Susurros de sabiduría: Una trayectoria impredecible

Susurros de sabiduría: Una trayectoria impredecible 

Por: María José López|Yaritza Palacios|Jhoan Rentería.

Facultad de Humanidades y Artes

En la hermosa tierra de las riquezas naturales y de las danzas tropicales, se encuentra un lugar maravilloso con paredes imponentes que albergan historias y experiencias. 

En cada rincón del ancianato late un palpitar de vida, tejido con hilos de historias, risas compartidas y abrazos cálidos. Son ellos quienes con sus arrugas como mapas del tiempo nos guían con sus consejos, y nos regalan lecciones que no se encuentran en los libros. 

Ante el auge de los quehaceres y las actividades diarias, muy pocos se detienen para recordar que en ese lugar hay más que un conjunto de personas, allí desborda la sabiduría, el amor y las historias narradas desde el corazón. Este rincón, situado en Buenaventura, Valle del Cauca, es el Ancianato San José, un espacio de atención integral que busca mejorar la calidad de vida de sus beneficiarios.  

Actualmente, el ancianato alberga a 23 ancianos a los que se les proporciona una atención dinámica e interactiva para que puedan ocupar su tiempo de manera creativa. 

Según datos del censo 2018, aumentó la población colombiana mayor de 60 años en el departamento del Valle del Cauca. Por esta razón, en su anterior administración, la gobernadora Dilian Francisca Toro desarrolló un plan para beneficiarla, que se logró implementarse en 40 de los 42 municipios. Uno de ellos fue Buenaventura. 

En las entrañas de este lugar mágico se encuentra Jairo Ortega. Allí, él suele ver pasar las horas en tranquilidad mirando hacia el horizonte, acompañado de su mecedora donde reposa su cuerpo liviano. Su vida no ha sido color de rosas, ya que siempre ha estado marcada por el trabajo duro y la responsabilidad. “Nací el 4 de enero de 1953 en Buenaventura, vivía en una humilde casa situada en la calle Los Tubos, que guarda en sus paredes las historias de mi familia. Para una mejor estabilidad económica me retiré del colegio en 5to de primaria y me puse a trabajar en diferentes ocupaciones. Cuando cumplí los 21 años, entré a trabajar en una agencia de aduanas, a la que le dediqué todo mi sudor y esfuerzo hasta la edad de 43 años”, contó Ortega. 

El trabajo fue el camino que encontró para superarse, salir adelante y ayudar a su madre, por lo que las enfermedades no se hicieron esperar y le darían un giro a su vida: “La vista comenzó a molestarme por mi descuido, aunque pienso que Dios me castigó porque en mis tiempos fui muy humillante y solitario”. Así, en un acto de sinceridad y reflexión, Ortega expresó su arrepentimiento por su pasado, admitiendo haber sido una persona de mal carácter y un poco vaga en tiempos anteriores: “Estoy arrepentido, pero ya es tarde, ahora tengo el problema de la vista y la sonda”, expresó, mientras su voz se quebrantaba. 

Recuerda con cariño a sus padres, pilares fundamentales de su existencia, cuyo legado de trabajo honesto y valores sólidos impregnó cada paso de su camino. Con orgullo menciona a su hermano, ingeniero de Ecopetrol jubilado, y a sus hermanas, mujeres de bien, cuya presencia ha sido faro en los momentos oscuros de su vida. 

 “La vida es como una rueda de la fortuna, a veces estás arriba y otras veces estás abajo” 

Ahora recibe los cuidados necesarios y descansa en ese lugar que es motivo de paz y que lo llena de tranquilidad, ya que, tras vivir una vida saturada por los compromisos laborales, reposa alegremente sin preocuparse por nada, ya que tiene el respaldo y el cariño de su familia.   

La vida no sonríe a todos de la misma manera 

María Núñez (92 años) es otra paciente del asilo. Sus días transcurren de forma totalmente diferente; anda al son de su caminador, que le ayuda a desplazarse por los vastos caminos del ancianato mientras su voz parece desvanecerse con el paso de los años. 

“Nací en Ibagué, Tolima, el 20 de marzo del 1932, me crie en Yumbo y hace 20 años vivo aquí en Buenaventura. A mi papá nunca lo conocí y desde pequeña me crie con mi mamá, ella me ayudo a criar a mis cuatro hijos. Ya dos de ellos están muertos, un hombre y una niña”, expresó mientras los recuerdos opacaban su buen estado de ánimo. 

