Tendencias deportivas en Cali. Madrugando a ejercitarme

Sin importar el fin al que está destinado, en los parques de Santiago de Cali las personas se reúnen a realizar las actividades deportivas, los caleños se adueñan de estos espacios para mantener un estado físico bueno y saludable, en este caso en el parque de Fundadores, ubicado en el sur de la ciudad.


Julián Andrés Zapata López
@julian_cale

Hay grupos que se reúnen de manera organizada para ejecutar secuencias deportivas, tienen un director y se programan actividades como: paseos, integraciones, entre otras; Generando un grupo no solo de ejercicios, sino más social.

Personas de la ciudad de Cali ejercitándose en las horas de la mañana

Juliana Muñoz instructora de acondicionamiento físico, danza aeróbica, aero rumba y toda la parte fitness, dicta entrenamientos matutinos a la comunidad. “Hacemos acondicionamiento físico preparando un entrenamiento que consiste en: estiramientos, movilidad articular, cardio, calentamientos y aeróbicos” expresó Juliana, utilizando elementos como: bandas, colchoneta, balones.

En la mañana encontramos un espacio donde el cuerpo esta descansado, permitiendo empezar el día de una manera más saludable, haciendo que el cuerpo se oxigene y permita ser activado mediante la actividad física, que para Juliana “es mejor horas de la mañana”.

Hacer ejercicio temprano nos deja preparados para llevar mejor el día a día; Aporta bienestar, da energía para todo lo que realicemos en el día, ya sea trabajar, estudiar o la actividad que desempeñes.
“Las personas deben motivarse a realizar actividad física”, nos expresó la instructora, invitando a las personas a ejercitarse, para liberar estrés y ganar una apariencia más juvenil, enérgica y alegre, además de saludable.

El food truck se toma a Cali

Camiones de helados, venta de alimentos congelados o pre envasados, cocinas a bordo, son la nueva tendencia gastronómica.


Por: Mariana Palacios
@MarianitaPG_
Luisa Zambrano
@LuisaZambranoD
Alejandra Isaza
[email protected]
Maria de la Luz Palacios

En los últimos años ha cogido auge una nueva tendencia en restaurantes, los Food Truck o camiones de comida, que ofrecen cocina gourmet y una variedad de especialidades y menús étnicos, que se han vuelto muy populares.

El afán que lleva hoy la vida hace que la decisión de cómo y cuándo alimentarnos pase a un segundo plano y en su lugar, cualquier sistema que sea conveniente y accesible encaje a nuestros gustos culinarios.

Los camiones de comida, junto con mesas y sillas portátiles, están entrando en la industria de alimentos en Cali, en el parque del ingenio.
En Cali, el publicista Sebastián Daza es dueño de PEP UP, un camión donde hace batidos nutricionales.

A Sebastián le surgió la idea cuando estaba en Miami, una ciudad donde sus habitantes hacen mucho ejercicio pues viven muy pendientes de su imagen; entonces pensó: “Un kiosko en la playa para vender comida saludable o batidos con un valor nutricional sería el boom”.

Cuando Sebastián regresó a Cali pasó por el parque del ingenio y notó lo mismo, él dice “Cali es potencia fitness en Colombia, y tú vas al parque y no encuentras nada nutricional, entonces vi que había una necesidad en la ciudad”.

Afirmó Sebastián “Yo quería ofrecer algo diferente, en lo que me pueda movilizar donde se concentra la actividad deportiva, no estar metido en un local, entonces inicialmente la plaza estrella es el parque ingenio pero quiero más adelante rodar por varios lugares”

La comunidad de foodtruck está creciendo en Cali, pero este tipo de negocios enfrenta ciertas dificultades. Una de ellas es que en Colombia no está reglamentada esta actividad comercial que se enmarca entre las ventas ambulantes, para la cual el Área de Espacio Público de la Secretaría de Gobierno no está otorgando permisos en la ciudad.

Daza lidera la comunidad de foodtrucks en Cali y junto con un equipo de abogados y políticos está diseñando un proyecto de ley para que dicha actividad comercial sea permitida en el país, pues la idea es que se rijan bajo unos estatutos como una comunidad organizada.

Asegura Sebastián “A pesar que los dueños de éstos negocios somos profesionales en la manipulación de alimentos, pagamos impuestos, tenemos marca registrada, permisos para rodar, el espacio público es un tema muy difícil”.

