Escapando del Posconflicto

Harrison, un joven de 21 años, desmovilizado de una de las nueve columnas móviles pertenecientes al bloque occidental de las FARC, liderado por Jorge Torres Victoria (alias “Pablo Catatumbo”), padeció durante cuatro años las asperezas propias de la vida de un miliciano raso, que con tretas fue casi hipnotizado para dejar a su familia y la vida en que hasta ese entonces conocía, con el fin de internarse en las selvas del Pacífico a cuidar la base de coca y pelear la guerra de otros.

La presión de verse como “el hombre de la casa” a tan temprana edad, el constante acoso por parte de grupos subversivos y la falta de oportunidades laborales (común en la mayoría de los sectores campesinos colombianos), condujeron a este joven a tomar partido en unos de los conflictos internos más longevos del mundo y a engrosar las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Cuando era apenas un adolescente de 15 años, asistía a una de las contadas escuelas que se encuentran en las áreas rurales pertenecientes al municipio de Tumaco, en Nariño.  Creció en una familia numerosa que vivía del pan coger y la pesca artesanal, cuando sus dos hermanos mayores decidieron ir a la ciudad con la esperanza de un mejor futuro, Harrison quedó encargado de responder por la alimentación de sus seis hermanos menores y su madre.

Tres años después de haber ingresado a las FARC, de haber sido humillado, de haber sembrado minas indiscriminadamente, de haber cuidado la base de coca de los grandes cabecillas y de pelear una conflicto ajeno, de haber consentido sin decir una palabra el consejo de guerra practicado a siete de sus ‘camaradas’ que intentaron fugarse un 24 de diciembre, Harrison tomó la decisión de fugarse tras conocer a Claudia, quien se convirtió en su compañera sentimental. No obstante, las promesas de un sueldo con el que pudiera en un futuro ayudar a su familia se fueron desvaneciendo con el transcurso de los días. El arduo entrenamiento en la selva y la coerción en su punto más alto, le pusieron los pies en la tierra, obligándolo a alejarse de su familia y a darse cuenta de que aquella vida no era la que le habían hecho creer.

Desde ese diciembre, Harrison se empeñó en planear una fuga que les permitiría, a él y su compañera sentimental en compañía de otros dos camaradas, poder incorporarse a la vida civil, dejar el camuflado atrás y volver a ver a sus familias. Sin embargo, los riesgos que conllevaba una fuga en grupo eran inadmisibles para estos jóvenes, puesto que no querían correr con la misma suerte de los camaradas que no lo habían logrado.

Por eso, el siguiente mes de junio Harrison se fue en una misión de campaña con otros integrantes de su columna móvil y después de una noche de rumba en una vereda del Patía, huyó poniéndose un bluyín, una gorra y una camiseta manga larga del Atlético Nacional sobre el camuflado; paso seguido, se armó de valor y corrió durante varias horas entre la selva y el mar para llegar al batallón del Ejército Nacional de Colombia más cercano. Allí, la madrugada del domingo 13 de junio se entregó, se sometió al interrogatorio, fue enviado a un Hogar de Paz durante tres meses y posteriormente, dejado en libertad.

En la actualidad, Harrison se encuentra en el programa de la Agencia Colombiana para la Reconciliación, en donde recibe ayuda de psicólogos, médicos y abogados; además, de ser acogido con ayudas mensuales de $480.000, mientras estudia y opta por una vivienda digna.

 Por David Guerrero Rivera  

  @dondavifernando

EJEMPLO : Escapando del Posconflicto

Escapando del Posconflicto

Autor: Sin autor.

Facultad de Humanidades y Artes

Harrison, un joven de 21 años, desmovilizado de una de las nueve puertas móviles miembros del bloque occidental de las FARC, liderado por Jorge Torres Victoria (alias “Pablo Catatumbo”), padeció los cuatro años, las asperezas propias de la vida de un miliciano Raso, que con tretas es casi hipnotizado para dejar su familia y la vida en la que hasta ese momento conocí, con la fin de internar en las selvas del Pacífico a la base de la coca y la guerra de otros.

Desde ese diciembre, Harrison se empeñó en el plano una vida que les permite, una compañera sentimental en la compañía de otros dos camaradas, puede incluirse en la vida civil, dejar el camión atrás y volver a ver sus familias. Sin embargo, los riesgos que conllevan una fuga en el grupo eran inadmisibles para estos jóvenes, que no querían correr con la misma suerte que las camaradas que no lo han logrado.

Cuando era solo un adolescente de 15 años, asistí a una escuela que se encuentra en las áreas rurales pertenecientes al municipio de Tumaco, en Nariño. Crianza en una familia numerosa que vivía del pan y la pesca artesanal, cuando sus hermanos mayores decidieron en la ciudad con la esperanza en un futuro mejor, Harrison fue el encargado de responder por la alimentación de sus hermanos menores y su madre.

