ENTRE LA REAL ACADEMIA Y LO CARCELARIO

En toda sociedad existen lenguajes empleados por grupos determinados. Son conocidos como léxico o jerga. Por ejemplo, los términos que se utilizan en la medicina, no son los mismos que emplea un ingeniero civil. Es más, ese mismo ingeniero tal vez desconozca parte del vocabulario de un maestro de obra que, de manera empírica, trabajado en la construcción.


JOHN JAIRO RIVERA 

Relator desde la Cárcel de Villahermosa

Por ejemplo, la jerga utilizada al interior de la cárcel, generalmente es ajena o poco común para el resto de la sociedad. A continuación, algunas de las palabras del glosario carcelario:
Bianchi: Es curiosa la utilización del nombre de un caramelo relleno con dulce de chocolate. Los internos le dicen ‘Bianchi, Bianchi’, a quien sale del inodoro y no se lava las manos.

Shower: Se emplea para el turno de la ducha: “¿Último para el Shower?”. A esta pregunta, se deja ver el interno que en ese momento está de último, pues en un patio, con 1060 internos y solo 16 duchas, es necesaria la dinámica de la organización.

Patine: Es cuando alguien no es bienvenido a un grupo – “Patine como la Chechi” (en asociación a la patinadora Chechi Baena).
Patinemos: Dar vía. Debido al hacinamiento que hay en las cárceles, es común que se formen trancones en los pasillos, o en el mismo patio, y no se pueda caminar bien, es aquí cuando se dice: “Patinemos,” es decir, que abran espacio para pasar.

El Loco: Es el nombre que reciben los alimentos: desayuno, almuerzo y comida. Es uno de los momentos más esperadas por los internos.

Sopa: En Villa Hermosa, se le dice ‘sopa’ al que no se conforma con las raciones de alimento suministradas diariamente por el INPEC y busca comer más, ya sean galletas, comprar comida, jugos, entre otros. Y si no hay dinero, buscan ‘repelar’ del mismo ‘loco’.

Repelo: Es raspar la olla. Los ‘repeladores’ esperan a que se repartan los alimentos y si sobra, hacen la fila para reclamar más.
Chamber: Es el nombre que recibe el licor elaborado en la cárcel. Es producto del destilado de la chicha.

Se lo fumaron: Sinónimo de robar. Cuando se tiene una deuda y no se paga, cuando se presta algún elemento y no es devuelto o cuando se pierde algo, aquí es donde sale la frase: “se lo fumaron”.

Fachada: Es quien aparenta algo que no es. Le dicen fachada al interno que asiste a la iglesia cristiana al interior de la cárcel. Esto no significa que lo sea.
Entapiñado: Es quien hace las cosas a escondidas. Ejemplo: Si le llega comida, se oculta para comérsela. O dice no fumar y lo hace a escondidas. Se ‘entapiña’ para hacer las cosas.

Perfil del egresado: Danny Bermúdez.

“Soy tajante en mis decisiones y no he sido permeado por nada, ni por nadie”: Danny Bermúdez.

Por: Marco Pino

@marcopino93

Es descomplicado, amable y abierto al diálogo. A pesar de su juventud, ya se ha desempeñado en  importantes actividades dentro de los medios de comunicación.

Es Danny Bermúdez, de 30 años. En 2012 se graduó como comunicador social con énfasis en Organizacional en la USC. Una de sus mejores experiencias la vivió cuando aún no había terminado sus estudios: “conté con la suerte de irme a RCN antes de graduarme, donde me fue muy bien, aprendí bastante. Yo fui el productor de ´La cosa política´, ‘el Patrullero’, hice ´Jueves de salud´. En todos fui productor, así que la responsabilidad que tenía era mucha y nadie me dijo que hiciera estos trabajos; yo pedí que me dieran la oportunidad de realizarlos. Tu como comunicador debes estar en todo”.

Su profesionalismo le ha dado un reconocimiento dentro del ámbito periodístico regional. Después de trabajar para RCN Danny volvió a Cali para trabajar en la Secretaría de Deportes para los Juegos Mundiales, después pasó a Telepacífico donde está actualmente trabaja como productor de ´Tardes del sol´. “Me va muy bien, porque el programa va en auge, llegamos a estar nominados para el premio ´TV y Novelas´ en la categoría de magazine, así que ha sido mucha la experiencia que he adquirido en este tiempo” .

