Y la biometría por fin llegó al Pascual

Y la biometría por fin llegó al Pascual

En el Estadio Pascual Guerrero se implementaron mecanismos para mejorar la seguridad durante los encuentros de futbol. Algunos hinchas se oponen.

Por: Santiago Ojeda Rivera y Andrés Muñoz Cerón

Facultad de Humanidades y Artes

Con la intención de mantener el orden y garantizar que el futbol, sea de nuevo, un espectáculo para disfrutar en familia, en el Estadio Olímpico Pascual Guerrero se realizó un plan piloto de seguridad para evitar brotes de violencia en las tribunas.

Esta situación cobró relevancia tras los acontecimientos de diciembre de 2024 que llevaron a la Alcaldía de Santiago de Cali a sancionar al club escarlata con la prohibición del ingreso de sus hinchas por cinco fechas de la Liga Betplay Dimayor.

El primer piloto se cumplió el pasado 1 de marzo de 2025 en el encuentro América de Cali – Deportivo Pereira. Para el ingreso al estadio se implementaron medidas de control para los espectadores como biometría, reconocimiento facial y verificación de identidad.

Resultado de ello, se detectaron 23 personas cuyos documentos de identidad estaban bloqueados debido a su implicación en los disturbios de diciembre de 2024. Estas personas fueron impedidas de ingresar al estadio, generando opiniones divididas entre los asistentes. Mientras algunos apoyan las medidas de seguridad, otros las consideran excesivas y una invasión a su privacidad.

Algunos de los hinchas a los que no se les permitió el ingreso al Pascual expresaron que su acceso fue rechazado por sus tatuajes. Sin embargo, la alcaldía de Santiago de Cali, a través de un comunicado, aclaró que la razón del rechazo no fue por los tatuajes, sino por los bloqueos en sus documentos de identidad.

Uno de los hechos de violencia más recordados de 2024 ocurrió cuando hinchas de América de Cali interrumpieron el partido entre el club escarlata vs Atlético Nacional por la final de Copa Betplay, impidiendo que los jugadores del equipo “verdolaga” pudieran celebrar el título en la grama del Pascual Guerrero.

En complemento a las acciones de control desarrollados el 1 de marzo, en Santiago de Cali se han planteado diversas iniciativas para reducir los actos de violencia.

Álvaro Pretel, subsecretario de política de seguridad, señala iniciativas: primero, todo lo relacionado con lo preventivo, donde se enfocan en hacer trabajos sociales para que las barras se vuelvan espacios donde la gente pueda vivir la fiesta del fútbol, pero lo haga en paz y, el segundo, fortalecer el espectáculo del deporte no solo con más policías sino por parte de los equipos tener mecanismos que permitan la carnetización de los hinchas como verificación de la identidad de las personas.

El Estadio Olímpico Pascual Guerrero cuenta con cámaras de reconocimiento facial y sistemas biométricos diseñados para reforzar la seguridad dentro del escenario deportivo. Sin embargo, su implementación se ha visto limitada por la legislación colombiana, en particular la ley 1581 de 2012 sobre el tratamiento de datos personales y el decreto 1377 de 2013, que exige la autorización firmada de cada persona para el uso de su imagen. Esta restricción ha dificultado la adopción de herramientas tecnológicas que podrían fortalecer el control y la seguridad en el estadio.

Esta situación cobró relevancia tras los acontecimientos de diciembre de 2024 que llevaron a la Alcaldía de Santiago de Cali a sancionar al club escarlata con la prohibición del ingreso de sus hinchas por cinco fechas de la Liga Betplay Dimayor.

Ante la necesidad de mejorar la seguridad y garantizar el buen desarrollo de los encuentros, las autoridades y el club, a través de la Comisión de Seguridad y Justicia, plantearon un plan piloto para el regreso del público, explorando medidas que cumplan con la normativa vigente y permitan fortalecer la vigilancia en el estadio.

Como parte de este plan, se acordó la implementación progresiva del reconocimiento facial y otros mecanismos de control, garantizando su aplicación dentro del marco legal vigente y reforzando la seguridad en el estadio.

