialidad de la información.

Con el nacimiento de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el país vivió la más cruenta ola de asesinatos por una simple razón: pensar diferente. Periodistas con tendencias políticas y económicas de izquierda, fueron perseguidos, asesinados y desplazados de sus territorios. De aquellos crímenes nadie se atrevió ni siquiera a abrir investigaciones a profundidad para dar con los responsables, la impunidad fue un premio para los victimarios y un desconsuelo para las víctimas.  

Medios de comunicación como la revista Alternativa y el Espectador fueron duramente golpeados por criminales que se habían dado cuenta de la importancia de suprimir el pensamiento libre y crítico de la sociedad para justificar su accionar delictivo. Según el citado libro, el número de asesinatos de comunicadores que desempeñaban su labor en prensa escrita es mayor comparado con la radio y la televisión.

“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”: Albert Camus, escritor francés.

Con la llegada del nuevo milenio, en Colombia disminuyeron paulatinamente los homicidios contra periodistas, pero creció el fenómeno de la autocensura precedida por el miedo de los comunicadores a ser asesinados.

Los espacios investigativos y cuestionadores del poder en los medios fueron reemplazados por información sensacionalista y de entretenimiento; los periodistas pasaron de ser agentes divulgadores de los hechos por medio de varias perspectivas a desarrollar un ejercicio comunicativo dependiente solo de las voces oficiales y de lo que se “pueda contar”.

Los asesinatos sin duda condicionaron el oficio informativo; la muerte calló a aquellos que ejercían su labor éticamente, la impunidad contribuyó a que el fenómeno creciera y la ciudadanía, impávida ante estos hechos, dejó que se vulnerara su derecho a estar informada.

Luego del año 2002, la “estrategia” para desestimar la labor periodística empezó a transformarse, los homicidios fueron reemplazados por los procesos judiciales, las palabras como “guerrillero” o “terrorista” se pronunciaron desde lo más alto del gobierno cada vez que un periodista refutaba una información de carácter oficial.

Según datos de la Fundación para la Libertad de Prensa, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, decenas de periodistas de medios nacionales, regionales y comunitarios abandonaron sus trabajos y pidieron exilio en países vecinos, las chuzadas desde organismos de la fuerza pública y las amenazas fueron factores determinantes.

Algunos de los periodistas más reconocidos del país que profesaban abiertamente su oposición al gobierno no se fueron, pero sí se acoplaron a la nueva forma en que debían trabajar: fuentes oficialistas, noticias sin profundidad, notas rápidas y sin contexto y, sobretodo, el entretenimiento a través del sensacionalismo para mantener a la audiencia “conectada”.

Arturo Guerrero, periodista y analista colombiano

En su libro País Lejano y silenciado, Arturo Guerrero argumenta: “Es habitual, además que estos medios tengan definidas preferencias políticas o compromisos con las fuentes. Sus periodistas comprenden que a estas ‘hay que hacerles pasito’ o no contrariar sus intereses con la información que produzcan. En muchas regiones donde no hay comercio, el Estado es el único anunciante fuerte, de manera que las autoridades se vuelven intocables”.

La sangre empañó el ejercicio informativo, la impunidad sepultó las ideas y convicciones de todos aquellos que se arriesgaron a dudar, la autocensura fue una victoria abrumadora de todos los propagadores de violencias y corrupción.

 Por: Jamir Mina Quiñónez  

  @Jamir_Mina

Ciudad Juárez: la apuesta por la paz (Tercera entrega)

En casa suele soltarse el cabello, pintarse los labios de rosa. Cuando sale a bailar con su esposo, prefiere los pantalones pegados, una falda, un vestido. Entonces usará tacones y con suerte medirá 1.67 metros. Entonces llegará la pregunta incómoda, esa que responde con una franca sonrisa, —Soy policía—.


Capítulo 3
Cindy: la mujer del rifle

El arma larga que sostiene Cindy con la mano derecha le rebasa la cintura casi a la altura del ombligo. Camina con temple, espalda erguida, sin doblegarse al peso de cargar un chaleco antibalas de tres kilos que junto con el rifle, la hacen pesar 58 kilos, seis más de lo habitual.