Finalmente, Pep Up está en proceso de vinculación con la secretaría de deporte, para estar en todos los eventos deportivos de la ciudad, se encuentra haciendo alianzas con gimnasios, y con JuanchoCorrelon y ya han participado en eventos en Calima, en la triatlón nacional, han patrocinado dos equipos ‘guerreras de futbol’, ultimate y ciclistas.

Vienen alrededor de 10 foodtrucks en Cali, de diferentes productos, todos para posicionar esta nueva cultura de manera diferente disfrutando, y deleitando el paladar caleño. Ver aquí vídeo del Food Truck

Galería de fotos.    

“LA COCA ES LO QUE DA”

“LA COCA ES LO QUE DA”

Autor: Julián Gil Fernández.

Facultad de Humanidades y Artes

El embalse está declarado como zona ‘roja’ a causa de la fuerte presencia del Bloque Occidental de las Farc, de narcotraficantes y de “Águilas Negras”. A raíz de esto y aprovechando la poca actividad del Ejército Nacional, el cultivo de coca es lo que más trabajan los campesinos, ya que “la coca es lo que da”, según Fanor Castillo, uno de los recolectores de la región.

La coca me dio hasta para comprarle una casa a mi familia, pero de un tiempo para acá decidí vender los terrenos que tenía sembrados para alejarme de todo eso que me podría traer problemas y seguí con mi café.

La tentación de la hoja 

Como muchos de los campesinos de la zona, Fanor tenía sembrados de café en la vereda El Arenal, a unos 30 minutos en lancha desde el muro que sostiene la represa. Antes de tener su primera hija, él miraba de reojo irse de ‘raspachín’ (recolector de hoja de coca) tras las constantes ofertas que le llegaban. Apuntó Fanor “En esa época la arroba de la hoja de coca se pagaba muy bien. Yo veía a mis vecinos y amigos con buena ropa, con su moto y me daban ganas de hacerle, ya que la comida que cultivaba no me daba lo suficiente para darme mis gustos, aunque me daba culillo”. 

Del café a la coca 

Cuando nació Mariana, su primera hija, el sueldo que le pagaban no alcanzaba para ofrecerle una mejor calidad de vida a su familia. Ya con angustia, Fanor buscó a ‘Don Arístides’, un reconocido raspachín de la zona y primo de Karen (mamá de Mariana) 

“En esos momentos ya me vi apretado y lo primero que pensé fue meterme a una mina o irme a raspar ya que no había de otra. Mi mujer me presentó a su primo y ya él me enseñó toda esa vaina de la coca. Yo comencé ganándome jornales de $30.000 diarios desyerbando terrenos, haciendo semilleros, cultivando, regando las matas y todo el cuidado de los cocales. Seis meses después que ya estaban las maticas grandecitas fue cuando empecé a hacer platica, ya que por llevar cada arroba a los laboratorios de la guerrilla me pagaban casi $60.000. A veces me hacía hasta 5 o 7 arrobas diarias”, recordó. 

Guerra silenciosa 

A mediados del año 2009 la cosa se complicó para los coqueros, porque empezó una guerra por parte de guerrilla, narcos y Águilas Negras. “Cuando comenzaron a matar gente, nadie sabía cuál era la vuelta, hasta que ya nos dijeron que los ‘paracos’ comenzaron a joder por acá para adueñarse de las tierras. Claro, esto se volvió un mierdero y más de uno pensó en irse de por acá”, señaló Moisés, otro campesino, amigo de Fanor y raspachín, como él. 

Ya con miedo de que le hicieran algo a él o a su familia, Fanor se compró un terreno para hacer su propio cultivo. Sostuvo “Cuando comencé con lo mío, yo ya no tenía que ver mucho con esa gente. Las hojas que sacaba las vendía a los laboratorios a un buen precio”. 

Cuando toca, toca. 

“La coca me dio hasta para comprarle una casa a mi familia, pero de un tiempo para acá decidí vender los terrenos que tenía sembrados para alejarme de todo eso que me podría traer problemas y seguí con mi café. Poco después me salió un trabajo para cuidar una finca, lo único malo es que en esa finca hay 4 hectáreas de coca y eso me revolvió la cabeza y me tocó seguir raspando porque la coca es lo que da”, concluyó Fanor. 

A mediados del año 2009 la cosa se complicó para los coqueros, porque empezó una guerra por parte de guerrilla, narcos y Águilas Negras.