“Yo me describo como una persona que ha hecho las cosas bien, me he equivocado, pero he aprendido de mis errores, he trabajado en medios donde hay un lineamiento político, donde tú no debes hablar mal de la persona que patrocina el medio y a pesar de ello he sido tajante en mis decisiones y por fortuna no he sido permeado por nada, ni por nadie”, afirma Danny.

Este joven productor es muy meticuloso con su trabajo: “Me considero un hombre muy exigente, porque antes que nada, tengo muy buena ortografía y en muchas ocasiones caigo en el error de juzgar por lo que escriben. Por eso, soy demasiado estricto con mis practicantes, porque el día que lleguen a los grandes medios les preguntarán dónde comenzaron y ellos responderán que conmigo; así que no me puedo permitir que en los grandes medios tengan malas referencias sobre mí. A ellos les exijo puntualidad, respeto por la noticia, hacia su vida laboral y su vida familiar, hago que se den cuenta que su madre es única y que su jefe no es irremplazable, pero hay que aprender de ellos, porque los que deciden su futuro profesional son ellos, pero ante todo les enseño el respeto hacia sí mismos”!.

Antes de culminar nuestra entrevista, Danny remata con una frase que se debe tener en cuenta a la hora de afrontar cualquier situación que se presente en la vida cotidiana: “El primer poder es la palabra, que nunca te de miedo hablar en público”

¿QUE LA SANTIAGO SE ESTÁ TRANSFORMANDO?

¿QUÉ LA SANTIAGO SE ESTÁ TRANSFORMANDO?

Autor: Carlos Cruz.

Facultad de Humanidades y Artes

“Yo soy el rey del universo, Yo soy el rey del universo, Yo soy el rey del universo, …” Y así, una plana de 15 hojas (a mano), debíamos entregar en el año 2000 al profesor de la clase de Espíritu Empresarial.

Estudiantes, disfruten la universidad, sus espacios, tengan paciencia que los arreglos no se hacen con fichas de lego, recuerden que más que el dinero que han invertido, es el tiempo dedicado, lo aprendido y lo vivido, en ustedes está que al llevar su currículum profesional a una empresa, sean vistos como egresados de una excelente universidad.

Su esfuerzo por hacernos entender que nosotros éramos los responsables del éxito o del fracaso, se convertía en una especie de susurro acompañado por el zumbido de las aspas de un viejo ventilador que repartía equitativamente los 35° Celsius filtrados por el techo falso del aula 436. Recuerdo que justo a las 12:30 del mediodía terminaba la clase y había que esperar a que salieran los de adelante para poder llegar hasta la puerta, es que ese salón soportaba a casi 60 estudiantes, eso sí, todos bien prensados. 

Logramos ser un grupo muy unido. Recuerdo que casi todos teníamos un leve coqueteo con los medios tradicionales; unos radio, otros prensa y por supuesto, los menos tímidos, frente a la cámara. Cuando se trataba de clases relacionadas con organizacional era como para sentarse a llorar. Pocos querían ver números o la Teoría Administrativa de Fayol, o Clásica o Humanista; queríamos manejar equipos, grabar y producir, pero nos aplicaban la frase: Ver y no tocar. Hoy, muchos de ellos trabajan en empresas y en medios, de mucho sirvió lo vivido y aprendido. 

En 2008 ingresé a la USC como profesor; los primeros años como docente cátedra, pero llegó el momento de la debacle y por supuesto no podía pasar desapercibido en semejante barullo. Un día, un grupo de estudiantes intentó sacarme del salón con la excusa: “Queremos una universidad libre”. Recuerdo que en broma les dije: “Esa universidad queda por San Fernando…” Luego del mal chiste, un joven encapuchado pero con buena actitud me solicitó que abandonara el salón porque venían cosas desastrosas. Llegué al acuerdo con ellos de terminar mi clase en 10 minutos más. Accedieron, cerraron la puerta y siguieron, megáfono en mano, lanzando arengas contra un animal: “Fuera rata, salga de su madriguera”. 

