EL PARO NACIONAL: ALTAS Y BAJAS DESPUÉS DE MÁS DE UN MES DE PROTESTAS

El paro se ha visto manchado por muchas situaciones de violencia de Estado y, así mismo, protestantes que responden y se han cometido masacres. Pero no todo es un panorama oscuro para el país. 


Entre marchas, plantones y banderas el pueblo alza su voz contra nuestros dirigentes. En este paro, Cali demostró que además de ser cultura, arte y baile es resistente. A más de un mes desde el inicio del paro nacional, se han logrado tumbar algunas reformas como la tributaria y la de la salud. Pero la gente habla en la calle de que quiere un cambio total de dirigentes y tiene muchas más propuestas en la mesa.

En Cali no solo se respira opresión, muerte e inseguridad; también se respira esperanza, amor y unión, esto es lo que se ve desde las calles de la bella Santiago de Cali en este mes de paro nacional. Galeria de fotos:

 En las marchas, se ondea la bandera de Colombia, con orgullo.

Los jóvenes marchan, porque saben que nada es imposible.

Las pintas llegaron hasta los buses.

La bandera de Santiago de Cali también estuvo presente.

 La policía y el ejército monitorearon la marcha desde el aire.

Los parabrisas de este bus se transformaron en un un mural rodante.

La Loma de la Cruz, en plantón.

 Pedro Luis Quiñones

  @10qui_

EL PUENTE DE LAS PROMESAS

Cali tiene un puente del amor, que nada le envidia al de la ‘ciudad luz’.


Por: María Camila Cardona

@camicardona048

A tan solo unos cuantos metros de la Calle del Pecado, en el nuevo puente peatonal que une el Bulevar de la Avenida Colombia con el CAM, las parejas caleñas demuestran su amor sellándolo con un candado.

Adaptando una tendencia europea en la que los enamorados ponen candados en las barandas de un puente de Francia, conocido como  Pont des Arts (Puente de las Artes), los caleños dejan en evidencia sus sentimientos por medio de estos candados que decorados de diferentes formas, significan sus promesas y su compromiso mutuo.

Cali no es la única ciudad que se ha sumado a esta tendencia, estos candados de amor se han propagado por lugares del mundo como Nueva York, Londres, Seúl y hasta en la Muralla China. Sin embargo, aunque en un menor número, ya se ve cómo va aumentando el de la capital vallecaucana.

Carlos, habitante del sector, cuenta cómo le llamó la atención ver a las parejas dejar estos candados con nombres y expresiones cariñosas: “Hasta ahora, ese puente se conoce como el que une la Avenida Colombia con el CAM, pero me parecería bonito que no sea un puente más, si no que tenga una identidad, podría llamarse, por qué no, el puente del amor”.

Paola es una joven que transita todos los días por esta zona para dirigirse a su trabajo: “Considero que no es tan bueno eso de andar copiando tendencias externas, nosotros tenemos originalidad, por qué no hacer cosas nuevas y nuestras; aparte ,ese puente en Francia se cayó, ojala no dañemos este”.

Actualmente, en el puente hay ocho candados y aunque no se sabe qué pasará con esta nueva tendencia, sólo se espera que no tenga el mismo destino dramático que tuvo el  ‘Pont des Arts’.

PLAZA CAYZEDO, EN MEDIO DE LA INFORMALIDAD

Es muy común ver a diario gran cantidad de vendedores que transitan por las calles ofreciendo a sus clientes productos necesarios, útiles y a bajo costo, con la justificación de llevarles de comer a sus familias.


Por: Claudia Lorena Lasso Cuéllar

@claudita193


Las cifras lo confirman: “en Colombia, según el Dane, los pobres llegan a 14 millones y en Cali a 508.000” Tomado del blog Esto sucede a pesar de que diferentes gobernantes sostienen que la pobreza ha disminuido a su mínima expresión.

Los vendedores de las calles son objeto de condiciones inciertas de trabajo, falta de seguridad social y múltiples prohibiciones, entre otras.

De acuerdo con el artículo 4.6.1 de los derechos colectivos, “…Cuando una autoridad local se proponga recuperar el espacio público ocupado por vendedores ambulantes titulares de licencias o autorizaciones concedidas por el Estado, este deberá diseñar y ejecutar un adecuado y razonable plan de reubicación de dichos vendedores ambulantes de manera que se concilien en la práctica los intereses de pugna”. Decisiones que uno a uno, los mandatarios locales han ido aplazando.

Un claro ejemplo se ve en la Plaza Cayzedo, donde día a día es común encontrarse con ventas que van desde agua hasta cigarrillos. Policías de la zona, vendedores y encargados del espacio público, cada uno tiene su propia versión.

