Un ángel sin alas

-Ve Nano, ¿cómo salió Michael?

– Quedó en cuidados intensivos, vamos a ver –respondió.


 – Pero, ¿cómo lo ves?- repliqué.

Con la mirada perdida, cabizbajo, pensativo y absorto me dijo un “no sé”, que me quedaría retumbando en los oídos desde ese momento hasta ahora. Un “no sé” mentiroso, pues él sí sabía, él lo tenía más que claro, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Los días de Luis Hernán comienzan a eso de las cuatro de la mañana, pues debe desplazarse desde el barrio Ciudad Córdoba hasta el Hospital Universitario del Valle, en el cual se desempeña como radio oncólogo de la Unidad de Cáncer. Su especialidad y su razón de ejercer esta labor, son los niños.

‘Nano’, con su paciente después de una irradiación en un tumor cerebral
‘Nano’, con su paciente después de una irradiación en un tumor cerebral

Se levanta y se mete al baño temeroso y quizás cobarde por el frío de la madrugada. Se pone su uniforme de turno, puede ser el vinotinto, quizás el gris oscuro; esta vez es uno verde claro.

A pesar de la precaria situación del HUV, Nano, como es conocido desde que era un púbero, no se amilana pues sabe que su trabajo es más importante que cualquier salario. Ya le adeudan más de cinco meses de sueldo y esta cifra va en aumento, pues la crisis del hospital continúa.

En el camino para en cualquier panadería para comprar dos o tres pandebonos y un café, a sabiendas de que su jornada laboral será extenuante. Llega al lugar en el que aborda el transporte pirata rumbo al hospital.

Con un lento andar, su maletín al hombro y los zapatos azules, desgastados de tanto caminar, ‘Nano’ es el encargado de abrir la puerta y poner las máquinas en funcionamiento pues es el primero en arribar al trabajo. Prende su computador y comienza a ‘pintar’, que no es más que delimitar con colores las zonas del cuerpo de los pacientes que serán irradiados ese día.

Uno de ellos es Michael, un pequeño de once años. Los rasgos finos de su rostro, nariz respingada, labios pequeños y un par de cicatrices en la ceja izquierda que se hizo jugando fútbol -su pasión y tema de conversación cada vez que cruzábamos palabras- muestran, a simple vista, a un niño común y corriente.

Tímido en sus primeras frases, después de veinte minutos entró en confianza. Especialista en buscarle defectos físicos a la gente y mofarse de ellos hasta perder el aliento, reímos hasta llorar un par de veces, sobre todos los temas, menos sobre su enfermedad mortal, a la que Michael no le temía, aunque supiera cómo, con una agresividad acojonante, se iba apoderando cada día más de su humanidad.

Escuálido y frágil, cojo de la pierna izquierda, con un brazo recogido levemente, se ven las secuelas del agresivo cáncer de cerebro.  

Como trofeo y marcas de batalla, exhibe las cicatrices en su cabeza, sinónimo de cuatro intervenciones, hechas con el afán de extirpar el tumor que día a día pone en riesgo la vida de este guerrero.

En Cali, cada año son diagnosticados alrededor de 140 menores de edad con cáncer. El tipo más común es la leucemia, que afecta al 41% de ellos; le siguen el cerebral, con el 21% y los tumores del sistema nervioso central, con el 19%.

Del total de los infantes enfermos, solamente el 30% viven en Cali. El 70% vienen de la periferia, es decir de municipios del Valle, Cauca, Nariño, Chocó y el Eje Cafetero, lo que dificulta aún más el tratamiento y, sobre todo, la labor de quienes los atienden.

A ella, quien es  madre soltera, le tocaba cuidar al niño y además hacerse cargo de sus otros dos hijos. Al calor de unas empanadas con tinto, me contó cómo era el tratamiento: se levantaba a eso de las tres de la mañana, hacía el desayuno para sus tres muchachos, dejaba listo el uniforme del colegio y la lonchera a los dos mayores. Después, levantaba a Michael y lo ayudaba a ducharlo, pues un golpe en la cabeza aunque, fuera leve, terminaría instantáneamente con su vida.Uno de esos casos era el de Michael, oriundo del municipio de Florida. Cuando llegaba Michael con Nancy, su mamá, a la sala de espera del hospital Evaristo García, los veía con unas maletas grandes, los zapatos un poco embarrados y cayéndose de las sillas por el sueño.

A las 4:40 a.m. salía con su hijo, abordaba una guala desde su vereda en Florida hasta el parque municipal, ahí abordaban un bus hasta Cali, que después de hora y media de recorrido la dejaba en Alfonso López, donde tomaban un MIO hasta el HUV, una travesía larga y costosa.

La entidad prestadora de salud de Michael es Cafesalud, que atiende a más de doscientos menores que sufren de esta enfermedad. Hoy, estos niños están en vilo, por la crisis que afronta esta EPS y muchos mueren esperando su tratamiento.