A diferencia de Jairo, no haber conocido a su padre le ha dejado a María un sabor amargo que no ha podido superar, aunque aprendió a vivir con eso, pero su vida está llena de episodios que la marcaron, exponiéndola a la soledad. 

“Yo tenía a mi marido, vivía con él y teníamos negocios de restaurante, pero como todo se acaba en la vida, se murió él y yo quedé sola”, recuerda, con nostalgia.  

Por otro lado, dice que hace dos meses la llevaron al ancianato prometiéndole que sería mejor, pero se encontró con la sorpresa de que no era así: “No querían tenerme más, yo no les hacía nada, me dijeron que me llevarían a una parte donde tendría de todo. ¿De todo? Mamola”, se lamenta. 

En esta travesía hacia el pasado, donde salieron sentimientos a flote que llenaban de nostalgia su ser, María terminó enviándoles un consejo de aliento a los jóvenes: “que no se rindan y que sean buenos y trabajadores”. 

Muchos desconocen la historia de estos héroes de la vida, que más allá de sus errores y caídas, también tuvieron que sacrificarse por sus familias y aunque el contenido de sus vidas no coincide en muchos aspectos, existen un factor común que los une, la sabiduría y la fuerza que tuvieron para afrontar cada pérdida en sus vidas. 

La enfermera Celina Hurtado dice que “el cuidado que se les brinda a los residentes dentro del ancianato se centra en la proporción de servicios asociados con la enfermería, como cuidarlos sanarlos y estar pendiente de ellos”. 

Algunos residentes pueden tener dificultades adicionales, de salud o de movilidad, que requieren una atención especial. Sin embargo, incluso entre aquellos que no tienen complicaciones adicionales, la enfermera Hurtado señala que hay casos de ancianos que no siguen las pautas establecidas, como acudir a los horarios de comida o cooperar cuando se les ofrece ayuda.  

En cada rincón del ancianato late un palpitar de vida, tejido con hilos de historias, risas compartidas y abrazos cálidos. Son ellos quienes con sus arrugas como mapas del tiempo nos guían con sus consejos, y nos regalan lecciones que no se encuentran en los libros. 

…El ancianato alberga a 23 ancianos a los que se les proporciona una atención dinámica e interactiva para que puedan ocupar su tiempo de manera creativa”.

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Jardineros en la niebla

Jardineros en la niebla

Por: Alejandro Ortega|Kelly Portocarrero|Juan Diego Marroquín.

Facultad de Humanidades y Artes

Una gigante de la naturaleza camina con sigilo. No es tierno como la cría de un oso de anteojos, ni colorido como el pato de los torrentes. Ella, en cambio, es extraña, solitaria y tan noble que parece no tener miedo alguno a la peligrosa codicia de los cazadores.

La bestia olfatea con una particular trompa que evoca, de cierta manera, a los elefantes que viven al otro extremo del mundo. Aunque lejos de emparentar con esos paquidermos, la danta del páramo es quizás la maravillosa adaptación evolutiva de un equino”.

“La bestia olfatea con una particular trompa que evoca, de cierta manera, a los elefantes que viven al otro extremo del mundo. Aunque lejos de emparentar con esos paquidermos, la danta del páramo es quizás la maravillosa adaptación evolutiva de un equino”. Así lo asegura Carlos Andrés Hurtado, un apasionado por los animales y además acostumbrado a escuchar a los niños llamar a esta especie “oso hormiguero grande”, “cerdito”, “elefante pequeño” y muchos otros apodos que saltan de la imaginación, hacia una especie tan extraña frente a sus ojos.  

                                                                           

Con su caminar lento y las pezuñas perfectas que usa para aferrarse a las escarpadas rocas de la cordillera, avanza entre la vegetación apenas visible sobre la espesa niebla que caracteriza el amanecer en Los Andes. Las Dantas de Páramo, podan y devoran la mayor cantidad de plantas como si se tratara de un jardinero con cuatro patas, para saciar el apetito que supone pesar unos 250 kilos, hasta que tal apetito termina en una excreción que devuelve al suelo la futura descendencia de estas plantas.  

