Cali Sonora: Primera entrega

La música constituye un pilar fundamental en la construcción de los panoramas persistentes de la urbe, su idiosincrasia. Es una fuerza generacional  implacable que ha moldeado las diversas maneras de entender la ciudad y de vivirla.


En Utópicos exploraremos los sonidos que han deambulado por nuestra ciudad conduciendo los relatos que determinan lo que somos. Cali Sonora es un nuevo espacio para remembrar y cantar nuestra propia identidad, en un recorrido rítmico y literario desde los años 20 y 30  hasta la actualidad, para aprender a disfrutar nuestra historia.

Postal del río Cali, 1905, Saúl Ramírez (Diseñadora: al lado párrafo: “se teoriza que…”)

Relato musical.

Construyendo nuestra banda sonora

Todo comenzó en los años veinte y treinta, cuando Cali no se pensaba como una gran ciudad y sus viejos disfrutaban de la música afroantillana y cubana a través de la radio de onda corta. No se sabe a ciencia cierta la fórmula que estableció la relación empática con los ritmos caribeños que nos acompañan hasta nuestros días, pero sí es una realidad la sensibilidad que se gestó por los ritmos a ¾, las mutaciones del latín jazz y el sabor que aportaban a la música los sonidos africanos.

Portada al mar, puente de Santa Rosa, 1906, Enzo Marino (Diseñadora: abajo del párrafo: “Cali, pueblo grande…”)

Se teoriza que el fenómeno caribeño tomó fuerza y se elevó en una región Andina en sus inicios, debido a la semejanza geográfica de Cali con Cuba y a sus similitudes de carácter histórico. Alejandro Ulloa. (1987). Lo salsa en Cali., Cultura Urbano, Música y Medios de Comunicación. Cali, Universidad del Valle. “pueblos emergentes nacidos bajos la herencia de plantaciones esclavistas”. Pero también al desarrollo de la industria emergente y las masivas migraciones que se dieron hacia la mitad del siglo XX en la ciudad.

Cali, pueblo grande, invadido por un ruido intermitente y silencios prolongados, rodeado de plantaciones cañeras y grandes haciendas, conformado solo por seis barrios. 

Con sus siete ríos vivos, estruendosos y vitales fluyendo por los madurados pastos al calor del fértil eterno verano.

Escuche esta canción que rondaba la onda corta de la época y disfrutaban los ancestros al calor de los destellos matutinos de los Farallones de Cali, cuando todo era verde, desde el centro hasta las periferias

Carrera primera, 1910 (Diseñadora: debajo de la anterior foto)

Imagine una rápida pero progresiva llegada de industrias y  migrantes que posteriormente fundarían lo que hoy consideramos barrios tradicionales. Dicha expansión supuso el surgimiento de nuevos sectores sociales, impulsada por la vieja oligarquía terrateniente, creando también clases populares que movían la emergente maquinaría industrial de la ciudad.

De una manera más concreta, era la creación de nuevos modos de consumo, productos y consumidores, expansión de mercado que a su vez también atraía migrantes campesinos por millar, perplejos por las buenas nuevas del desarrollo.

Centro de Cali, 1920, Cali Viejo (Diseñadora: lado izquierdo del párrafo: “imagine una rápida pero progresiva)

Antes de las tradicionales ferias, entre los años 1922 y 1936, se organizaron carnavales, seis para ser exactos, que representaron los primeros acercamientos sociales de los caleños con la música, fueron las fiestas que propiciaron la apropiación de los ritmos caribeños. Empezaban el 30 de diciembre con la comparsa de una familia tradicional hasta la plaza de Cayzedo y el primero de enero se festejaba ‘La Mascarada’ para finalizar el dos con un ritual fúnebre simbólico.

De “los verdes campos de vida y solaz” a las industrias, así se esfumó el paraíso natural y se empezó a transformar en la urbe.

En 30 años, Cali ya había crecido a pasos agigantados; hacia finales de los 50, ya la pequeña aldea contaba con una población de 250.000 inmigrantes provenientes del suroccidente colombiano y se habían fundado cien barrios populares.