Al concluir la clase, salimos del aula para ver la magnitud de lo sucedido mientras yo hablaba de Nuevas Tecnologías. Al parecer, había entrado un huracán de spray y piedras. “Profesor, esto se puso feo”, “ahora sí se acabó la U”, decían los estudiantes que abandonaban la universidad por el parqueadero de los docentes. 

En las noticias observé cómo presentaba los hechos uno de mis compañeros de universidad: “Es momento de que la USC sea intervenida o cerrada, es caótico lo que vemos aquí”. Entonces pensé: Si yo estuviera inconforme con lo que pasa en mi casa, lo primero que haría es hablar con las personas con quienes vivo, pero no atentaría contra una ventana o una pared, o contra el comedor. Eso es inerte, no responderá a mi rabia. 

Ah, pero sabía que algunos argumentaban: “Es una forma de expresar rebeldía y desacuerdo” y digo: sí, pero hasta para eso hay que pensar. En segundo lugar, mi compañero, en su ‘intelectualidad’, trataba de hacernos caer en cuenta de que la USC estaba pasando por un mal rato, aseverando que la solución era cerrar la universidad. El inocente no sabía que, si se cerraba la universidad, uno de los más afectados era él, pues con experiencia lo digo, cerrar es desaparecer; desaparecer el registro académico, financiero y demás. Como quien dice: Señor, ¿usted de qué universidad es? ¿De la que ya no existe? No me quería ni imaginar si hubiera pasado eso. Así deben estar muchos en la Universidad San Martín. 

Por fortuna, esta pesadilla terminó. Hoy, como egresado y docente, me siento tranquilo -para no sonar ‘mamerto’-. Estoy en un centro académico apetecido por muchos bachilleres próximos a convertirse en universitarios, reconocido nuevamente en el ámbito educativo, en progreso y sí, en transformación. Pero aquí quiero hacer hincapié: Hace días vengo escuchando a estudiantes molestos con el polvo y la tierra, dicen que no son condiciones dignas para recibir el conocimiento. Es más, estamos en un mundo que no es digno para vivir, hay demasiada maldad y contaminación. Pero tengo dos caminos, hago de lo malo algo bueno o me quedo en el burladero criticando. 

Cuando mis compañeros visitan la USC, y por cierto el periodista aquel ha venido con frecuencia a la U a ver si hay ‘chamba’ en su adorada Alma Mater, les digo que debemos cuidarla, no solo en lo físico, también en lo que decimos de ella. Como cita el adagio popular: Somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos. Es lo mismo cuando se habla mal del país o de la casa donde uno vive; sencillo, si no te gusta, ya sabes cuál es el camino. 

Estudiantes, disfruten la universidad, sus espacios, tengan paciencia que los arreglos no se hacen con fichas de lego, recuerden que más que el dinero que han invertido es el tiempo dedicado, lo aprendido y lo vivido, en ustedes está que, al llevar su currículum profesional a una empresa, sean vistos como egresados de una excelente universidad. La responsabilidad es de todos y honrosamente digo que soy egresado de la Universidad Santiago de Cali y hasta ahora nunca me han abroncado ese orgullo. 

 …Estamos en un mundo que no es digno para vivir, hay demasiada maldad y contaminación. Pero tengo dos caminos, hago de lo malo algo bueno o me quedo en el burladero criticando.

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El “lampareo” en el Buen Pastor

Jóvenes infractores encuentran caminos para convivir en paz.
En cuestiones de cortes, el estilo afuera es “tirando” elegancia o ser serio, pero acá en el Buen Pastor es otro cuento. Los jóvenes usan el lampareo, algo así como lo que está a la moda y se utiliza para ser más atractivo, ¿Para quién?, pues acá adentro hay mujeres en lo administrativo que son muy lindas y cuando las “jebas” (mujeres) vienen y hacen visitas, hay que estar bien presentado.