Mientras sus parientes se bañan en las aguas del río Amazonas y disfrutan del clima húmedo en las espesas selvas del trópico colombiano, a esta criatura le toca llevar un denso pelaje para el frío, junto con un cuello grueso que la proteja de las letales mordeduras de los osos. Aunque estas increíbles adaptaciones se quedaron cortas para evitar que el ser humano, su mayor depredador, las llevara al libro rojo de especies amenazadas, con tan solo una escopeta entre sus manos. 

La directora de la fundación Zoológica de Cali María Clara Domínguez es una de las personas más comprometidas en proteger las especies en Colombia, pues, como ella relata, “los humanos deforestaron el páramo, desataron enfermedades, trajeron ganado a lugares donde antes vivían otras especies, que mantenían el equilibrio necesario para garantizar la subsistencia de estos mágicos espacios rebosantes de diversidad”.  

Para un animal poco conocido como la danta, es de gran ayuda que cada vez más personas conozcan esta especie y puedan comprometerse con su cuidado. Sería de gran ayuda lograr algo similar al trabajo que se realiza en pro de especies como los osos de anteojos, los cóndores o la rana dorada, de los cuales se habla con más frecuencia y se producen documentales o reportajes.  

Juntos en castidad 

Lejos de casa, una pareja californiana de dantas cuyo origen es desconocido regresó en el año 2006 cerca a esas cordilleras por donde alguna vez caminaron sus ancestros. Pero esta vez, su tarea era hacer parte de un programa de reproducción para salvar a la amenazada especie en el país. 

El proyecto iba bien hasta que, de forma inesperada, Carlos Andrés Hurtado, junto con otras personas, presenciaron el triste deceso del macho, que no se acostumbró a su nueva vida en el zoológico de Cali y terminó por dejar viuda a quien había sido su compañera en aquella travesía.  

A Sedona le tocó vivir sola en su recinto, hasta que un galán bautizado como Mayo apareció en el camino. El único problema fue que ese nuevo pretendiente era tan solo un bebé, a quien un cazador sin piedad le habría arrebatado cruelmente la vida de su madre. Esta diferencia de edad no tardó en interponerse con el destino de estos dos huéspedes del zoológico, para nuevamente impedir que Sedona por fin se convirtiera en madre. Así que estos seres se vieron en la oscura obligación de pasar los días haciéndose compañía, pero en una relación de castidad.  

Los zoológicos son mucho más que el lugar perfecto para pasar un domingo en familia. Tal vez estos rebosantes espacios de vida sean los bancos para preservar aquellas criaturas, a las que la intervención humana les robó la posibilidad de habitar sus propios territorios. Como la danta del páramo, que desafortunadamente solo cuenta con ejemplares cautivos en la ciudad de Cali y en el zoológico de Los Ángeles, en Estados Unidos.  

La guerra no está perdida, las poblaciones en estado natural se han mantenido estables, gracias al trabajo de personas que saben lo importante que es preservar los tesoros naturales, para la salud del planeta y la supervivencia de todos.  

Caen los últimos rayos de sol en la ciudad de Cali, cuando los visitantes del zoológico, como Thomas Barragán y su madre Eris Ardila, contemplan a Sedona y Mayo, entretenidos con sus últimos movimientos, antes de la hora en que los protagonistas de cuatro patas se vayan a descansar. “Me llama la atención su trompa, encuentro un parecido con el cerdo y realmente he visitado muchas veces el zoológico, pero nunca había prestado atención a este animalito, me parece interesante conocerlo y saber de su importancia”, comenta la madre de Thomas, quien encuentra emocionante cada animal que observa.  

A su vez, Thomas (6 años) opina que “son más grandes de lo que pensaba y su trompa parece la de un elefante pequeño”. No cabe duda de que la trompa es el mayor atributo de la danta de Páramo, pero, desafortunadamente muchos visitantes pasan por ese recinto sin conocer la especie tan especial que tienen ante sus ojos. Además, no se dan cuenta de que es toda una proeza mantenerlas en un zoológico y, más difícil aún, asegurar su presencia en Los Andes por muchos años más. 

Quizá a la generación siguiente de Thomas, el niño amante de los animales, no le vaya a quedar tan fácil conocer una danta en vivo, pero será posible su perdurabilidad mientras haya una pequeña esperanza, como el embrión que crece en el vientre de una danta, reportada por los Parques Nacionales Naturales de Colombia, hace tan solo unos días.  