Disfraces en carnavales, 1924, Biblioteca departamental

Los medios de comunicación ya empezaban a  promover la vieja guardia (Benny Moré, Celia Cruz, Daniel Santos). El ágil versado Ricardo Nieto escribió sobre el Valle:

Leer escuchando

Verás, tierra de mi alma, tierra del alma mía,

El ave migratoria que alzó su vuelo un día

Hoy vuelve al sitio amado donde su nido fue;

Aún trae sobre las alas el polvo del camino,

En sus pupilas agua, en su garganta el trino,

Y en su interior la fe…

Tierra del alma mía para decir tu gloria

¡Un hijo de tu seno se va a poner de pie!

Mujeres en el carnaval de Cali, 1930, Biblioteca departamental

Adonde fue mi vida tu imagen fue conmigo:

Tu sombra bienhechora me dio calor y abrigo;

Y en medio de otras voces la tuya siempre oí;

Muy frágil, muy oscura, muy pobre fue la historia

Del hijo que te besa: si ambicionó la gloria,

En ti mi pensamiento estuvo siempre fijo;

Si te llamaba: ¡madre!, me contestabas: ¡hijo!

Y en tu regazo entonces la frente iba a posar;

Para tus manos suaves jamás fui yo un extraño,

Las mías tampoco – ¡oh madre! – jamás te hicieron daño:

¡Son ellas las que ahora te quieren abrazar!

De noche… un hombre escribe

Mientras escribe, piensa en ti, tierra del alma.

Con la melancolía a flor de piel se evidencia una esencial ausencia de identidad; desde el principio de nuestro recorrido sonoro, las líricas de la vieja guardia afrocubana marcaron permanentemente nuestra cultura. Las plantaciones, el ingenio, el negro, la añoranza, la resiliencia.

Empezamos, pues, nuestro viaje al ritmo del son y el danzón, de la guaracha y el chachachá, de la mambología y el infante bolero.

Víctor Gil Nossa

Vecinos ecológicos

Vecinos ecológicos

Autor: Leidy Carolina Jojoa.

Facultad de Humanidades y Artes

Es común que en los barrios colombianos se encuentre un vecino con un sentido social y ecológico desarrollado, de seguro ahora usted recordará, quizá, a ese personaje de su cuadra que por lo general nunca pasa inadvertido.  Su casa suele estar llena de viva naturaleza, se levanta muy temprano a regar sus plantas y dar de comer a los animalitos, suele ser muy gentil, sin dejar de lado su carácter (que muchas veces es puesto a prueba por gente intolerante).

“Muchas veces se han preguntado ¿Cuáles son las razones verdaderas que llevan a no querer esta clase de propuestas? Envidia, dicen muchos; cultura, tal vez. Pero al final Raúl y Gloria solo piensan que es falta de conciencia y Amor”.

Así que si usted tiene un vecino como Raúl Pérez o como Gloria Ceballos, este escrito es una invitación que se siente una tarde a conversar con ellos, de seguro se llevará lindas sorpresas.

“Muchas veces se han preguntado ¿Cuáles son las razones verdaderas que llevan a no querer esta clase de propuestas? Envidia, dicen muchos; cultura, tal vez. Pero al final Raúl y Gloria solo piensan que es falta de conciencia y Amor”.

Raúl tiene de 73 años, caleño, arquitecto de profesión, es muy espiritual. Vive en lo que hoy muchos conocen como La casa ecológica Las Delicias, una peculiar construcción de tres pisos que, a primera vista, parece estar consumida por la vegetación.

“Pasados los años, entendí que la belleza de la naturaleza era innata y que no necesitaba intervención humana para ser perfecta, y dejé que lo que pudiera emerger de esa fértil tierra, creciera… yo cuidaría de ella de todos modos”De su abuela, una paisa que quiso conocer Cali en los años 40 y a quien él se refiere como un ángel, heredó la casa y el amor por la creación de Dios, y desde los años 50 junto a ella, empezó a hacer uso de los pocos recursos naturales que le ofrecía el andén de su casa. Empezó sembrando flores y arbustos, que al poco tiempo la gente terminaba por robarse.

Hoy en día, en su andén nacen dos enormes árboles que alcanzan el tercer piso de su casa y en sus alrededores, plantas y plantas, unas con flores, otras con frutos pero, al fin, Vida, como él suele llamarla.

Desde pequeña, Gloria Ceballos se ha considerado amante de la naturaleza. De Riosucio, Caldas, llegó a tierras vallunas en los años 60, cuando era muy joven. En los años 80, cuando el barrio Paseo de los Almendros comenzaba a expandirse, se hizo propietaria de una casa esquinera en la localidad y, como dice ella, “fue el principio de un sueño luchado”

Gloria “En realidad, las personas tenemos que ser conscientes de que el mundo empeora con los días, y la naturaleza es agradecida y bendita, es tan perfecta como la misma creación divina, ¿por qué es más fácil tirar basura, cortar un árbol o maltratar un animalito que sembrar la esperanza de lo que vienen atrás?”