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Las ‘victorias’ de Palmira, patrimonio cultural en extinción

Un poco de historia

Los coches de caballos de Palmira, conocidos como ‘victorias’, llegaron a la ciudad en 1924. Se les llamó así, debido a su similitud con el coche de la reina Victoria de Inglaterra, quien estuvo en el trono británico durante 64 años.


Por: Jorge Iván Barona García 

@ivan_barona

Hasta el momento -aunque con menos auge que en décadas pasadas- las ‘victorias’ son utilizadas por propios y visitantes, para realizar recorridos turísticos. Palmira llegó en algún momento a contar con 98 de ellas y con el paso de las décadas se convirtieron en uno de los principales símbolos y patrimonios de la ciudad.

Una tradición en peligro de desaparición

En la actualidad solo circulan diez ‘victorias’ por las calles de Palmira. Arsenio Gómez, conductor de una de ellas desde hace 30 años, se queja de la poca utilidad económica que obtiene al laborar en este medio de transporte: “no es un trabajo rentable porque pocas veces salen los buenos recorridos en los que me puedo ganar hasta 25 mil pesos”

Al ser un patrimonio turístico, hay temporadas en las que palmiranos y visitantes de la ´Villa de las Palmas´ las utilizan más. Arsenio explica que “las únicas épocas del año en que hay más demanda de trabajo, es cuando salen recorridos rentables, la Semana Santa, en Diciembre, el día de la madre”. Agrega que el gobierno no les brinda ningún apoyo: “las personas piensan que deberíamos tener un subsidio por parte del municipio”.

Uno de los recorridos turísticos más solicitados se inicia en el Parque Bolívar, pasando por la calle 30 hasta llegar a la Trinidad, luego pasa frente a la Casa de la Cultura Ricardo Nieto hasta llegar al Bosque Municipal y regresa por el parque de la Factoría, luego de haber pasado por el Parque del Amor, hasta finalmente retornar a la Catedral. 

Arsenio Gómez, cochero palmirano

“Los Palmiranos opinan sobre la pérdida de esta tradición”. Utópicos realizó una encuesta en Palmira, acerca del sentido cultural y de pertenencia que representan las ‘victorias’.

Las principales conclusiones fueron:

-Se siente una gran nostalgia al saber que poco a poco se ha ido perdiendo este patrimonio de la ciudad.
-No existe preocupación por parte del gobierno local por mantenerlas
-Al no promoverlas, pronto no habrá forma ecológica de recorrer la ciudad.

 Datos de interés:

  • Hasta hace unas décadas, las ‘victorias’ eran el medio de transporte más popular de los palmiranos.
  • Arsenio trabaja durante la jornada diurna, haciendo recorridos turísticos.
  • La tradición proviene del siglo XIX, cuando las carrozas de caballos eran el único medio de transporte público que existía en Palmira.
  • Las pocas ‘victorias’ que sobreviven, suelen estacionarse en el Parque Bolívar, a la espera de sus clientes.
  • De 98 ‘victorias’ que circulaban por las calles de Palmira, ya solo quedan diez.
  • Más información en: Cultura y turismo Palmira 

Ecos de un conversatorio

ROMPIENDO PARADIGMAS

El conversatorio empezó con algo diferente: se acomodaron sillas en forma de media luna para que los asistentes pudieran sentarse ahí, junto con los expositores. Al llegar el periodista invitado, Jorge Manrique, se dio inicio a la exposición en la que Olga Behar, periodista y docente de la Universidad Santiago de Cali, formuló una serie de preguntas a su colega, así como también él interrogó a su interlocutora, lográndose un ambiente de confraternidad y agradables relatos sobre las experiencias de ambos. 

Por: Viviana Quijano.

No faltaron las anécdotas y los ‘cacharros’ que, como siempre, suelen pasar en toda profesión y aún más en la labor de reportero.

Esta conversación realmente fue muy amena, tanto así que, entre risas, el periodista Jorge Manrique contó cómo le tocó viajar junto a la caja negra de un avión para comprobar qué podía captar este artefacto durante un viaje. Además de risas y elogios entre ellos haciendo mérito a las buenas labores como periodistas, también expusieron sus opiniones acerca de la ética de un periodista, tomando como ejemplo la catástrofe de Armero en la que unos periodistas filmaron la muerte de una niña, Omaira, y la publicaron en los medios.

Aquel tema sin lugar a duda puso en evidencia el dilema de la labor de un periodista, puesto que muchas veces se encuentra en la posición de decidir qué está primero, si el amarillismo para vender o si hace uso de su ética para lograr un buen periodismo, uno que maneje el contenido adecuadamente y en el que no se añadan falsedades ni tampoco se exagere la realidad.