Sin temor a equivocarse, estos animales van a pastorear entre la niebla, por muchos años más.  

                                                                       

La directora de la fundación Zoológica de Cali María Clara Domínguez es una de las personas más comprometidas en proteger las especies en Colombia”.

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Negligencia médica: Odisea de una madre con preeclampsia

Negligencia médica: Odisea de una madre con preeclampsia 

Autoras: Keyla Ramos y Natalia Sánchez.

Facultad de Humanidades y Artes

Esta enfermedad es una de las principales causas de muerte materna y neonatal 

Fue un embarazo deseado, de una hermosa princesa, que la familia anhelaba con gran ilusión. A pesar de las dificultades que tenía la pareja para concebir, lo habían logrado. Fue un milagro que permitió a la pareja experimentar la etapa más feliz de su vida. 

“Para todas aquellas mujeres que estén en embarazo, ante cualquier síntoma o anomalía que tengan, recurran a un centro médico. Si no las quieren atender, luchen por sus derechos, tienen prioridad en cualquier espacio público o privado, para que no les ocurra lo mismo. Demanden y luchen, su vida vale y la de sus bebés también”, finaliza Mary. 

Controles, citas y ecografías fueron la rutina durante 38 semanas de embarazo, que preparaban a los futuros padres para tan importante acontecimiento. La médica Jessica Fory, de la EPS SOS en Puerto Tejada, Cauca, fue quien acompañó a la madre durante todo su proceso.  El correcto avance del embarazo alegró a la madre, la enfermera Mary Zolandy González, “la doctora me decía que todo estaba bien, no había gran preocupación a pesar de que yo sentía irregularidades en la presión arterial”, relató Mary.  

Por tratarse del último control, a un mes del nacimiento de la bebé, Mary Zolandy y su esposo, Jhon Viáfara, viajaron a Cali para monitorear los últimos detalles, antes de finalmente tener a su niña en brazos. La gestante fue atendida en la clínica Versalles. “Yo ingresé sola porque no dejaban pasar a mi acompañante, entonces mi esposo esperó afuera”, contó Mary.  

Fue cuando se descubrieron posibles complicaciones que representaban un peligro para el embarazo y empezó el momento oscuro que podría desembocar en una tragedia. En la espera de realizarse varios exámenes, pidió el acceso de su esposo, para ser acompañada a urgencias y recibir los esperados resultados. Así, pasaron tres días y la ansiada respuesta aún no llegaba.  

En esos días Mary manifestó su inconformidad con la atención recibida en la clínica, al estar días enteros sentada, en un sillón, junto a otras madres gestantes, en la agónica espera, siendo testigo de un desolador escenario donde, de forma inhumana, en cualquier rincón de la clínica nacieron bebés, y algunos otros no corrieron con la misma suerte, porque, según ella, murieron.  

Su hermana, Keren González, llegó a la clínica para relevar al futuro padre. Horas después, pasada la medianoche, recibieron los exámenes, que dictaminaron preeclampsia.  

La médica de turno le indicó que su parto iba a ser inducido en ese mismo momento; frente a esto, Mary manifestó que la mejor opción sería practicarse una cesárea que someterse al riesgo que podría correr en un parto natural, dada su vulnerable condición y sus conocimientos de enfermera.  

— No, usted está programada para un parto normal — dijo la doctora.  

“Ingresé a la sala de parto y debía prepararme para empezar con el proceso de tener a mi hija. La doctora me dio la orden de pujar con cada contracción y eso hice. Luego de tres pujos, la doctora salió y solo quedamos mi hermana y yo ahí. Ella regresó al momento, y asomándose por la cortina nos dijo que todo iba bien, al escucharse los latidos del corazón de mi niña”, explicó Mary. Pero un instante después, sintió la incertidumbre de que algo malo había pasado. Los latidos se silenciaron y el personal médico comenzó a rodearla, lo que para ella fue una señal alarmante de que algo no andaba bien.  

“Vi la mirada llorosa de un doctor; sin necesidad de mediar palabra, lo entendí todo. Mi mente quedó en blanco, todo se nubló”, agrega.  