Junto a su esposo y sus dos hijos, su casa tomó forma de hogar, y no precisamente por formar una familia, sino también porque Gloria empezó a transformar su jardín en los bellos recuerdos de las tierras antioqueñas donde había crecido, esas que están llenas de campo y vida, que se hacen un lugar sencillamente acogedor.

Tanto Raúl como Gloria, han creado sistemas rudimentariamente ecológicos que les permiten ahorrar en el cuidado de las zonas, como sistemas para reutilizar el agua de lavadora y cocina. Así mismo, los residuos orgánicos para crear abono y cultivar huertos para su propio consumo. El Paseo de los Almendros es un barrio que goza de espacios verdes muy amplios, fue por eso que Gloria pudo cuidar mucho su calle y tratar de incentivar a los vecinos a conservar el ambiente, pero lamentablemente tuvo muchos inconvenientes y poco apoyo de parte de ellos. Tristemente, la cultura caleña era muy diferente a la suya; sin embargo, esto no fue impedimento que ella empezara a sembrar huertos, flores, árboles y arbustos, que con el tiempo y ya pasados casi 30 años desde que comenzó, es hoy un enorme jardín frente a su casa.

Además de esto también tienen algo en común: En algún momento, sus vecinos recogieron firmas para ponerle fin a sus propuestas ecológicas, con exactamente las mismas tres razones; los insectos, los animales y los consumidores de estupefacientes. Sin embargo, el Dagma siempre les ha brindado protección y apoyo a ambos, les fue otorgada la adopción del espacio público y periódicamente un funcionario verifica el estado del mismo. “Cosas que no tienen sentido, pero que si se hacen con amor, tienen un resultado”.

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  • Es común que en los barrios colombianos se encuentre un vecino con un sentido social y ecológico desarrollado
  • El Dagma siempre les ha brindado protección y apoyo, a los dos, se les fue otorgada la adopción del el espacio público y periódicamente un funcionario verifica el estado del mismo.

 …“En realidad, las personas tenemos que ser conscientes de que el mundo empeora con los días, y la naturaleza es agradecida y bendita, es tan perfecta como la misma creación divina, ¿por qué es más fácil tirar basura, cortar un árbol o maltratar un animalito que sembrar la esperanza de lo que vienen atrás?”

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Condenados a ser felices

Yo soy amargado, mi mamá ya me lo dijo; de hecho, todo el tiempo me lo dice. No sé por qué soy así, si por genética o porque hay niñitos en la casa pensando de qué manera dañar su santa paz o porque mi mamá siempre me sirve sin cubiertos y me toca ir por ellos; quizá sea porque nunca me echa sal al huevo, pues, según ella, la mantequilla ya viene con sal o tal vez, simplemente, porque siempre le sirve de tomar a todos menos a mí. He llegado a pensar que todo eso me lo hace de maldad, y entonces me digo que la amargada es ella, no yo.

Dejando atrás los demonios de mi mamá quisiera hablar sobre la figura del amargado. Antaño los amargados eran populares y queridos. Basta ver a Gárgamel, que siempre se quería comer a los pitufos, más por inquina que por hambre, y ahí está, querido por muchos. Incluso hay un personaje que define exclusivamente la amargura: Olafo, que a veces es el Horrible y otras el Vikingo, pero siempre es amargado y todos muy contentos, tanto así que desde 1973 hasta nuestros días se sigue publicando esta caricatura. No me imagino hoy a alguien inventándose un personaje amargado y que guste tanto. Por lo regular la amargura es el enemigo número uno en la televisión. La princesa Grumosa, Calamardo, Rita Repulsa… son villanos amargados y a casi nadie les gusta, salvo a uno que otro amargado; a tal punto que los malos de la actualidad están tan contentos como el protagonista y eso es triste.