Debido a esta situación crítica, Hernán decidió, autorizado por Doña Nancy, llevarse a Michael para su casa los días en que tuviera quimioterapia -martes, miércoles y jueves-, darle las tres comidas y llevarlo en las mañanas al hospital hasta terminar el ciclo semanal. Bastante generosidad, un corazón enorme, que no cualquiera tiene.

Cuando acompañé a Michael a la casa de Nano, mostró un lado mucho más amable del que conocía. A pesar de su discapacidad, me invitó a jugar fútbol; para estar en su condición lo hacía bastante bien y hasta me venció varias veces.

Hace un par de meses, el niño tuvo que quedarse para unos exámenes pues iba a ser sometido a otra intervención para extirpar el tumor en un noventa por ciento y ganarse, aunque fuera, cuatro o cinco años más de vida.

Se veía diferente, preocupado, temeroso, con desasosiego en esos pequeños ojos cafés que antes eran expresivos y ahora estaban apagados. Y no era para menos, pronto su vida dependería de los cortes de un neurocirujano en su cerebro.

El día antes de la intervención, entre risas y bromas, al preguntarle cuál era su jugador de fútbol favorito, no lo pensó mucho y respondió que es Rafael Santos Borré; en ese entonces jugador del Deportivo Cali. Agarré el teléfono y le escribí a alguien que podía hacer que el futbolista le mandara un mensaje de ánimo al pelao, pues su rostro de tristeza me tenía al borde de la locura.

Esa misma noche, llegó el mensaje del futbolista, desde la concentración de la Selección Colombia Sub20: “Hola Michael, espero que estés bien. Estas son las pruebas para los guerreros y tú eres uno de ellos, Dios te tiene preparadas grandes cosas, fuerzas y animo que sé que vas a salir bien librado de esta. Pronto nos veremos, mucha suerte papá”

Con los ojos encharcados me miró, estaba un poco incrédulo de que fuera para él, me pidió que se lo volviera a poner. Antes de dormirse, lo vio unas quince veces, pues no creía que su jugador favorito le hubiese mandado alientos previos a su importante intervención.

A la mañana siguiente, Michael salió con Nano, era el día D, me despedí de los dos, les dije “nos vemos en la tarde”, ese ‘nos vemos’ que tal vez no se podría concretar.

A las doce del mediodía, pasé por la cafetería del hospital, vi a Nano sentado en una sala de espera, al lado de Doña Nancy.

-Nano, ¿Cómo salió Michael?

– Quedó en cuidados intensivos, vamos a ver- respondió

– Pero, ¿cómo lo ves? -repliqué

Con la mirada perdida, cabizbajo, meditabundo, pensativo y absorto, me dijo un “no sé”, que me quedaría retumbando en los oídos desde ese momento hasta ahora. Un ‘no sé’ mentiroso, pues él sí sabía, él lo tenía más que claro, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Me fui detrás de Nano cuando salió hacía su oficina, sabía que había mentido por la presencia de la mamá de Michael.

-Tiene muerte cerebral, no aguantó la cirugía, ahora lo desconectan.

Me quedé sin palabras, no podía creer que ese niño que había visto por última vez hacía un par de horas, había muerto en el quirófano tratando de luchar por su vida, aferrado a esperanzas difíciles o casi imposibles de conseguir, sabiendo que todos sus sueños se fueron a la mierda, eso de ser futbolista fue solo un deseo de alguien que partió tempranamente.

Vi a Doña Nancy llorando desgarradoramente, ya se había enterado. Palabras sobran pero no supe que decirle, ni siquiera fui capaz de mirarla, pues no me salía ninguna frase, ni esas reconfortantes de cajón, esos clichés que no alivian un carajo.

En Cali solamente treinta de cada cien niños gana su lucha contra el cáncer, Michael ahora hace parte de los otros setenta, aquellos que no pudieron vencer la enfermedad y que ahora son una estadística que adorna informes como los del Observatorio Interinstitucional de Cáncer Infantil.

Como esta historia hay muchas más, en las que el protagonista sigue siendo Nano, que no descansa en su misión de poder salvar las vidas de los niños que llegan a su unidad. A Michael, esté donde esté gracias por lo que me enseñó, aprendí a disfrutar la vida a cada minuto con la mejor de las energías, pues en cuestión de horas todo puede cambiar y los que están hoy, mañana faltarán.

Nos veremos viejo Maik.

DESTACADO:

De los 141 niños que son diagnosticados con esta enfermedad, solamente el 30% viven en la ciudad, el otro 70% vienen de la periferia, municipios del Valle, de Cauca, Nariño, Chocó y el Eje Cafetero.