Keren se halló en un momento de desesperación, gritando a los médicos que la responsabilidad de la muerte de su sobrinita era de ellos. El sabor amargo se intensificó y la desconsolación inundó sus vidas. Las lágrimas inundaron sus mentes y corazones, y revivieron el doloroso recuerdo de la muerte de su madre, que un año atrás les había traído ese sentimiento de perdida. Nada se sentía bien, su mundo se había derrumbado, la felicidad se esfumó por completo en cuestión de un instante.  

“Presentar cifras de presión arterial alta o preeclampsia, durante el embarazo, es una de las principales causas de muerte prenatal”, indicó Sara Teresa Panameño, médica general. Debido a sus implicaciones y alto riesgo de muerte, tanto de la madre como del bebé, es fundamental tener las precauciones necesarias para prevenir cualquier desafortunado desenlace.  

Después del trágico acontecimiento, decidieron finalmente practicarle a Mary una cesárea para extraer el cuerpo sin vida de la bebé. Fue entonces, cuando lo que pudo haber evitado el fallecimiento de Emely llegó después de que la vida se había desvanecido de su pequeño cuerpo.  

No todo salió mal en esa clínica 

Nathalia Urbano tuvo a su bebé el 4 de febrero del 2023, en la misma semana y en la misma clínica donde Mary perdió a la suya. Ella también tuvo complicaciones en su embarazo, a causa de “problemas en el corazón que debía manejar con precaución para no sufrir ningún riesgo en mi embarazo, además de que el peso de mi Sahiara, no era el óptimo para ese tiempo”, según relató Urbano. Para su fortuna, la bebé nació saludable y sin ningún diagnóstico médico preocupante. 

Las secuelas de la pérdida 

Frente a esta situación y en medio del dolor, la familia que sufrió la difícil pérdida decidió asesorarse legalmente, ya que, para ellos, fue un caso de negligencia médica. Sin embargo, los abogados consultados les dijeron que pasar por una demanda parecía algo imposible, por lo que decidieron desistir del caso.  

La abogada Johanna Mosquera explica que, para evitar llegar a estas instancias no deseadas, es útil tomar acciones preventivas que favorezcan el proceso como “que la persona en embarazo siempre tenga un acompañante que le permita sortear cualquier dificultad que se presente y esté en una constante comunicación con el médico tratante”. También, “como paciente, tiene derechos y obligaciones y las instituciones prestadoras del servicio de salud son responsables de darlos a conocer a los pacientes para que así, puedan reclamarlos, cada vez que sientan que están siendo vulnerados. Sus derechos les permiten tener acceso a acciones constitucionales como el derecho de petición y la acción de tutela, en caso tal de no estar recibiendo el servicio adecuado”, agregó.  

La fortuna de que una familia crezca y reciba su anhelado hijo puede destrozarse, a pesar de todo, por la desafortunada falta de responsabilidad y ética profesional del personal médico encargado, que deja una herida imborrable en las vidas afectadas. Es pertinente destacar la importancia de la integridad, el compromiso y la responsabilidad en todas las áreas de la vida, especialmente en aquellas donde están en juego la salud y el bienestar de los demás.  

“Para todas aquellas mujeres que estén en embarazo, ante cualquier síntoma o anomalía que tengan, recurran a un centro médico. Si no las quieren atender, luchen por sus derechos, tienen prioridad en cualquier espacio público o privado, para que no les ocurra lo mismo. Demanden y luchen, su vida vale y la de sus bebés también”, finaliza Mary. 

La frustrada madre quedó sumida en una honda tristeza, pero afortunadamente, en la EPS de su ciudad está siendo atendida por el servicio psicológico. Ella y su esposo anhelan volver a intentarlo al cerrar el círculo del dolor y poder por fin agrandar la familia. 

Fue un embarazo deseado, de una hermosa princesa, que la familia anhelaba con gran ilusión”.

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 El lenguaje del amor   

El lenguaje del amor   

Autoras: Valentina Martínez Ome|María Camila Pineda.

Facultad de Humanidades y Artes

Una familia sordomuda desafía las barreras lingüísticas con afecto, ingenio y determinación. 