Las contradicciones aparecen cuando se les pregunta a vendedores y encargados del espacio público sobre las ‘recogidas’; algunos trabajadores ambulantes como Alexander aseguran que “aquí es prohibido trabajar, los policías sacan a los trabajadores por la mañana, al medio día, por la tarde, todo el día”.

Carlos Navia, encargado del espacio público, argumenta: “nosotros pasamos a socializar con los vendedores y advertirles que su permanencia en la Plaza es indebida, días después de realizada la gestión llegamos con la policía en un carro grande negro, para recoger la mercancía de quienes omitieron el aviso”.

Además, algunos vendedores aseguran que deben pagar por recuperar sus cosas. “Cuando la policía realiza los desalojos, se nos llevan el puesto con el surtido y para sacarlo, hay que pagar 300 mil pesos en el CAM”, expresa Viviana.

Pero Navia contra argumenta que “a los trabajadores no se les cobra multa al momento de hacer la devolución de sus pertenencias. Lo único que no se les devuelve son cigarrillos, piratería y licores; de resto, pasados aproximadamente quince días, todo se les devuelve con la constancia de entrega (que se les elabora) cuando se recogen las cosas”.

Ninguno de los vendedores tiene permiso en la Plaza, pues al ser considerado un atractivo turístico, se piensa que los trabajadores ambulantes entorpecen el paso de propios y visitantes; aun así, es muy común encontrar ventas de dulces, agua, jugos, tintos y demás productos.

Otra de las mencionadas contradicciones queda en evidencia, cuando el auxiliar de policía Gaviria asegura que “en la Plaza Cayzedo se respeta la antigüedad (más de 20 años) de los trabajadores informales”, lo que significa que son personas a quienes no se les ‘toca’ la mercancía. Asegura además que “son ellos mismos quienes se encargan de cuidar el espacio de los nuevos vendedores que llegan a posicionarse”.

Sin embargo, Navia manifiesta que “después de que sea venta ambulante, no puede estar en esta zona. Aquí, no hay ningún vendedor ambulante al que se le respete la antigüedad y nadie tiene permiso, por lo menos no en esta zona”.

Pero asegura que a los vendedores de frutas, ‘mecato’ y demás alimentos no se les incauta la mercancía; “las personas que venden esos productos, no tienen problema, siempre y cuando no estén siempre en el mismo lugar. Si se estacionan, pasa a incautárseles los excedentes, es decir, sillas, sombrillas, carpas y estos elementos son devueltos 15 días después”.

Es muy común ver a los emboladores; en el sector de la Plaza Cayzedo se les permite ubicar siempre y cuando tengan un cliente; de no ser así, se les informa que deben moverse del lugar.
William Saavedra, un santandereano obligado a vivir en Cali y lustrador con cinco años de antigüedad, asegura que nunca le han quitado las cosas porque “cuando los veo cerca, escondo la caja, o salgo y me voy porque ya sé la vuelta”.

“A veces, cuando ellos (Espacio Público) no vienen tan temprano, nos ubicamos en una banca y después estamos un rato en una parte, otro rato en otra y así, hasta que por ahí a las cuatro de la tarde ellos se van”, agrega Saavedra.

Álvaro, otro de los vendedores ambulantes de la zona, dice que siempre ha estado ahí y a pesar de que le han hecho advertencias, nunca le han quitado la caja en la que comercializa cigarrillos. “Yo me paso el día dando vueltas por acá, y sé que el día en que me quiten la caja no me la devuelven, por el producto que vendo, y que si la recogen toca pagar una multa, dizque de 200 mil”.
En medio de contradicciones, días soleados y en muchos casos ventas difíciles, la jornada llega a su fin y con ella se acaban los miedos que durante el día persisten por la posible aparición del ‘Lobo’, que no avisa cuándo vendrá, sólo aparece y en medio de sus feroces dientes, se lleva la única opción de quienes trabajan en medio de la informalidad.

Galeria de fotos:   

Fotos por: Johana Castillo @johacastillo331

Sustitutos para el abandono, el caso de Mariana

La psicóloga Tatiana Torres analizó el caso de Mariana, que es también el de muchos jóvenes que delinquen en la ciudad. Para ella, es de relevancia el hecho de que Mariana fue abandonada por sus padres durante la infancia y creció con sus hermanos mayores y los abuelos.


 Por: Ana Julieth Saavedra y Kelly Callejas

@anajsaavedra

@kellycallejas

PU. ¿A qué adjudica Usted el comportamiento de Mariana y sus amigas?

R. Dado que la historia de vida de Mariana involucra constantes abandonos en la infancia, etapa caracterizada por una difícil transición, estos repercutirán en la manera en cómo ella lidiará con este proceso. En este sentido, se puede observar cómo el hecho de no tener un padre y una madre en su infancia, le niega los elementos necesarios para un reconocimiento temprano de su organización identitaria.