No obstante, algunos hinchas han expresado su inconformidad con estas medidas tecnológicas. “No estoy de acuerdo con estas medidas. Creo que se está yendo demasiado lejos con el uso de la tecnología para controlar el acceso al Pascual Guerrero. No deberíamos ser tratados como criminales solo por asistir a un partido de fútbol. Si bien entiendo que la seguridad es importante, esto es una invasión a la privacidad” expresó Alex Campo, hincha del América de Cali.

“La disposición por parte de las autoridades siempre ha sido fortalecer los enfoques investigativos y de control por parte de la tecnología, ya que está para esto”, señala Pretel.

El uso de biometría es un tema de debate en todo el país. Mientras algunos consideran que las tecnologías permitirían identificar a los responsables de los hechos violentos y mejorar la seguridad, otros argumentan que su implementación violaría la privacidad y el manejo de los datos personales.

“En los estadios de primer mundo utilizan la biometría y el reconocimiento facial con el objetivo de poder filtrar a las personas que entran al estadio y sobre todo garantizar que aquellos entren al estadio Pascual Guerrero seamos personas que cuidemos la vida y protejamos el bienestar de la gente” mencionó Alexander Camacho, secretario de deportes en declaraciones para el medio América en la Red.

A pesar de las dificultades, las autoridades han avanzado en la individualización de los implicados en los desmanes al interior del estadio y la implementación de sistemas tecnológicos ya está en marcha.

“La disposición por parte de las autoridades siempre ha sido fortalecer los enfoques investigativos y de control por parte de la tecnología, ya que está para esto”, señala Pretel.

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Argentino no llores, así es el fútbol

Polémica volvió a causar Teófilo Gutiérrez en Argentina el anterior fin de semana, en el partido Boca VS Rosario Central.


Toda clase de reacciones ha despertado el atacante colombiano en la tierra del tango por su celebración después de anotar el 1-1 parcial en este encuentro, valido por el torneo profesional de fútbol argentino.

Corría el minuto 16 de la primera parte, Gutiérrez recibe la pelota en el área y marca el empate, sale corriendo al banderín del  tiro de esquina a celebrar, pasando su mano por el pecho,  haciendo alusión a la “banda cruzada”, elemento representativo de River Plate, el rival a muerte de Boca Júniors.

No es la primera vez de Teo. Antes cuando jugaba en Racing, se metió al camerino con una pistola de Paint Ball para increpar a sus compañeros.

La reacción de La Bombonera no se hizo esperar, los jugadores de Boca increparon al colombiano , Teo tuvo que aguantar insultos, golpes y empujones, después de su polémico acto, que fue castigado con cartulina roja. Salió del campo celebrando su gol, metiendo el dedo en lo más profundo de la llaga.

Captura de YouTube

Un narrador de fútbol llamado Daniel Mollo cantó este gol de la siguiente manera: “La agarró el negro, gol del negro,  la put@# madre que nos parió. ¿Quién se cree este patasucia, descarado y fracasado? ¡mediocre!.” Insultos salidos de tono,  mostrando abiertamente el racismo y la xenofobia que se profesa en Argentina hacía los extranjeros de tez morena.

En Argentina ya conocen a Teo, ya saben cómo es, pues jugó en River, Racing, Lanús y ahora en Rosario Central. Es un gran jugador,  pero a su vez es un provocador de primera, lo que no está mal, pues de eso se trata el fútbol,  de provocar emociones, de picardía y hasta  astucia para desacomodar al rival.

Puede que castiguen a Gutiérrez por sus actos, pero también debe ser castigado y procesado judicialmente el narrador que tiró sin ningún pudor, los comentarios racistas en contra del futbolista colombiano.

Enlace de la narración de Daniel  Mollo https://www.youtube.com/embed/LiY4V_Oy8v0


  • DESTACADO
  • Este fue el primer gol de Teo vistiendo la camiseta ‘Canalla’

Francesco Zucconi 

  @ChescoZucco

DE NUEVO LA ‘PECOSA’, RODANDO POR LAS PALMAS. AHORA CON EQUIPO OFICIAL

Desde la desaparición de Deportes Palmira en el año 2010, la ciudad no tenía un escudete que lo representara en el fútbol profesional. Al club palmirano, que militaba en la Primera B, le tambaleó su futuro en el municipio y, entre las muchas barajas de la Dimayor, trasladaron el equipo a Buenaventura, donde hoy se conoce como Pacífico Fútbol Club.