Por:
Iván Felipe (adolescente BP)
Sara Inés Hoyos Riascos
Ana Julieth Saavedra
@anajsaavedra
@sarahoydice

Yo siempre le pido a Jorman, el peluquero, que me haga un diseño en particular: ‘el disel’. Este corte consta de pocos pasos. Lo primero es una base con la máquina en el número uno -en el segmento lateral y posterior-, dejando el cabello un poco más largo en la parte superior de la cabeza. Luego se pasa de nuevo la máquina, esta vez en el número dos, en la zona donde se dejó un poco más largo el cabello. Para finalizar, con una cachilla (la forma de conseguirla es desbaratando una máquina de afeitar y tomar una de sus hojas, usándola como barbera) se delinea el corte en las patillas, en los lados y atrás; este punto final se le conoce como “El Miky”.

El peinado de Nixon es llamado afro y como requisito debe tener un peine clavado en su cabello.

Hay algunos “socios” o amigos, que se van por otros cortes, como el pepe, los cuadros, el disel y el doble rayas. Los anteriores son los que más se usan, pero hay otros que se hacen dibujos en alguna parte específica de la cabeza. Los de raza negra se dejan crecer el cabello, logrando un ‘Afro’, con el fin de poder hacer peinados como las trenzas riñoneras, el coqueteo y los rulos de dos, entre otros que tienen mucho estilo.

Los días destinados para peluquería son jueves y viernes, para recibir visitas el sábado bien “tutis”, es decir, muy arreglados e interesantes.

Algunos peluqueros que ya no quieren realizar esta labor, pero existen otros que apenas están aprendiendo y tienen una disponibilidad absoluta, así que deciden realizar cortes y peinados todo el tiempo. Muchos se muestran desconfiados, pues quizá el resultado final sea chambón, es decir, mal ejecutado.

Por cuestiones de seguridad hay muy pocas máquinas para cortar el cabello, así que muchas veces los peluqueros no tienen recursos para realizar sus labores.

Este es uno de los cortes más populares en el Buen Pastor, “el disel”, esta vez lleva una variación, las dos rayas.

LA MÁQUINA DE PELOS

Jorman es uno de esos tantos adolescentes con una historia diferente que contar. Está en el Centro de Formación Buen Pastor, en Cali, pagando por “daños ocasionados a la sociedad”. Como en cualquier escuela, tienes amigos y enemigos (‘liebres’), tienes oficios y hobbies a los cuales dedicarte después de estudiar, y esto es algo que Jorman puede hacer de manera natural. Se dedica a la peluquería, todo lo que aprendió fuera del Centro de Formación lo practica con sus compañeros de casa y amigos.

Ningún estilo de corte le queda grande, sabe hacer desde lo más fácil y rápido, hasta lo más complicado, no le teme a explorar y conocer lo que sus manos pueden lograr con la cabeza de sus compañeros; cada corte tiene un nombre peculiar, ‘Jersi’, ‘Covi’, ‘Dieses’, ‘Becal’, ‘Crestas’, ‘Herraduras’, ‘Nicky con altos relieves’ . Jorman no tiene límites a la hora de imaginar algo nuevo para la cabeza de sus ‘compas’.

Aprendió solo, por instinto, gracias a sus ojos y a sus ganas de saber. A diario se iba a la peluquería de un ‘socio’, y se quedaba observando cómo manejaba la máquina, el peine, los dedos, las tijeras y las cuchillas. Ahora, dentro de este lugar, practica y hace que la estadía sea menos dura.

El peluquero, Luce rulos de dos.

 “Yo tengo que hacer un peinado bien ‘lamparoso’, que esté de moda, porque tengo que pegar suave”, dice Nixon, quien luce un afro con una peinilla en el cabello; asegura que no está peinado, pero cuando lo hace, lleva trenzas simples, o en crespo doble, es decir que se toman dos trozos de cabello y se enredan entre sí.

Al momento de o peluquear, no necesita meditar, basta con que su ‘cliente’ le indique lo que quiere, para que se ponga manos a la obra, o mejor, manos al cabello, y así empiece a formar como un truco de magia una transformación, que si bien no es radical, es suficiente para que sus compañeros de casa y amigos puedan distraer un poco la mente.

