DEL CINE A UNA TENDENCIA – Star Wars un estilo de vida

Los medios de comunicación y, en especial el cine, siempre han marcado algunas tendencias en la sociedad. La moda, comportamientos, modos de expresión y pensamientos homogenizados surgen de contenidos audiovisuales a los cuales está expuesta la masa.


 MARISOL JORDÁN/ DOCENTE.

Una Tendencia es definida como una idea o corriente de tipo religioso, político o artístico que se orienta en determinada dirección. En todo el mundo, quienes que se dirigen hacia una misma tendencia se están congregando en una comunidad. El avance tecnológico en las comunicaciones sirve de plataforma para que se propicien estos encuentros.

Star Wars, la saga cinematográfica, ha inspirado a algunos amantes de esta historia de ficción a tener una devoción por la vida de la República Galáctica. La serie, conocida en español como La Guerra de las Galaxias, ha derivado en otros medios, tales como libros, series de televisión, videojuegos, historietas, juegos de rol y el juego de mesa de miniaturas Imperial Assault. Dichos suplementos conforman el universo expandido que hace parte del estilo de vida de la comunidad Star Wars.

En Cali existe una comunidad Star Wars, que tiene como propósito incentivar la relación entre fans y coleccionistas de la saga, expertos y no iniciados, permitiendo a cada uno aprender un poco de los demás y hacer de esta leyenda el enlace perfecto de hermandad.

Esta colectividad fue fundada el 9 de enero del 2012. Star Wars Cali es la unión de fanáticos residentes aquí, con el ánimo de estimular las relaciones, compartir información y realizar eventos en la ciudad. Desde ese mismo año estableció contacto y alianzas con grupos de interés, permitiendo en mayo de 2013 la realización del primer Barcamp Edición Star Wars, con el apoyo del Centro Cultural Colombo Americano.
Esta confraternidad tiene un sitio web donde documenta eventos, entrevistas, noticias sobre la saga, coleccionables, concursos y contacto directo con personas importantes para el universo Star Wars.

El Párkinson en Cali

Nelly López es una de las decenas de pacientes con esta dolencia en la ciudad, tiene 80 años y hace diez fue diagnosticada, mientras se encontraba en Estados Unidos
A pesar de que vivió en ese país con su esposo durante 40 años, decidió empacar maletas y regresar a Colombia, no solo a seguir luchando contra esta afección, sino para reencontrarse con el resto de su familia.

MARCO PÁEZ

Como ella, más de cien mil personas en Colombia sufren de la Enfermedad de Parkinson. De ellas, se estima que cerca de seis mil viven en el Valle y unas cuatro mil en Cali.
Este mal degenerativo va afectando poco a poco las neuronas y los circuitos neuronales, alterando las funciones del movimiento.

Aunque los efectos más conocidos son los temblores involuntarios en cabeza y extremidades, existen otros síntomas que permiten a los médicos identificar el padecimiento.
“Aparecen tres síntomas con los que se podría sospechar: la rigidez, la lentitud del movimiento y los temblores”, explica la neurocirujana Iris González, del Hospital Universitario del Valle (HUV). Desafortunadamente, la mayoría de los pacientes llegan a su consulta cuando ya tienen la enfermedad avanzada.

Según un estudio publicado por la revista Acta Neurológica Colombiana (Vol. 27 No. 4 Bogotá Oct. /Dic. 2011), de una muestra de 83 pacientes en Cali, 72.3% eran hombres, edad promedio 71 años y tiempo promedio de enfermedad 5 años. El inicio de los síntomas en el 59.6% fue en la parte derecha del cuerpo, con evidencia predominante inicial de temblor en 51.2%. Los síntomas no motores hallados fueron: ansiedad 34.2%, trastornos depresivos 17.1% y del sueño 14.2%. Solamente el 3.6% tenía antecedentes familiares.

Según las estadísticas, la mayoría de los enfermos de Parkinson comienzan a sufrir de esta enfermedad después de los 50 años.

“Los estudios de diagnóstico del Parkinson incluyen medir con una tabla de grados y avances, pero además estudian aspectos relacionados con el cerebro y sistema nervioso central, que no son de movimiento, como la memoria o la capacidad de abstracción; existen distintas líneas de atención según qué tan avanzada esté la enfermedad, pero el primer paso siempre será la atención con medicamentos”, indica el neurólogo Germán Tolosa, quien labora en diferentes clínicas de la ciudad.

Aparte de los medicamentos y la terapia física, se están desarrollando otros campos de tratamiento del Parkinson con células madres como regeneradoras de células y tejidos.
Los avances también se enfocan en la nanotecnología, con nuevas fibras de carbono, lo que puede contribuir a la atención del paciente con la ubicación de un instrumento electrónico que se encarga de regular la comunicación eléctrica entre neuronas. Se denominan neuroestimuladores profundos y se calcula que se han puesto unos 250 mil en todo el mundo.