El estreno de Orsomarso en el Torneo Águila de visitante ante U. Magdalena en Riohacha. Foto laguajira.com

Hoy “La Villa de las Palmas” celebra el regreso de la ‘pecosa’ a su patio y al fútbol profesional, para recobrar su protagonismo a través del deporte. Esta vez, oficiando como sede del equipo Orsomarso S.C., vinculado  a la segunda división por competencia de nuestro país.

Palmira se venía postulando como sede del fútbol desde la apertura del Estadio del Deportivo Cali en 2008, ubicado en la zona rural de la ciudad. Desde entonces, se reactivó el estímulo para tener, con mayor regularidad, jornadas futboleras al municipio. Posteriormente, recibió al América en su corto “trasteo” (temporada 2011) al Francisco Rivera Escobar, escenario deportivo de los palmiranos.

Desde su creación, en el año 2012, la principal misión de Orsomarso Sportive Clube, otra escuadra con estampa vallecaucana, es fomentar la formación de jóvenes futbolistas. Este proyecto se inició con la participación del equipo en categorías juveniles de Sub-17 y Sub-19, sumado a su competencia en el importante certamen de la Copa del País, vitrina central de los nuevos talentos en el fútbol colombiano.

‘Sangiovanni’, un sello del fútbol y del negocio.

En honor a ‘Pepe’ Sangiovanni, atribuyendo el inmenso sentimiento profesado por parte del recordado empresario hacia su lugar de origen, brotó la idea de bautizar así al equipo. Orsomarso es una ciudad de la provincia de Cosenza, en la región de Calabria, sur de Italia. De ahí nace la patente del onceno que hoy no solo representa oficialmente a Palmira, sino también al sello mercantil de los Sangiovanni. 

“Orsomarso, una cantera que es puro corazón” es, pues, otro gran negocio de la familia Sangiovanni (José Gabriel y Oreste), quienes antes manejaron el América de Cali, hoy al frente de un nuevo equipo del rentado nacional, conservando el legado que ha fluido por la vena de su parentela.

Una de las curiosidades de fondo en Orsomarso, es su nómina de entrenadores, donde aparece de manera legible el nombre JOSÉ GABRIEL SANGIOVANNI, personaje que no se conforma con capitalizar las ideas detrás del escritorio. “Pararme en la raya también me apasiona”, expresa entusiasmado, refiriéndose a su nueva faceta.

La aparición de Orsomarso en la Segunda División del Rentado Nacional es cuestionada por muchos que todavía dudan de su capacidad para competir y critican que, de la noche a la mañana, adquirieron por  aproximadamente cinco mil millones de pesos la ficha de Uniautónoma, conjunto barranquillero que desapareció.

Pero don Gabriel invita a los aficionados a que “se despreocupen, pues vamos a competir como se debe competir. Tendremos un equipo altamente competitivo, que se entregue, que luche y represente con categoría a la ciudad  que nos abrió sus puertas”.

Son muchos los que se benefician con la reanudación del fútbol de la B en la “Villa de las Palmas”. Es el caso de ‘El Melli’, un popular servidor de la zona exterior del Complejo Deportivo, con más de 10 años de labores en el cuidado del parqueadero. Sin dejar de mencionar a vendedores, transportadores y hasta periodistas.

Ahora el fútbol colombiano recibe al nuevo inquilino de la B, uno más de la comarca vallecaucana, que seguro, “pasito a paso” en la cancha, irá conquistando a la hinchada del Francisco Rivera Escobar.

Así luce el estadio de los palmiranos, que ahora aloja a Orsomarso.

Recuadro:

¿Qué opinan los palmiranos sobre el regreso del fútbol profesional a la ciudad y de su nuevo equipo?

Por Leiniker Montoya

  @leikmon 

Yessica Diuza

Cuando la vida tiene deparado algo para uno, así los sueños se vean oprimidos, lo único que queda es aceptarlo y seguir adelante.


Andrés Cardona es un caleño apasionado al fútbol. Desde joven tuvo el deseo de ser un grande, incluso jugó en un equipo y alcanzó gran desempeño en uno de los partidos.

Uno de sus tíos trabajaba en la Importadora de Granos Su Despensa y lo invitó a participar en un  torneo de la empresa. Andrés aceptó y cuando los jefes lo vieron jugar decidieron proponerle un trabajo con la opción de ser parte del equipo de fútbol; Andrés aceptó.