Después de este diálogo, la moderadora, Liliana Marroquín (Directora del Programa de Comunicación Social de la USC) dio paso a los presentes para que pudieran aclarar sus dudas con los exponentes.

Y sorprendió una pregunta, proveniente, no de un estudiante sino de un profesor, quien cuestionó el subjetivismo en la labor periodística. En contraste con lo que tal vez el profesor esperaba escuchar, recibió esta respuesta de Olga Behar: “ El periodismo, ha cambiado, ahora se puede hablar en primera persona”. Jorge añadió que “antes el periodista no podía opinar, se manejaba un periodismo ‘objetivo’ pero ahora las cosas han cambiado y se puede dar el punto de vista”.

Explicaron que el reportero tiene que involucrarse con la comunidad, víctima de una crisis social y política, para poder conocer realmente su situación.

‘Oficio de Reportero’ nombre del nuevo libro de Jorge Manrique, reseña cómo no se trata de una labor de “calentar asiento” sino al contrario, es un oficio que exige estar alerta de las situaciones, no hay lugar para estar desparchado, porque siempre en esta profesión hay algo por hacer. Y, como le dijo Manrique, el periodista “nunca puede dejar la capacidad de asombrarse”.

OFICIO DE REPORTERO: CONVERSACIÓN CON JORGE MANRIQUE.

Por: Marco Páez.

Manizaleño, comunicador social-periodista con una maestría en tecnologías de la información aplicadas a la educación y especialización en informática para la docencia, Jorge Manrique es una biblia de la reportería.

Después de 24 años intensos en el periódico bogotano El Espectador y en el Canal Caracol, hoy transmite sus experiencias a estudiantes de Comunicación en la Universidad Javeriana (sede Cali).

Recientemente, lanzó en la Universidad Santiago de Cali su libro ‘Oficio de Reportero’ (Sello Editorial Javeriano Cali, 2015). Utópicos conversón con él.

U. ¿De dónde surge su idea de ser profesor universitario?

JM: Inicialmente, el tema de ser profesor no me llamaba mucho la atención, porque ya había estado en los medios, me había tocado recibir los estudiantes de periodismo y no les tenía mucha paciencia. Entonces, imaginarme yo, del otro lado, en la universidad, no me identificaba mucho. Sin embargo, también fue algo muy casual, me fui dando cuenta de que con los jóvenes, si usted sabe sembrar una buena semilla, puede construir potencialmente buenos reporteros. Y yo me precio, de verdad, de haber sido profesor de gente muy valiosa que hoy se encuentra en los medios.

U. Háblenos de su nuevo libro.

JM: Es una recopilación de 12 crónicas de mi autoría, en él se conjuga el oficio de reportero con el oficio del profesor, ya que el profesor de hoy interroga al reportero de hace 30 años y le pregunta por lo que salió bien, lo que no salió tan bien, por aquellas cosas que resolvió sobre la marcha.

U. ¿Cuál es el trabajo periodístico que más lo enorgullece?

JM: El cubrimiento que marcó mi vida como reportero, sin duda alguna, fue el de la tragedia de Armero, la erupción del cráter Arenas del Volcán Nevado del Ruiz, el 13 de Noviembre de 1985. Fueron los días más intensos de toda mi existencia. Todavía ese acontecimiento me mueve bastante por la magnitud y, sobre todo, porque me mostró la dimensión humana que puede tener el periodismo. Se van a cumplir 30 años y estoy preparando un especial con mis estudiantes de la Universidad Javeriana de Bogotá para los medios de la universidad y también para el diario El Espectador de Bogotá.

Amor a ciegas

Amor a ciegas

Autor: Andrea Mendoza Serna.

Facultad de Humanidades y Artes

“Mi vida era la de una mujer normal, hasta que diagnostican a mi hija con Retinoblastoma bilateral, después de eso aprendí a hacer muchas cosas; pero primero fue ser la mamá de Lina María”, Carolina Ochoa cuenta cómo ha sido su existencia al lado de dos seres especiales que cambiaron su manera de ver el mundo.

En la calle la gente me mira con pesar o creen que yo soy la mejor persona del planeta por tener marido e hija invidentes, cuando estamos juntos todos nos miran. 