Hoy es pecado ser infeliz, entiéndase carente de entusiasmo. Cada que abro el Feisbuc veo imágenes y mensajes que hablan de la risa, de la felicidad, del amor, como si todos fueran sinónimos ¡y no lo son! Quién dijo que uno tiene que estar alegre para ser feliz (?) o que tiene que gustarle todo (?) la gente se lamenta cuando lo ven a uno. Siempre que digo que no me gusta viajar o que soy malongo para comer dulce la gente me mira, luego a mi novia y se van con un rictus de tristeza; cada vez que digo que detesto ir al circo, las ferias y los conciertos, un payaso se muere en algún lugar del planeta. O al menos eso es lo que me da a entender mi interlocutor con su cara de sorpresa y decepción. Al parecer los amargados no somos buenos para el mundo.

Hay que buscar la felicidad, nuestra meta como humanidad es la conquista de la felicidad, hay que pensar positivo, tenemos que estar alegres; a ver, muéstrame una sonrisa… ¡por Dios, no! ¿Qué es todo eso?, con esa carga a cuestas ¿quién puede ser feliz en estos días? Yo no puedo. Pero no por eso pienso en matarme o en maripositas negras. No por eso veo una cuchilla y me desparramo a escuchar los Relicarios pensando en el corte más bonito para las venas. Los amargados tenemos nuestra felicidadcita: pequeña, timorata, tímida, pero ahí está. Que nos cuenten un chiste y no nos riamos no quiere decir nada o que nuestra meta en la vida no sea ser felices tampoco es razón para que se encomienden misas en nuestro nombre. Realmente disfruto ser amargado; sí, mamá, me lo gozo. No tienen por qué estar pensando en lo aciago que debe sentirse ser yo; bueno, no es la maravilla, pero ahí va.

A mí las personas felices me dan miedo. Todos conocemos una “personita”, porque los felices siempre dicen “personita” y toda clase de diminutivos, que tiene una sonrisa de oreja a oreja y sus palabras siempre son de ánimo, perseverancia y otros tantos valores propios de cartelera de ética y valores o de página de la Atalaya. Los felices dan abrazos todo el tiempo y te dicen cosas como “me encanta verte”, “genial y mejorando”, “hoy el día está radiante y maravilloso”, realmente los signos de admiración no alcanzarían para tanta felicidad. Tristemente a la gente se le está pegando eso. Una amiga hace poco estuvo en una abrazatón, donde te manosean, pero no dan nada; un conocido se disfrazó de payaso y fue a visitar personas moribundas; la tía que mejor me cae publica a cada rato mensajes llenos de cosas lindas, pero no sé, como soy amargado pienso que eso no sirve de nada.

De hecho; ¿hay razones para no ser un amargado? El mundo está podrido. En este país los sueldos son miserables, quitan el agua, el Internet se cae, la que nos gusta no nos quiere, nos salen espinillas, pelos en la espalda, comer mucho da diarrea, fumar da cáncer, estudiar no sirve de nada… La lista puede ser infinita y yo sí que lo sé. Con todo lo anterior no veo por qué estar contento, no hay motivos; no faltará el Troilo que diga que estar vivo ya es motivo de felicidad, pero quiero decirle a usted, querido Troilo, que por lo menos en este país no se vive, se sobrevive, y eso ya es otro verbo con sus respectivas y muy propias implicaciones.

La amargura tiene sus encantos. No hay cosa más rica que quejarse de todo y por todo; yo por mi parte seguiré en mi desazón. Amargura, señores, que a veces me da, y la cura resulta más cara que la enfermedá.

Joan Manuel Camargo

Estudiante de Historia Universidad del Valle.

TAÍNCHO Y SUS TRES CUBANOS “EL HOBBY DE LA FAMILIA”

TAÍNCHO Y SUS TRES CUBANOS “EL HOBBY DE LA FAMILIA”

Autor: Laura Vanessa Angulo

Facultad de Humanidades y Artes

Édison García es su nombre. La música cubana, la salsa y las canciones del son su ritmo constante; hace 20 años vive en la ciudad de Cali en la que conformó un grupo de música junto a sus tres hijos. 

“Estuvimos cuatro años vigentes, pero por cuestiones de trabajo cada integrante empezó a tener compromisos por fuera y el grupo se disolvió. Paralelamente a la música con la que yo me crie (marimba, currulao, cantos ancestrales), decidí retomar baladas, boleros y sones que había aprendido desde muchacho y es ahí cuando decido recopilar todos esos temas que a mí me gustaban, realizando mi carpeta de partituras y junto con mis hijos y un amigo de uno de ellos nos pusimos a estudiar”, relata. Así fue como formó un nuevo grupo, al que llamaron Taíncho y sus tres cubanos..