“En la primaria, mi mamá acostumbraba a preguntarles a los maestros sobre mi rendimiento académico; un día, una de las docentes, al ver las señas que realizaba, la miró de manera despectiva y la ignoró. Mi madre reaccionó articulando una grosería, lo que hizo que ella y el resto del salón se burlaran”.

Cuando solo tenía 5 años de edad, Claudia Londoño Meneses estaba sentada en la sala de la casa y gritaba “mamá, mamá”, pero ella nunca acudió. Fue cuando se dio cuenta de que tendría que convivir con señas por el resto de su vida. 

En ese entonces, la familia de Claudia vivía en una casa pequeña pero acogedora, en el barrio El Vergel del distrito de Aguablanca (Cali). Aunque tenían una vida normal, lo que los hacía únicos y peculiares era su forma de comunicarse, pues los padres de Claudia eran sordomudos. Sus señas no limitaban su amor ni su conexión; por el contrario, los fortalecía, creando un mundo de gestos y miradas que solo ellos, como hijos, entendían, pues no manejaban el lenguaje de señas oficial, sino uno creado por su propia familia. 

A pesar de tener una pérdida auditiva del 100%, Aurora, la madre, tiene muy buena articulación, pues produce los sonidos de las palabras más comunes. En cambio, su padre, Jorge, es tartamudo y solo escucha algunos sonidos.  

Sus primeras palabras 

La familia fue un pilar importante en la vida de Londoño, pues la convivencia con sus tíos y primos dentro del mismo hogar permitió que ella desarrollara correctamente su etapa cognitiva y de lenguaje, que incluía palabras y muchas señas. 

Desde ahí su corazón se dividió en dos, pues su tía Rosa era la representante de todo lo relacionado con la salud y los tramites familiares. A su vez, su tía Estella era la encargada de su estudio y de su formación individual.  

A pesar de su condición, sus padres fueron personas muy trabajadoras y responsables, nunca les faltó nada y tuvieron todo lo necesario para cumplir con las necesidades básicas.  

Claudia es la hija mayor; era una niña vibrante y curiosa que tejió una red de comunicación que abarcaba mucho más que las palabas. Desde pequeña aprendió a entender el lenguaje de sus padres con fluidez, convirtiéndose en la intermediaria entre su familia y el mundo exterior. 

Durante su infancia enfrentó ciertas situaciones que, como era de esperarse, no eran iguales a las que vivían otros niños: “En la primaria, mi mamá acostumbraba a preguntarles a los maestros sobre mi rendimiento académico; un día, una de las docentes, al ver las señas que realizaba, la miró de manera despectiva y la ignoró. Mi madre reaccionó articulando una grosería, lo que hizo que ella y el resto del salón se burlaran”, relató un poco afligida.  

Debido a las diferentes situaciones que se presentaban dentro de la escuela, su tía Estella optó por imponer reglas que salvaguardaran la salud mental y física de Claudia. Una de ellas era que no podía ir a las casas de sus compañeros para hacer tareas, todos los trabajos los hacía de manera individual, pues debido a su condición hubiera sido imposible comunicarse con sus padres si algo sucedía.  

“Cómo dos hijos de personas sordomudas, que se rebuscan día a día pueden aspirar a ser alguien en la vida y mucho menos a ser profesionales”, fue uno de los comentarios negativos y prejuiciosos que rondaron la vida de Claudia.  

Haciendo caso omiso a todo esto, a medida que crecía Londoño enfrentó obstáculos cada vez más desafiantes, pero su determinación y su amor por su familia la impulsaban hacia adelante. En cada acción plasmaba su gratitud y su amor por aquellos que le habían dado tanto. 

Soñaba con ser médico, pero por cuestiones económicas debía empezar por un técnico de enfermería, que estudiaba simultáneamente mientras estaba en bachillerato; su familia lo financiaba con lo que obtenían en trabajos informales del día a día, es por esto por lo que ella contribuía siendo la mejor en todo. 

“Después de recibir mis dos títulos, mi vida laboral fue toda una travesía, inicié siendo circulante de cirugía y al pasar el tiempo, mi tía Estella nuevamente me impulsó hacia mi futuro, lo que hizo que me inscribiera a una carrera profesional”. 

Su primera opción era el programa de enfermería, pero luego de un diálogo con amigos y familiares decidió estudiar derecho, una carrera que se alejaba de todo lo que ella quería.  