Estuvo cuatro años en la compañía, trabajando en despacho de camiones y tractomulas para nivel nacional y recibiendo la mercancía que llegaba.

Andrés, es su jornada laboral.

Un sábado a mediodía, una máquina empacadora se dañó y uno de sus compañeros le pidió arreglarla, ya que en otras ocasiones lo había hecho, pues Andrés es una persona curiosa y dispuesta a aprender.

La máquina tenía casi tres metros de altura y Andrés no siguió el protocolo de seguridad. Al subir a revisarla se resbaló y se golpeó en el parietal derecho del cráneo con una mesa de bordes  de acero, lo que le ocasionó trauma craneoencefálico.

Andrés está feliz y todos los días da gracias a Dios por todas las bendiciones y por esta nueva oportunidad para aprovechar la vida al máximo al lado de sus seres queridos

Fueron 53 días en coma y los médicos no daban esperanzas a su familia, señalando que lo único que lo podía despertar era un milagro y si pasaba, era probable que no tuviera memoria. El milagro sucedió y por fortuna, su memoria estaba intacta. Su brazo y pierna izquierdos estaban totalmente dormidos pero gracias a dos años de terapia física y ocupacional, hoy ha recuperado un 80% del movimiento.

Este logro fue también gracias a su familia: esposa, tres hijos, hermano y tíos, que siempre estuvieron pendientes y lo motivaron para superar todas las pruebas que la vida le puso en su camino.

Andrés, su esposa Sandra y su primer hijo, antes del accidente

Sin embargo, hubo ocasiones cuando entraba en depresión, ya que su sueño futbolístico no podía ser y por momentos llegó a pensar que no recuperaría la movilidad de sus extremidades. Esto fue un gancho para buscar de Dios y tenerlo más cerca de su vida pues, dice, a veces la vida tiene propósitos y está muy agradecido por seguir disfrutando de ella.

  • DATOS
  • Actualmente sus amigos y familiares lo llaman el Lázaro, trabaja en el taxi de una de sus tías, generando ingresos en su hogar, esa es otra de sus bendiciones, pues por su problema de movilidad no puede caminar mucho porque se cansa y este trabajo se adapta muy bien a su condición.

 Daniela Moreno Castillo

  @ElaMoreno96

Ciudad Juárez: la apuesta por la paz (Segunda entrega)

Utópicos en alianza con www.Lopolitico.com recorre las calles y las profundidades de una parte de la frontera mexicano-estadounidense, que renace de las cenizas, en una serie de cinco capítulos.



Capítulo 2
Los piquetes de El Mix

En el argot criminal, El Mix está curado, rezado, protegido, bendito, o simplemente tiene más vidas que un gato. La primera vez que la pandilla contraria intentó asesinarlo en una riña callejera a punta de pata y puño, logró escabullirse y refugiarse en los puentes de Ciudad Juárez —con una botella de tequila, la billetera llena y un celular, era más que suficiente—.
Sonríe, se acomoda la boina.

En 2008 era un pandillero de tez morena y mirada pícara que sonreía hasta en sus peores momentos, se tapaba la cabeza con una boina café y vestía como cholo: pantalones tres tallas más grandes, tenis desbordados, un saludo dibujando cuernos en los dedos de la mano derecha, que es capaz de sostener un arma sin titubeos.

La tercera es la vencida.
Desde entonces, El Mix no volvió a casa. Supuso que de hacerlo sus papás lo verían morir o que él los vería morir, ¿para qué arriesgarse, si a sus 18 años ya había dejado tanto al azar? Una noche se abrazó a la almohada de una amiga coqueta que pudo esconderlo; otra más, en casa de un cuate de la secundaria, donde vendían marihuana y crack al menudeo. Cuando era necesario, extorsionaba a los profesores de matemáticas e historia por una calificación superior y, el resto de las noches, caminaba intoxicado por alcohol hasta encontrar un puente alejado de los enemigos.

Se sintió tranquilo cuando logró que Diego, un compa de la escuela, le diera trabajo cuidando su casa. Tendría techo y comida como parte del pago. Habían pasado dos años de la última riña, comenzaba a ganarse la vida custodiando un bien ajeno, dormía caliente, pero era 10 de mayo de 2010 y a los 20 años todo es motivo para celebrar.