Sus primeros pasos en la música los dio en Guapi con el conjunto Grupo Nota; tocaban música popular y salsa. Cuando se trasladó a vivir a la ciudad de Cali, terminó con esa agrupación y se enfocó tanto en el estudio del ‘tres’ cubano (instrumento cordófono, derivado de la guitarra) como en la trompeta.

“Si usted no estudia, si no practica, le va a salir mal, le va sonar raro ¡Estudio y práctica son la clave!”: Taíncho García

Para el año 2000, Édison García, más conocido como Taíncho, formó el grupo de canto del Pacífico Orilla, con muchachos guapireños y de Puerto Tejada. Su idea era poder participar en el Petronio Álvarez. Lo lograron en 2002 y en 2004 lo ganaron.

Édison tiene claro que, a pesar de ser su pasión, no puede dedicarse de lleno la música y le es necesario conservar su trabajo: “La verdad, nos ha ido muy bien, a la gente le gusta, además que es un formato reducido, ya que no somos tantos músicos. Sin embargo, no somos netamente comerciales. Cada uno tiene labores distintas a la música; yo, por ejemplo, soy empleado del Banco de la República hace 30 años, no puedo dedicarme 100% a esta actividad, ya que no puedo descuidar mi trabajo. Mi hijo mayor también trabaja, el segundo es abogado y el último estudia Ingeniería electrónica en la Universidad Santiago de Cali. El bajista (Diego Cuéllar) es profesor de música en la USC, entonces siempre buscamos el espacio para las presentaciones, cuadramos los turnos y se hacen los permisos correspondientes. Ya si definitivamente no se puede, entonces no lo hacemos”.

Sobre la experiencia de trabajar con sus hijos, comenta: “La alegría más grande fue cuando mi hijo, el percusionista, cantó; supuestamente él no cantaba. Recuerdo que esa vez me llamaron a hacer el reemplazo de un cantante, llevé mi tres cubano y la trompeta. Cuando estaba en el lugar, me pasan el listado de los temas y había uno que no tenía, mi mayor preocupación era ¡Ahora quién va cantar este tema!, cuando mi hijo me dice ¡yo lo canto!, y ahí lo escuché cantar. Eso me llenó de alegría, lo hace excelente, no había tenido la oportunidad de escucharlo a él por fuera de los coros del grupo”.

La agrupación no ha grabado temas inéditos, pero sí versiones propias, como la de una canción, “La loma de tamarindo”, del autor portorriqueño Ángel Santiago, con la que hicieron un video que publicaron en Youtube. “Es un video promocional, como para que la gente se dé cuenta de cómo nos desempeñamos, el resto de los temas que interpretamos son de la música popular muy conocidos. Lo que le gusta la gente lo adaptamos y tengo una carpeta con más de 500 temas entre boleros, sones y salsa y también algunos temas del Pacífico”. Agrega

Como no son un grupo comercial, lo hacen como un hobby, “pero nos genera ingresos y siempre los eventos a los que vamos son los sábados en la noche, cuando no tenemos compromisos laborales. Los viernes tenemos un compromiso de planta en un restaurante que hay por el kilómetro 18 (vía al mar); sin embargo, una expectativa dedicada a la música todavía no la tenemos”.

No podía faltar la marimba del Pacífico

Y es precisamente el gusto de compartir con el público lo que los impulsa a seguir: “La gente nos aplaude y eso nos hace sentir regocijados, hacemos lo posible para complacer a la gente. Fuera de eso estamos haciendo lo que nos gusta y además nos están pagando. ¡Nos sentimos en la Gloria!”

“en la música no se puede engañar. Si usted no estudia, si no practica, le va a salir mal, le va sonar raro. ¡Estudio y práctica son la clave!”. Para Taíncho

Para terminar, este versátil intérprete describe con una sola palabra el esfuerzo que realizan para estar vigentes: “Para mí la, palabra perfecta es gloria, he llegado a la gloria con la música, pero no es que haya llegado y me quede ahí. No, porque en la música hay que seguir experimentando, si no se estudia los dedos pierden la rapidez, se olvidan las letras de las canciones, entonces estamos en la gloria pero tenemos que seguir estudiando”.

“Si usted no estudia, si no practica, le va a salir mal, le va sonar raro ¡Estudio y práctica son la clave!”: Taíncho García

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