Mientras las oportunidades escasean y la tasa de desempleo aumenta, la informalidad reina, el rebusque y las diferentes formas de sustento aparecen para que miles de caleños sobrevivan a la mala economía ya la deficienteadministración departamental que se ve reflejada en miles de historias.
Por Diego Samudio y Claudia Lasso
@Claudita193
Cuando los primeros rayos de sol aparecen y las calles caleñas comienzan a cobrar vida, el rebusque se hace presente y Cristian Grueso sale a su segundo hogar a buscar el pan de cada día. “En una ciudad donde hay tantos autos, tenía que haber alguien que se preocupara porque estuvieran limpios, porque sus espejos estuvieran transparentes, ese es mi propósito:limpiar y ganar dinero”, expresaCristian.
Para la mayoría de caleños que tienen sus automóviles, los trabajadores ambulantes a veces son molestos e incomodan por su forma de ganarse la vida. Sin embargo, la otra cara de la moneda nos muestra cómo a diario se disputa una lucha económica para muchos de los vendedores y limpiavidrios de la sucursal del cielo, una lucha en la que en muchas ocasiones puede haber riesgos, tales como despojo por parte de las autoridades y conflictos por disputa de territorio, entre otros muchos problemas.
”Yo nací en la calle, me crie en este ambiente, mi sustento es esta selva de cemento”, dice Cristian, que es uno de los caleños que piensa que su hogar es la calle, pues desde muy niño ha tenido que crecer trabajando y viendo cómo el mundo le brinda pocas oportunidades de salir adelante dignamente.
“Mi mamá siempre ha trabajado en la calle de vendedora ambulante y yo, como no tenía con quien quedarme en la casa porque mis otros dos hermanos también trabajaban, iba a trabajar con mamá, y un día vi que unos primos tenían un punto para limpiar vidrios de carros y como yo ya tenía 10 años, me tocaba ayudarle con los gastos a mi mamá, entonces desde los 10 años trabajo en esto, y ahora tengo 22 años”, expresa Cristian.
La calle es una selva de cemento y de fieras salvajes cómo no, canta Cristian al relatar su historia de vida. Para él es normal ganarse entre 12 y 18 mil pesos al día; también es normal dormir, comoél lo dice “en un apartamento de un día”, que le cuesta aproximadamente cinco mil pesos.
“Yo soy feliz con lo que tengo, Dios me ha dado la oportunidad de valerme por mí mismo, pues doy gracias que al menos tengo cómo sostenerme”.
La miseria y la poca ayuda de una sociedad indolente hacen que a diario se presenten historias como ésta, de las que en algunas ocasiones ni nos enteramos y en otras, conocemos muy poco. Pero las ganas de salir adelante y el trabajo duro, son una pequeña luz a la falta de oportunidades ya la alta tasa de desempleo que se vive en la cuidad.