Actualmente en Cali, son diagnosticados 141 menores de edad con cáncer cada año. El tipo de enfermedad más común es la Leucemia

 Francesco  Zucconi

Un camino para dibujar al mundo

Leidy Nieto tenía 9 años cuando se enamoró de la pintura y las artes plásticas, guardaba en su corazón unas ganas enormes de construir un camino ligado a las artes.


Comenzó su proceso de formación artística al cumplir 15 años. “No quería una fiesta de 15, ni irme de viaje, yo quería pintar, el dinero de la fiesta lo utilizamos para que yo pudiera estudiar artes”  expresa Leidy. Así fue como entró al Instituto Departamental de Bellas Artes a iniciarse como artista plástica en los cursos de extensión que ofrece la institución.

 Durante la exposición en el Bulevar de la USC

Actualmente tiene 18 años y cursa su primer semestre de Publicidad en la Universidad Santiago de Cali, lugar donde encontró unas herramientas para continuar crecimiento como artista,  su sueño es diseñar una plataforma publicitaria para la difusión de sus producciones creativas.

 Una de sus pinturas favoritas es la de su perro. 

En nuestra Alma Mater descubrió una ventana abierta para construir un futuro prometedor como artista plástica y publicista; su primera exposición de pintura en la USC fue en el Bulevar, en la conmemoración del día de la mujer en el evento que realizó La radio USC, donde los santiaguinos pudieron admirar sus obras.

Con el objetivo de enriquecer sus procesos formativos, Leidy es un ejemplo de los caminos innovadores que los estudiantes pueden emprender en la USC.

Por: Pablo Navarrete.  

   Foto: Johana Castillo 

Cristian Rincón un youtuber con carácter social : Segunda entrega

Cristian Rincón un youtuber con carácter social : Segunda entrega

Autor: Franklin Aguirre

Facultad de Humanidades y Artes

Con la intención de promover actividades sociales, decidió crear contenido para YouTube, descubriendo otro de sus talentos, ser youtuber.

A Rincón le gusta estar informado y compartir lo que aprende, si al leer le toca repetir un texto cuatro o cinco veces, lo hace, si no entiende una palabra la busca en el diccionario, si ve algo en Internet que le llame la atención no lo esquiva y lo abre para saber de qué se trata; no es muy amante de los libros pero ha leído tres que aún conserva, Luna de Plutón, Festival de la Blasfemia y Escuela de youtubers.

“Soy Cristian Rincón” 

Estaba ahí, sentado en una esquina de la portada al mar, esperando para contar su historia. Vestía una camiseta manga larga roja con la cara de un zorro estampada, jean negro y zapatos grises; la invitación de Cristian Rincón fue “¡Vamos para mi casa, quiero que conozcas sobre mí en el camino!”. Fueron 15 minutos caminando loma arriba. La carretera, de doble vía, está pavimentada; el clima no era el mejor, hacía mucho sol pero a la vez lloviznaba, muchas curvas, lomas, pasto y algunas piedras que no eran impedimento para continuar.

Durante su infancia en Terrón Colorado, al oeste de Cali, hacían diferentes actividades con los jóvenes y los niños del sector, también recuerda cuando intentaron desalojarlos de sus hogares y la muerte de uno de sus hermanos. Eso marcó su vida.

¡Bienvenido a La Fortuna!, dijo con entusiasmo. Es un barrio pequeño y acogedor de calles pavimentadas, muchas escaleras por bajar y subir, con una vista hermosa de la ciudad. “Este es mi paraíso, dígame quién se da el gusto de vivir así”, muestra el hermoso paisaje, árboles, montañas, flores, un ambiente natural.

Desde su pequeño cuarto en una casa de Terrón Colorado, surgió este joven creador de contenido para la web que marca la diferencia para Familia R, el grupo que lo apoya, lee y ve sus videos. Es así como Cristian Rincón, un joven inteligente, sentimental y decidido,   se gana el corazón de niños, jóvenes y adultos, dando lo mejor de él, cumpliendo cada día su sueño, ser un youtuber de carácter social.

Tiene 23 años y es técnico en sistemas. Físicamente le gustaría ser un poco más acuerpado, que la camisa le apriete el brazo y que no le quede juagada como un gancho; en el derecho tiene tatuados unos pinos, que representan firmeza y resistencia, así se describe en medio de risas y bromas. No es alto como le gustaría, tiene una separación en los dientes que no le agrada, pero ama su color de piel blanca y sus mejillas rojas. El color de su cabello ha sido cambiante pero siempre en tonos castaños. Tiene unos hermosos ojos verdes claros.

Detesta ver la injusticia social y está motivado por la rebelión con justa causa: “Me choca que haya gente que quiera pasar por encima de los demás”; un gesto fruncido aparece en su rostro, “me molesta la ignorancia, la gente que se queda callada porque no sabe de qué hablar”.

