La psicóloga Tatiana Torres analizó el caso de Mariana, que es también el de muchos jóvenes que delinquen en la ciudad. Para ella, es de relevancia el hecho de que Mariana fue abandonada por sus padres durante la infancia y creció con sus hermanos mayores y los abuelos.
Por: Ana Julieth Saavedra y Kelly Callejas
@anajsaavedra
@kellycallejas
PU. ¿A qué adjudica Usted el comportamiento de Mariana y sus amigas?
R. Dado que la historia de vida de Mariana involucra constantes abandonos en la infancia, etapa caracterizada por una difícil transición, estos repercutirán en la manera en cómo ella lidiará con este proceso. En este sentido, se puede observar cómo el hecho de no tener un padre y una madre en su infancia, le niega los elementos necesarios para un reconocimiento temprano de su organización identitaria.
Ahora bien, tal ausencia de sus padres biológicos deja en ella un sentimiento profundo de abandono, el cual busca lidiar mediante su “independización” y su trabajo, ya que de esta manera no hay lugar para que la abandonen sus seres queridos, pues en el primer caso es ella quien decide abandonar su hogar y en el segundo, dado a que no hay afecto de por medio, no hay razón para apegarse ni sentir que la abandonan de nuevo.
PU. ¿Cómo reemplaza ella el cariño que no tuvo de niña?
R. En esta vía, ya que el abandono va acompañado por un sentimiento de vacío, Mariana busca llenarlo por medio de su adicción a las compras, lo que a su vez le sirve como un medio para lidiar contra el rechazo y el miedo que produce en la sociedad el hecho de ser un travesti y, además, ser prostituta.
Esta adicción, como cualquier otra adicción (en concordancia con el artículo sobre la cuestión de la adicción de Pedinielli & Bonnet, 2008), nace de una necesidad insaciable y como encuentro con una situación de la “desaparición de la parte insoportable, o de la aparición del sentimiento de corresponder con lo que se ha querido ser”.
PU: ¿Por todas estas circunstancias, ella termina encontrando un sustituto de ‘familia’?
R. Un punto clave en el relato de Mariana es el hecho de haberse ido de su hogar e ingresado a una pandilla -“Las Langostas”-. Esta pandilla, integrada por otros adolescentes travestis con un estilo de vida al margen de la ley, constituye un refugio en el cual se siente identificada, siente una especie apoyo por parte de sus pares en esta etapa de su vida tan difícil, como lo es la adolescencia.
Estas conductas de riesgo que asume -tales como irse de la casa, prostituirse, ser parte de una red de delincuencia juvenil-, en relación con lo que propone LeBreton, son el resultado del abandono temprano de sus padres, del sentimiento de vacío sumado a la incertidumbre en relación con el mundo -propia de la adolescencia-, de la búsqueda de límites y la intensidad de ser para encontrar un sentido a su existir.