A medida que los años transcurrieron, Claudia se forjó como abogada. Sin embargo, su mayor éxito no residía en los tribunales, sino en su habilidad para comunicarse con el mundo y con aquellos que la rodeaban. No fue a través de palabras, sino a través de los silencios que hablaba con elocuencia y profundidad. 

Enfrentando las dudas de sus padres sobre la utilidad de su carrera, Claudia tomó la iniciativa creando ‘Señas Legales’ (@se_legales), una cuenta en Instagram, donde divulga leyes y noticias jurídicas en lengua de señas, adaptando así el derecho a la comunidad sorda. 

 “No escogí mi carrera, me la puso Dios y fue su voluntad”, Claudia asegura, al tratar de explicar cómo, a pesar de los obstáculos, ha logrado integrar de manera única y maravillosa sus dos mundos. Profundamente agradecida por la familia que la vida le ha otorgado, ahora se proyecta con el propósito claro de continuar ayudando a personas con esa condición, desde su área profesional. 

No escogí mi carrera, me la puso Dios y fue su voluntad”.

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Desafíos y fortalezas en el camino de la comunidad LGTBI hacia la igualdad 

Desafíos y fortalezas en el camino de la comunidad LGTBI hacia la igualdad 

Autoras: Valentina Salazar|Nicoll Perea.

Facultad de Humanidades y Artes

Al aceptar su identidad LGBTIQ, muchos estudiantes universitarios enfrentan desafíos únicos en entornos marcados por la religión y la familia. Algunos, conscientes de las expectativas familiares arraigadas en la fe cristiana, mantienen en silencio su verdadera identidad desde la infancia. Otros, criados en hogares conservadores, luchan internamente por aceptarse mientras enfrentan la homofobia en sus propios hogares. Estas historias, aunque distintas, reflejan la importancia del amor y la aceptación familiar en el camino hacia la autenticidad y la felicidad. 

Las experiencias dejan ver la inmensa complejidad de las batallas que luchan aquellas personas pertenecientes a la comunidad LGBTI+; más aún cuando es en busca de igualdad y respeto.

Erik Fabián Montenegro, un estudiante de música, de sexto semestre, en la Universidad Icesi, lleva consigo una historia de lucha y autodescubrimiento en un contexto marcado por la religión y la familia. Desde su infancia, Erik sintió que no encajaba con los otros niños, pero el temor a la reacción de su familia, arraigada en la fe cristiana, lo mantuvo en silencio. Conocedor de las expectativas familiares, ocultó su verdadera identidad a su madre Nataly Jiménez y su padre Sandro Montenegro. 

La pandemia de COVID-19 profundizó la crisis de identidad de Erik. Al verse confinado con su familia y siendo incapaz de expresarse libremente como parte de la comunidad LGBTIQ, encontró el valor para compartir su verdad con su hermana Saray, quien le brindó su apoyo incondicional y lo alentó a revelarla a sus padres. En junio de 2020, Erik enfrentó el desafío y les confesó su orientación sexual. Mientras su padre aceptó la noticia con comprensión, su madre lo rechazó, sumiéndose en un largo silencio de cinco meses. 

A pesar de las dificultades familiares, Erik logró completar sus estudios en el año 2021 y continuar su carrera musical con el apoyo de su padre y hermana. Sin embargo, la relación con su madre se deterioró aún más, y Erik tomó la decisión de mudarse con su tía, quien lo respalda plenamente. Fue la intervención de su tía, al recordarle que el amor de Dios no discrimina, la que reestableció la relación entre Erik y su madre. Nataly buscó a su hijo el 18 de febrero de 2022, extendiéndole una mano de aceptación y reconciliación. 

                                                                      

Una historia similar es la de Santiago Fernández, un estudiante de arquitectura en la Universidad Autónoma. Él creció en una familia conservadora, donde la homofobia estaba arraigada. Con un padre distante y una madre que siempre sospechó su verdad, pero guardó silencio para protegerlo, enfrentó el rechazo de su familia y la lucha interna por aceptarse a sí mismo. 