“Cuando hablamos de neuroestimulación, se refiere a dominar la vía que controla el movimiento y regularla mediante un impulso electromagnético que se realiza con una prótesis neurocibernética”, expresa Alfredo Pedroza, Gerente del Instituto Neuroquirúrgico del HUV.

Todos los tratamientos con medicamentos o prótesis eléctricas ya están disponibles en Colombia, pero más que todo en los sistemas privados de salud, lo que dificulta el acceso integral a ellos y son pocos los pacientes afortunados en recibirlos.

Entre tantos datos desalentadores, los pacientes con este mal encuentran una luz en la Fundación Parkinson de Colombia, con sede en Cali, ubicada en el barrio San Fernando.
“Es una labor difícil pues inicialmente, cuando las personas llegan no tienen muchas esperanzas de mejorar su calidad de vida, pero aquí con el Programa de reacondicionamiento físico y terapia psicológica, los pacientes presentan una leve mejoría”, comenta Juan Pablo Flórez, fisioterapeuta de la Fundación.

“Sentí un vacío muy grande, pues recordé el sufrimiento que padecieron mi madre y hermanas porque ellas también sufrieron de esta enfermedad durante quince años… yo, ya sabía de qué se trataba”, finaliza Nelly.

Memorias del periodista dichas desde Armero #2

El periodista Jorge Manrique Grisales relató sus más profundos pensamientos y recuerdos sobre la tragedia de Armero, que incluyó en su más reciente publicación ´Oficio del reportero´.


Por: Laura Vanessa Angulo y Viky Andrade.

El foco central de este escrito resalta una historia que fue un gran hito en Colombia, la avalancha producida por el Volcán del Ruiz, conocida como la Tragedia de Armero, un suceso cargado de miedo, sufrimiento y tenacidad, que ocurrió en noviembre de 1985.

La docente Olga Behar -codirectora de Utópicos 2.0- realizó la entrevista a Jorge Manrique, en la que nos relató la forma como cubrió este insuceso y cómo la erupción del Ruiz era una tragedia anunciada: “Veinticinco mil personas perdieron la vida en las entrañas de una avalancha de lodo y piedras que se descuajó desde las nieves perpetuas del volcán nevado del Ruiz y bajó rauda por los cañones de los ríos que nacen en esa parte de la Cordillera Central”.

La erupción del volcán tomó por sorpresa a los pobladores cercanos; mientras tanto, los medios nacionales e internacionales exponían tal suceso de manera sensacionalista, presentando situaciones como el sufrimiento de la pequeña Omaira antes de su muerte. Por el contrario el periodista Manrique, paso a paso nos cuenta cómo la muerte acechó en cada esquina del municipio, sus lágrimas se reflejaban con la ceniza que caía poco a poco del cielo, cubriendo a los habitantes de esa región.

En su libro cuenta también la historia de Armero basándose en los escritos de un ex alumno de una expedición universitaria que terminó en tragedia el 13 de noviembre del 1985; este personaje es el hoy geólogo Víctor Hernán Cubillos, quien expone que esa noche “se sentía el crujir de las vigas y muros, el estallido de vidrios, el ruido de las latas aplastadas y el chasquido de los arboles cercenados”.
Al otro día el dolor se hacía notar, pero en el hotel donde se habían hospedado los estudiantes de Geología de la Universidad de Caldas había pocas quejas; las pocas personas sobrevivientes estaban desfiguradas, les faltaban extremidades y unos pocos lograron curarse. Fue el caso de Cubillos, quien fue trasladado al Hospital Universitario de Caldas por principios de gangrena en un tobillo herido. Ahora cuenta la historia desde Ontario, Canadá, donde actualmente reside.

Leer el libro es aclarar el dolor e imaginar lo inigualable, esta crónica nos relata cada paso en la vida de un sobreviviente que cada 13 de noviembre recuerda tales hechos y llora por la muerte de sus conocidos.

Manrique se refiere estudios de cómo ha ido cambiando el volcán que consumió todo un pueblo, de la composición del nevado del Ruiz -situado a 4.885 metros sobre el nivel del mar-. Después de lo acontecido, las autoridades tomaron más precaución, dado que este fenómeno de la lluvia de ceniza causando actualmente problemas en el cauce de los ríos, así como acidez en sus aguas, lo cual afecta las plantaciones; Igualmente, se revisaron las medidas para prever acciones en caso de una erupción futura del volcán.

Colombia necesita un momento de dolor para actuar, con frecuencia analiza los hechos cuando hay muertos de por medio. Y así como pasó con Armero, pueden ocurrir otros acontecimientos sin que elabore un plan de contingencia.

Los medios nacionales e internacionales posaron sus miradas en Armero un día después de la tragedia; el dolor y las noticias del momento parecían pasabocas para los periodistas, y es aquí cuando este libro nos invita a recordar un momento que no debió pasar, pero que aunque le echen la culpa a la naturaleza, los entes gubernamentales permitieron que sucediera.

Fotografía tomada de: amqueretaro.com