Piensa que no puede olvidar de dónde viene, recuerda con una sonrisa que de niño siempre fue ñoño por su gran inteligencia y por destacarse más que los demás; nunca fue travieso, siempre obediente, no se fracturó una extremidad ni le llegaron a coger puntos.

Es el menor de cinco hermanos, el niño de la casa, siempre ha vivido con su mamá, una mujer relajada y descomplicada que se ha ido adaptando a las nuevas cosas del mundo, tiene mente abierta, le encanta la rumba, de ahí sale el espíritu rumbero de su hijo.

El momento de los retos

A Rincón le gusta estar informado y compartir lo que aprende, si al leer le toca repetir un texto cuatro o cinco veces, lo hace, si no entiende una palabra la busca en el diccionario, si ve algo en Internet que le llame la atención no lo esquiva y lo abre para saber de qué se trata; no es muy amante de los libros pero ha leído tres que aún conserva, Luna de Plutón, Festival de la Blasfemia y Escuela de youtubers.

Hace un año se inició como youtuber; la idea de ingresar a YouTube nació cuando empezó a notar que hay chicos que tienen mucho reconocimiento en Internet pero no lo usan para el beneficio de los demás; le gustaría utilizar el público que consiga en la Web paraseguir desarrollando proyectos sociales, como los que realizó durante 10 años en el grupo juvenil: Hacían ollas comunitarias, procesos con jóvenes en drogadicción, actividades recreativas en octubre, novenas en diciembre, recolección y entrega de regalos, jornadas recreacionales, festival de cometas y otras actividades para el bienestar de la sociedad, la mayoría en Terrón Colorado, pero también en otros barrios de Cali con el grupo de Samaritanos de la Calle, en el que colaboró.

 Mensajes de Cristian para sus seguidores

Por medio de YouTube puede conseguir recursos económicos; al tener credibilidad y reconocimiento puede acercarse a una empresa y pedir aportes para desarrollar sus actividades.

Suele publicar tres tipos de contenido, las reflexiones, los proyectos sociales y los videos de entretenimiento; “crear contenido de entretenimiento es la excusa perfecta para atraer jóvenes a mi canal”. Inicialmente no pretende hablarles sobre temas de reflexión, porque muchos solo buscan divertirse, entretenerse y pasar bien el rato. Cree que cuando logre cautivarlos va a causar una repercusión en ellos, y ahí entran los videos de reflexión.

Los temas son experiencias propias o de otros, para él es divertido y apasionado realizar un video, busca el tema, prepara el guion, monta el trípode, alista el celular y comienza la grabación: “Hola, cómo están todos, yo soy Cristian Rincón y este es un nuevo video”.

YouTube ha influido mucho en su personalidad, con una pícara sonrisa recuerda aquella vez que acompañó a su sobrina a una función de cine al barrio y se encontró a una niña que lo miraba raro, de un momento a otro le salieron algunas lágrimas y él se preocupó pensando que le pasaba algo grave, pero recibió una sorpresa cuando ella le preguntó:

“¿Tú eres Cristian Rincón?”

“Sí”.

La niña lo abrazó fuerte, fue un momento de euforia. Para él, una persona común y corriente, que en la calle le pidan una foto sigue siendo algo inesperado, “una sensación gratificante”.  

En solo un año ha logrado participar en 6 medios de comunicación, dar ponencias, un conversatorio en la USC -que marcó un antes y un después en su carrera- en el que tuvo contacto directo con sus seguidores y habló de YouTube como modelo de negocios.

Hoy sabe que, como figura pública,  tiene una responsabilidad muy grande con las redes y con quien lo ve.

Hace un año se inició como youtuber

La idea de ingresar a YouTube nació cuando empezó a notar que hay chicos que tienen mucho reconocimiento en Internet pero no lo usan para el beneficio de los demás; le gustaría utilizar el público que consiga en la Web paraseguir desarrollando proyectos sociales

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Empecé a asistir a las clases de break dance pero no me gustó porque uno se golpea mucho; sentía que eso no era lo mío. Me dieron la segunda opción: la música, de la cual no sabía nada, pero allí me fui fortaleciendo en esta área artística, empecé a interesarme mucho y lo tomé como un pasatiempo.

Hoy en día cuento con 57 canciones escritas por mí, las cuales me hacen reflexionar y dejan buenas lecciones. La música que yo canto es consiente, en ella plasmo historias de mi vida, también le canto al gobierno y al maltrato a la mujer, siendo estas las problemáticas del país, como dice una canción mía:

Mientras el gobierno toda la plata se coge

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Entré al Buen pastor en Diciembre del 2013 y ha sido aquí donde más he aprovechado este don que Dios me regaló, el canto. El encierro y la soledad me han ayudado a inspirarme y a querer expresar todo lo que siento.

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