A los cinco meses de nacida, Lina María fue diagnosticada con un extraño cáncer de retina; todo empezó cuando sus padres vieron en las fotos que le tomaban un reflejo rojo en sus ojos verdes, situación que no les pareció normal. Acudieron donde el especialista, quien les confirmó que la niña estaba grave, la meta ya no era luchar por la visión sino por la vida de la bebé. 
Situación que sería más difícil de lo que un día pensó Carolina. A sus 22 años, empezó a sufrir sola las etapas de la nueva vida con su hija, pues el padre las abandonó cuando ella decidió seguir los tratamientos, puesto que la religión de él prohibía las intervenciones médicas. 

“El Retinoblastoma bilateral es un tumor que se da en uno de cada millón de nacimientos, de cada cinco se salva uno y si sobrevive será ciego” 

“Lo que más me impactó fue recibirla después de la última cirugía, tenía una venda inmensa que le tapaba los ojos y parte de la cabeza. Yo tenía que hacerle las curaciones en la casa; pero lo que más temía era que ella tuviera miedo y preguntara por qué estaba oscuro; gracias a Dios nunca lo dijo”, comento Carolina mientras acariciaba la cabeza de Lina, quien se sentó a oír la conversación.  

Fue criada como una niña normal, con ciertas adaptaciones para realizar las tareas de la vida diaria; pero llegó más allá de lo que se creería, con actividades como patinar, pintar y nadar. El apoyo incondicional de su mamá fue primordial, nunca la subestimó y gracias a su dedicación y empeño la sacó adelante. “Es duro al principio, pero al pasar del tiempo se ven los resultados”, dijo Carolina. 

¿Amor a Ciegas? 

La historia de Carolina Ochoa no acabó con su hija, inesperadamente ella volvió a enamorarse; pero ahora de un hombre invidente. Así contó su historia de amor: 

A Julio lo conocí en la Biblioteca Departamental, en la Sala Hellen Keller, a donde iba cada sábado con Lina; primero fuimos buenos amigos, nunca se me pasó por la cabeza ser novia de él ni tener novio, porque mi tiempo siempre ha sido limitado por el trabajo y por la niña. 

Tiempo después empezamos a chatear y se fueron dando las cosas poco a poco, un día me lo encontré en la biblioteca y había mucha gente; pero él me empezó a hablar y logró transportarme a un lugar donde solo escuchaba su voz, hablamos mucho. Días después volví y para mi sorpresa iba a salir con otra mujer, me sentí tan mal que fui a llorar de la rabia al baño de la biblioteca por ahí 10 minutos, ahí me di cuenta de que Julio no era un amigo. 

A la semana siguiente me dijo que si podíamos vernos, sin Lina, para poder hablar; nunca la había dejado con nadie, pero busqué una niñera. Esa misma tarde salimos y nos dimos el primer beso, lo que me gustó de él es que siempre está alegre y me devolvió la ilusión de poder hacer una familia, desde eso llevamos cinco años juntos. 

Lina María es una típica niña de 9 años, es coqueta, mueve el pelo, se lo toca y se ríe cuando le gusta un niño, cada día me sorprenden más sus actitudes. 

Después de 3 años de novios decidimos irnos a vivir juntos, pero nuestros amigos, familiares y hasta el papá de Lina no estuvieron de acuerdo con la decisión; porque desgraciadamente las personas piensan que cuando alguien tiene una discapacidad es una carga. Nunca he pensado que la invidencia de él sea un impedimento para que estemos juntos, también pensé en las cosas que Julio le podía aportar a Lina que nadie más podría hacer. 

No ha sido fácil vivir juntos, pero ha sido beneficioso para Lina, porque Julio es administrador de empresas, lucha por la discapacidad y actualmente es el presidente del Comité Paralímpico Colombiano, entonces ella quiere ser como él; eso me agrada porque de una u otra manera la empuja para que salga adelante. 

Salir con ambos es un reto, en la calle la gente me mira con pesar o creen que yo soy la mejor persona del planeta por tener marido e hija invidentes, cuando estamos juntos todos nos miran. Aunque ya lo aprendí a manejar, al principio me sentía hostigada. 

Lina es una de las mejores estudiantes de su clase, es muy juiciosa y en sus trabajos casi siempre saca cinco  

Así termina su relato, entre risas, orgullo y rabia, característicos de una mujer guerrera que busca alcanzar y hacer respetar sus sueños y los de su familia. 

 

A los cinco meses de nacida, Lina María fue diagnosticada con un extraño cáncer de retina.

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