La presión del verso como “el hombre de la casa”, una edad temprana, el constante acoso por la parte de los grupos campesinos colombianos, conducen a este joven y un partido en los conflictos internos más largos del mundo y engrosar las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Sin embargo, las promesas de un sueldo con el que podríamos ser un futuro ayudar a una familia y un ser desvanecidas con el transcurso de los días. El entrenamiento físico en la selva y la educación en su punto más alto, el empuje en la tarta en la tierra, obligando a un amigo de su familia que se da cuenta de que la vida no era la única vez que creyeron.

Tres años después de haber ingresado a las FARC, de haber sido humillado, de haber sembrado minas indiscriminadamente, de haber cuidado la base de la coca de las grandes cabeceras y de haber cometido un conflicto ajeno, de haber dado su consentimiento. La guerra práctica y el tema de la camarera que se dirigió a la mujer a la 24 de diciembre, Harrison tomó la decisión de la mujer tras la comunicación con Claudia, quien se relaciona con su compañera sentimental.

Por eso, el siguiente mes de junio Harrison se ha mantenido en una misión de campaña con otros integrantes de su columna móvil y después de una noche de rumba en una velada del Patía, se ha puesto un bluyín, una gorra y una camiseta manga larga del Atlético Nacional sobre el camuflado; paso seguido, se armó de valor y corrió durante varias horas entre la selva y el mar para llegar al batallón del Ejército Nacional de Colombia más cercano. Allí, la madrugada del domingo 13 de junio, entre otras cosas, se presentó al interrogatorio, se envió un Hogar de Paz durante los meses y posteriormente, permanecido en libertad.

En la actualidad, Harrison se encuentra en el programa de la Agencia Colombiana para la Reconciliación, donde recibe ayuda de sicólogos, médicos y abogados; Además, de ser acogido con un costo mensual de $ 480.000, mientras estudia y opta por una vivienda digna.

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  • Cada 28 días el útero de la mujer se prepara para el embarazo mediante el desarrollo del cuerpo femenino, más conocido como ciclo menstrual, el cual tiene 5 fases. Para llevar a cabo un control se recomienda usar aplicaciones para dispositivos móviles como Period Tracker, Calendario Nosotras y Laditimer.
  • Según cifras del DANE en Colombia, cada año se presenta alrededor de 150.000 embarazos no deseados entre los jóvenes de 11 a 20 años de edad. Y más de 2.500 infectados con el virus del VIH Sida.

Según cifras del DANE en Colombia, cada año se presenta alrededor de 150.000 embarazos no deseados entre los jóvenes de 11 a 20 años de edad. Y más de 2.500 días infectados con el virus del VIH Sida.

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Su padre, cuenta con tono de agradecimiento, fue quien siempre lo inspiró a dibujar y a que se formase en ese mundo del arte. “De pronto la manera en que la gente ve mis trabajos, los buenos comentarios siempre me han dado determinación, incluso mi papá me decía de pequeño: qué bonito el trabajo, muy bien hecho… cosas así, además les mostraba a las demás personas lo que yo hacía”, explica.

Son varios los referentes que lo han influenciado a pintar, pero tiene su favorito: “Me gusta mucho Leonardo Da Vinci porque realizaba todo tipo de proyectos, no solamente hacía pinturas en óleo, sino que también se enfocaba en proyectos científicos. Me identifico con él porque en ese aspecto yo también creo otra clase de obras, más allá del mero oficio de la pintura” 

La última pintura que realizó fue un retrato de Jesús, con unos médicos. “Me pareció una obra muy significativa porque fue algo original, utilicé carboncillo en lugar de óleo para crear un mayor detalle y dar un efecto mucho más realista, traté que la obra fuera más llamativa”. Obras como esta hacen que el ‘Picasso’ de la USC sea constantemente solicitado por estudiantes de diferentes carreras para sus trabajos académicos.

´Picasso’ tiene un gran sueño: “Me gustaría pintar un mural aquí en Cali: puede ser un edificio o lo que sea, pero si es más significativo, como por ejemplo una idea mía, que tenga que ver con la paz, con la tranquilidad… el cambio que las personas pueden hacer, como tomar conciencia de hacer algo mejor por el mundo, ese es mi deseo”.

  • DATOS
    • “Me gustaría pintar un mural aquí en Cali”
    • Fue así como el pintor, que antes estaba sentado frente a la antigua sede de la Cafetería La Paola, y ahora en el bloque 6. 
    • “Utilicé carboncillo en lugar de óleo para crear un mayor detalle y dar un efecto mucho más realista”: ‘Picasso’

 

Stiven Daza Prieto

  @StivenDaza95