Ahora bien, tal ausencia de sus padres biológicos deja en ella un sentimiento profundo de abandono, el cual busca lidiar mediante su “independización” y su trabajo, ya que de esta manera no hay lugar para que la abandonen sus seres queridos, pues en el primer caso es ella quien decide abandonar su hogar y en el segundo, dado a que no hay afecto de por medio, no hay razón para apegarse ni sentir que la abandonan de nuevo.

PU. ¿Cómo reemplaza ella el cariño que no tuvo de niña?

R. En esta vía, ya que el abandono va acompañado por un sentimiento de vacío, Mariana busca llenarlo por medio de su adicción a las compras, lo que a su vez le sirve como un medio para lidiar contra el rechazo y el miedo que produce en la sociedad el hecho de ser un travesti y, además, ser prostituta.

Esta adicción, como cualquier otra adicción (en concordancia con el artículo sobre la cuestión de la adicción de Pedinielli & Bonnet, 2008), nace de una necesidad insaciable y como encuentro con una situación de la “desaparición de la parte insoportable, o de la aparición del sentimiento de corresponder con lo que se ha querido ser”.


PU: ¿Por todas estas circunstancias, ella termina encontrando un sustituto de ‘familia’?
R. Un punto clave en el relato de Mariana es el hecho de haberse ido de su hogar e ingresado a una pandilla -“Las Langostas”-. Esta pandilla, integrada por otros adolescentes travestis con un estilo de vida al margen de la ley, constituye un refugio en el cual se siente identificada, siente una especie apoyo por parte de sus pares en esta etapa de su vida tan difícil, como lo es la adolescencia.

Estas conductas de riesgo que asume -tales como irse de la casa, prostituirse, ser parte de una red de delincuencia juvenil-, en relación con lo que propone LeBreton, son el resultado del abandono temprano de sus padres, del sentimiento de vacío sumado a la incertidumbre en relación con el mundo -propia de la adolescencia-, de la búsqueda de límites y la intensidad de ser para encontrar un sentido a su existir.

Un día en la vida de…. Un limpiador de vidrios, Una selva de cemento

Mientras las oportunidades escasean y la tasa de desempleo aumenta, la informalidad reina, el rebusque y las diferentes formas de sustento aparecen para que miles de caleños sobrevivan a la mala economía ya la deficienteadministración departamental que se ve reflejada en miles de historias.


Por Diego Samudio y Claudia Lasso

[email protected]

@Claudita193

Cuando los primeros rayos de sol aparecen y las calles caleñas comienzan a cobrar vida, el rebusque se hace presente y Cristian Grueso sale a su segundo hogar a buscar el pan de cada día. “En una ciudad donde hay tantos autos, tenía que haber alguien que se preocupara porque estuvieran limpios, porque sus espejos estuvieran transparentes, ese es mi propósito:limpiar y ganar dinero”, expresaCristian.

Para la mayoría de caleños que tienen sus automóviles, los trabajadores ambulantes a veces son molestos e incomodan por su forma de ganarse la vida. Sin embargo, la otra cara de la moneda nos muestra cómo a diario se disputa una lucha económica para muchos de los vendedores y limpiavidrios de la sucursal del cielo, una lucha en la que en muchas ocasiones puede haber riesgos, tales como despojo por parte de las autoridades y conflictos por disputa de territorio, entre otros muchos problemas.

”Yo nací en la calle, me crie en este ambiente, mi sustento es esta selva de cemento”, dice Cristian, que es uno de los caleños que piensa que su hogar es la calle, pues desde muy niño ha tenido que crecer trabajando y viendo cómo el mundo le brinda pocas oportunidades de salir adelante dignamente.

“Mi mamá siempre ha trabajado en la calle de vendedora ambulante y yo, como no tenía con quien quedarme en la casa porque mis otros dos hermanos también trabajaban, iba a trabajar con mamá, y un día vi que unos primos tenían un punto para limpiar vidrios de carros y como yo ya tenía 10 años, me tocaba ayudarle con los gastos a mi mamá, entonces desde los 10 años trabajo en esto, y ahora tengo 22 años”, expresa Cristian.

La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes cómo no, canta Cristian al relatar su historia de vida. Para él es normal ganarse entre 12 y 18 mil pesos al día; también es normal dormir, comoél lo dice “en un apartamento de un día”, que le cuesta aproximadamente cinco mil pesos.
“Yo soy feliz con lo que tengo, Dios me ha dado la oportunidad de valerme por mí mismo, pues doy gracias que al menos tengo cómo sostenerme”.

La miseria y la poca ayuda de una sociedad indolente hacen que a diario se presenten historias como ésta, de las que en algunas ocasiones ni nos enteramos y en otras, conocemos muy poco. Pero las ganas de salir adelante y el trabajo duro, son una pequeña luz a la falta de oportunidades ya la alta tasa de desempleo que se vive en la cuidad.