Lo que sucedió en los EEUU es un trumpazo, es decir, un golpe políticamente incorrecto. Un golpe fuerte y definitivo. Una victoria inesperada de un actor político no reconocido hasta ahora, pero que viene expresándose en diversos lugares contra la real politik de la post guerra fría.


El trumpazo tuvo su primer golpe en el jab del Brexitde Gran Bretaña, cuando congeló a la Unión Europea y al modelo integracionista supranacional, para regresar al esquema aislacionista.

El trumpazo tuvo su segundo golpe cuando con un Uppercut Colombia decidió para asombro del mundo decir NO al plebiscito de los acuerdos de paz. Fue un NO marcado por el escepticismo, la duda y reclamar una forma más incluyente de hacer política.

El trumpazo, finalmente, tuvo un tercer asalto con tres golpes seguidos de Donald Trump; un crochet al establecimiento político norteamericano cuando se impuso como candidato en las primarias del Partido Republicano, un hook al Partido Demócrata quitándole las bases sociales de trabajadores urbanos, trabajadores del campo, y un poderososwing, que humilló a los medios de comunicación y analistas políticos con su victoria dada por imposible.

El trumpazo viene develando la importancia de hacer nuevas y más profundas lecturas de la sociedad actual. La globalización no puede significar desconocer como ha sucedido en los tres casos mencionados Gran Bretaña, Colombia y EEUU. Sin duda la falsa homogenización que llevará al socialismo llamado real al fracaso vuelve a manifestarse irónicamente en este mundo globalizante y globalizado.

La nueva época refleja un claro choque de dos generaciones: la millenium, en la que las tecnologías,  el individualismo, los microcosmos culturales hacen movernos en sendas inéditas frente a una generación  de cierre de los 50, que ahora decide resistirse a los cambios de época con un profundo conservadurismo.

El trumpazo llama a saber reinterpretar la realidad en forma compleja. A entender la sociedad como una multitud de universos desde diversas miradas demográficas, socioculturales, religiosas y étnicas en donde las tesis interculturales de la globalización ocultaron falsamente esa diversidad.

Las emociones, los sentimientos, los valores, los miedos no son matemáticamente exactos o medibles y justamente esos fueron los que invirtieron las encuestas en los grupos de personas desechadas por determinada razón. Los humanistas tienen un enorme reto; la sociología, la antropología cultural, la filosofía y la psicología social, la comunicación y la publicidad deben cuestionarse sus paradigmas, su modo de interpretar al mundo.

El trumpazo es verdad, la sociedad está actuando, moviéndose de forma muy diferente y puede ser que estemos equivocados los que hemos perdido.

Pedro Pablo Aguilera

@841790