Cindy llega exaltada, las palpitaciones encuentran reposo cuando narra que viene de interponerse en una riña callejera donde esposó a dos hombres tendidos en el pavimento, de espaldas a su rostro y entre forcejeos, escuchó el clic del cerrojo para subirlos a la patrulla de la Policía Municipal que maneja en Ciudad Juárez. Cuando el agresor escuchó la voz de mujer ordenándole pararse del suelo, le pidió disculpas; antes había intentado escupirle sin atinarle.

La noche anterior había cocinado hamburguesas para sus dos hijos de cinco y doce años mientras veían una película. Vecinas imprudentes la han increpado sobre su profesión “poco femenina”, dicen. Que si le gustan los hombres aunque saben que está casada, que si sabe cocinar y del cuidado del hogar, que si es femenina o más bien machorra. Pero Cindy va más allá de un estereotipo milenario, que comenzó al ser la única mujer de cuatro hermanos y de quince primos

Tiene 35 años, de los que ha dedicado once a la policía de un municipio que navegó entre la sangre y el dolor en vísperas del 2010 cuando más de 3 mil personas fueron asesinadas en la ciudad fronteriza con El Paso, Texas, Estados Unidos. La lucha a muerte por la plaza entre el Cartel de Sinaloa y La Línea, brazo opresor del Cártel de Juárez, dejaron a miles sin hijos, primos, hermanos, mamás, amigos. Cindy perdió a una.

—Era mi amiga, una gran compañera, también policía. Conocía a su esposo, sus hijos, su barrio. Una mañana me tocaba patrullar y me avisaron de un tiroteo cerca, me acerqué a colaborar y allí estaba ella, en el suelo, muerta. Todas las mañanas pensaba en que quizás no iba a regresar, estaba embarazada de mi hijo menor, pero sabía que por él y por mi ciudad, teníamos que seguir dando la batalla.
— ¿Qué fue lo más difícil de ese 2010?
—Ver morir tanta gente y sentir el desprecio de la sociedad. La policía estaba desprestigiada, las miradas de los vecinos como reclamándote, los comentarios fuertes de la gente.
— ¿Qué te llegaron a decir?
—Que no servía para nada, que defendiera mi ciudad.

Cuando Cindy se embarazó, estuvo allí. Cuando su amiga murió, estuvo allí. Cuando la sociedad la increpó, ella también estuvo allí. Cuando Juárez fue la ciudad más violenta del mundo, ella estuvo allí. Ocho años al compás de una policía municipal que en 2010 tenía un diagnóstico desalentador: decenas de uniformados coludidos con la delincuencia.

En ese entonces, la mujer patrullaba las zonas marginales con el mismo rifle que hoy la acompaña a recorrer la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad Juárez. Perseguía asesinos, veía cuerpos destajados en bolsas plásticas, le hablaban microempresarios para reportar extorsiones o amenazas. Hoy, los robos a casas y vehículos son su principal dolor de cabeza.

Se ha enrollado el cabello ensortijado en un nudo a la altura de la nuca que descubre sus orejas puntiagudas. Su rutina arranca a las tres de la mañana cuando deja uniformes y loncheras listos porque una hora más tarde comienza a patrullar las calles de Juárez. Y antes de las tres de las tres, debe estar en la puerta de la escuela donde Joaquín cursa tercero de Kínder.

Cindy habla en clave con sus compañeros, los llama elementos; saluda con firmeza, las voces del radio que escucha a cada paso dicen cosas como “C4”, “confirmado”, “en camino”. Es una de las 523 policías mujeres que resguardan su ciudad como quien cuida de un rebaño de ovejas que a veces se descarrían. Era la única de un salón de clases que formaría a cientos de policías varones. Ahora la acompañan cientos de jovencitas o mujeres maduras a quienes no les tiembla nada cuando de combatir al crimen se trata. Está por concluir sus estudios en Criminología sin pagar un solo peso, la institución avala y modifica los turnos de policías que como ella, quieran obtener un título universitario.

—Esa es la clave, capacitación y cercanía con la comunidad— explica el hombre al frente de la Secretaría de Seguridad Pública, César Omar Muñoz Morales. —Anteriormente todos los elementos tenían apenas la secundaria; hoy, el 90 por ciento tiene preparatoria (bachillerato) y un 30 por ciento -como Cindy- está terminando sus estudios profesionales.

— ¿Las mujeres policías tienen un rol diferente en la institución?
— La policía es una sola corporación, somos dos mil 500 policías municipales hombres y mujeres.

Margarita Solano /Jefa de Información de www.lopolitico.com
Corresponsal de www.utópicos.com.co en México