BMX

Un entretenimiento poco convencional y no inscrito en los deportes olímpicos, el BMX en la modalidad DirtJump, que consiste en la realización de acrobacias en el aire, cautiva a los habitantes del Barrio El Ingenio.
Casi todos los días, decenas de deportistas de diferentes sitios de la ciudad llegan hasta el Parque El Ingenio, ubicado en la carrera 80 con calle 16 para practicar esta disciplina que en los últimos años ha tomado fuerza en el país.


Por: Yurleny Ramírez Benavides – @enigma2leny
Cristian Javier Robles Molina – @croblesmolina91
Natalia Jiménez B – @MalariaX

Este parque del sur de Santiago de Cali es reconocido por la gran cantidad de personas que van desde tempranas horas del día a realizar variadas actividades deportivas; el fútbol es la más frecuente, pero también hay caminata, patinaje y ciclismo convencional, entre otras.

En un sitio específico del parque se practica esta variedad del BMX. Aunque a tempranas horas es un lugar diferente, vacío y sin gracia, más parecido a un colegio desocupado, más tarde cobra vida –como el claustro cuando llegan sus estudiantes-; al ser visitado por espontáneos que ignoran o pasan por alto el desafío constante a la gravedad en esas rampas de tierra, al que se enfrentan los practicantes.

Es una tierra de extraños, de impropios, de curiosos que se arriesgan en las rampas, es la tierra de los no bikers. Al pasar el día se convierte en la tierra de unos pocos, que aún continúan siendo extraños, extraños arriesgados, extraños de bicicletas pequeñas, coloridas y exótica;, en horas de la tarde, es la tierra de los sí bikers.

Ahora es un lugar de arriesgados, lugar de intrépidos, es el Parque del Ingenio, pero no el de todos, es el parque de los que saltan, el parque de los admirados por unos y envidiados por otros, es el parque del Ingenio, el parque de los bikers del sur de Cali.

Cuando llegan sus “estudiantes”, este “colegio” empieza a tomar vida, es un colegio de jornadas extrañas, pocos usuales, las “clases” son de jueves a domingo, generalmente, horarios que empiezan desde las dos de la tarde hasta las horas de la noche cuando son días de semana. Los sábados y domingos es en jornada continua.

Las bicicletas pequeñas, coloridas y exóticas, empiezan a ser el común denominador de los objetos que empiezan a contribuir en el ambiente de los extraños arriesgados, bicis en el suelo amontonadas con la intención de brindar un poco de seguridad para sus “novias” con ruedas, las incondicionales, las que no se prestan.

Los primeros esbozos de las proezas que desafían la gravedad se asoman tímidamente, perezosos, fríos y lentos, las coyunturas están frías. Todavía no son los veloces, no son los arriesgados, no son los intrépidos, ahora sólo están calentando.

Las acrobacias empiezan a ser rápidas, intrépidas, impresionantes, ahora es un espectáculo gratuito, ahora sí son los veloces. Las pequeñas y coloridas bicicletas empiezan a estar en el aire, a caer, a ser el placer de sus corredores, ellas empiezan a hablar en un lenguaje que sólo los bikers entienden, sus sonidos característicos, tales como los pequeños piñones, las gruesas llantas infladas a su máxima presión.

Los giros de los marcos, de la dirección, de la bicicleta completa ayudada por sus intrépidos corredores, se van convirtiendo en aplausos, en un simple, pero importante “buena esa” o un aún más significativo golpe con los puños.

La noche aparece sin causar mayor impacto en los corredores, noche que espanta al público que admirado sólo atina a decir “eso manes son muy arriesgados, me gustaría hacer eso, pero me da miedo”.
Los intrépidos se comienzan a cansar, las pequeñas bicis, vuelven a estar nuevamente una sobre la otra, con el correr de la noche los saltos y acrobacias empiezan a desaparecer, el idioma de las bicis es hablado sólo por unas pocas, ya se están callando. Ahora empieza el lenguaje humano, conversaciones que por más que sean en español, todavía sólo los bikers entienden.

El ingenio, el parque de los sí bikers vuelve de nuevo a ser la tierra de extraños, impropios y curiosos, vuelve a ser el colegio sin estudiantes, vuelve ser el Parque El Ingenio, el parque de todos, el parque de los no bikers.