A pesar de las enseñanzas de su familia, Santiago comenzó a explorar su identidad. Hablaba con chicos que le gustaban, pero la culpa y el miedo lo atormentaban cuando volvía a casa. Al comienzo de la adolescencia intentó reprimir sus sentimientos, incluso tratando de forzar su atracción por mujeres, hasta que un día una de ellas lo rechazó y le dijo: “Santiago, pero tú eres gay, yo realmente no te gusto; simplemente no te rehúses a sentir lo que realmente sientes”, y así fue confrontado con la verdad por alguien más. 

Pasó el tiempo y a los 15 años, Santiago finalmente se armó de valor y confesó su orientación a su madre. Para su sorpresa, ella ya lo presentía y lo apoyaba plenamente. En un giro inesperado, su madre compartió su propia verdad, revelando que también era bisexual y estaba en una relación seria con otra mujer desde hacía varios años. Este momento de sinceridad fue una catarsis para ambos, fortaleciendo su vínculo y mostrándole a Santiago que no estaba solo en su camino hacia la aceptación y la felicidad. 

Una historia contraria a las anteriores es la de Miguel Rojas, estudiante de química farmacéutica en la Universidad Icesi. Un día de su adolescencia le contó a su abuela, su mayor confidente, su orientación sexual. La abuela guardó el secreto durante siete años, pero antes de morir, ella les confesó a su hija y a su yerno que Miguel era gay y que, así como ella lo había apoyado durante este tiempo, era hora de que ellos hicieran lo mismo. La mamá de Miguel lo tomó súper bien y lo apoyó totalmente, al contrario de su padre, quien, de la rabia, lo agredió físicamente hasta dejarlo inconsciente.  

Miguel cuenta que después de eso se fue de la casa, ya que el respeto se había perdido, pero seguía en contacto con su mamá. El tiempo pasó y su padre volvió a agredirlo físicamente en múltiples ocasiones; actualmente, esta historia con su padre no se termina de contar, pues, aunque su padre lo aceptó, no está de acuerdo con su expresión física (pintarse las uñas, su cabello, la ropa que usa). La lucha constante por la igualdad y el respeto es aquello que mantiene viva la esperanza de Miguel, quien desea con ansias que algún día su padre vuelva a apoyarlo y estimarlo, como lo hacía antes de conocer su orientación sexual.  

UN ENFOQUE RELIGIOSO 

Javier Espada, un pastor cristiano, dio su punto de vista desde su religión hacia la comunidad LGBTQ+. 

                                                                           

El pastor Espada relata que en su religión Dios nos ama a todos por igual, pero él no ama el pecado que el ser humano puede crear: “el estado de homosexualismo es un estado de pecado, eso no lo ama Dios”, asegura. 

Espada se enfoca en el Génesis (el primer libro del Antiguo Testamento de la Biblia) y explica que en allí dice que Dios creó Hombre y Mujer para que todos nos reproduzcamos: “esta es una de las obligaciones mientras estamos en este paso terrenal, básicamente es el fin para que estamos en este mundo”. El pastor Javier critica el matrimonio del mismo sexo: “¿Qué puede salir de dos hombres? Nada, o ¿Qué puede salir de dos mujeres? nada; no hay fruto para Dios” 

“Todo lo que hay de las leyes LGBTI y todo lo que ellos han conseguido, es más una ideología de género, una ideología de ellos. En esa ideología, por tratarse de incluir ellos mismos se empiezan a excluir”, reflexiona.  

El pastor cristiano asegura que cuando un homosexual empieza a estudiar la biblia y a “darse cuenta y confrontarse” de que lo que él practica no es agradable para los ojos de Dios, “se sale de la religión o termina aún peor”. Concluye que esta es la razón por la que hay tanta ideología de género, pues en el mundo natural no pueden crear normas basadas en su expresión, el mundo positivista es el que los acoge a su igualdad y respeto de género.  

Sin embargo, confiesa que debe trabajarse por la aceptación, pues “Dios quiere que todos seamos salvados y que conozcamos de él y nos arrepintamos de todos nuestros pecados, es una parte importante y no se puede rechazar a nadie por su condición de homosexual”.  

Las experiencias dejan ver la inmensa complejidad de las batallas que luchan aquellas personas pertenecientes a la comunidad LGBTI+; más aún cuando es en busca de igualdad y respeto. Sin embargo, también destacan la importancia del amor y la aceptación familiar en el camino hacia la autenticidad y la felicidad, así como la necesidad de respeto e igualdad para todos, independientemente de su orientación sexual. 

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