Día de la Madre
Agarró la fiesta desde temprano y a las dos de la mañana sonaron dos golpes a la puerta.

—Ha de ser tu hermano Diego, ¿le abres wey?— El Mix está soñoliento, con tufo de tequila.

El grito llegó minutos después, tiró a El Mix de un salto al piso. Diego recibió un cuchillo de frente en el esternón, quedó tendido en la puerta; iban por El Mix.


Lo que pasó con El Mix después de escuchar el último grito de su amigo es un guión de película aun no escrito por Tarantino. Un cuchillo cebollero le rebanaba el cuello mientras cinco hombres con el rostro visible le hacían 118 piquetes de los pies a la cabeza. Lo aventaron en un sofá moribundo. Los flashes de las cámaras fotográficas de los peritos y reporteros que lo daban por muerto fueron su último recuerdo. 11 de mayo, un titular de prensa de la ciudad más violenta del mundo, resumió su odisea:
“Día negro. Mueren nueve, sobrevive uno”.


***


—Yo trabajaba en un circo ambulante antes de estar aquí, cuidaba un tigre bien grande, le daba de comer, lo ayudaba a bañar, pero un día el tigre se escapó y tenía que detenerlo, peleamos tanto que miren cómo me dejó, todo lleno de arañazos—muestra la cabeza a un público que no supera los ocho años de edad. El más chico está impresionado con la anécdota y toca el cráneo inclinado para sentir de cerca las garras del felino ancladas en El Mix.

La historia la inventó un año después de sobrevivir al “día que más miedo tuve en toda mi vida”, cuando aceptó ir a CASA, un Centro de Integración Juvenil que busca, a través de talleres de serigrafía, grafiti, música y actividad física, rescatar a niños y jóvenes de Ciudad Juárez en situación de riesgo.

Tomó un curso de rap, un poco de baile, clases de guitarra, aprendió a pintar camisas que podía vender, dibujó decenas de grafitis artísticos, dejó el alcohol, las armas, se casó, tiene dos hijos propios y cientos heredados. Se volvió el instructor de niños que él nunca tuvo.

Sólo entonces se vio obligado a buscar una respuesta para los curiosos que, con asombro, tocaban alguna de sus 116 cicatrices. ¿Cómo explicarles a unos niños que otro hombre lo quiso matar?

Es enero de 2016 y han pasado cinco años desde el día en que El Mix agonizaba en un hospital. También agonizaba Ciudad Juárez en 2010. 3057 asesinatos, 76 secuestros y 93 extorsiones ocurrieron en la ciudad fronteriza señalada internacionalmente como la más violenta del mundo.

Han pasado cinco años y El Mix ha ganado un par de kilos, juega fútbol con niños de cinco a catorce años en una cancha pavimentada, con salones naranja que son hoy su refugio. Menores en situación de calle, pobreza extrema, hijos de zonas marginales, de madres que se sumergen en una maquiladora para llevar el pan a la mesa, juarenses que han encontrado en El Mix un héroe de carne y hueso.
¿Supiste de tus agresores?

—Los volví a ver. Como eran menores de edad, todos salieron rápido de la cárcel. Eran seis, de todos me acuerdo perfecto porque cuando uno es del barrio, conoce a sus enemigos. A uno de ellos lo asesinó mi tío, y ahora él está en la cárcel con un policía que le ayudó, los otros cinco salieron libres y un día iba caminando por la calle con mi esposa, mis hijos y los vi, todos juntos otra vez, me miraron, los miré, tuve tanta ira, tantos deseos de ir con toda esa rabia contenida a partirles su madre, pero me contuve. Amigos míos me decían que me los agarraban a todos y que yo fuera a darles el tiro de gracia o me preguntaban que cómo quería que me los entregaran y eso me rondó muchas noches la cabeza, el corazón, el alma, pero yo ya no era ese Mix, ya soy otro y aprendí que una de las tantas maneras de ser feliz es cuando perdonas, yo los perdoné—; se vuelve acomodar la boina.

Jamás se pensaría que tiene 25 años, jurarían que rebasa los 40. Tampoco se daría crédito a la historia que guarda un cuerpo donde las huellas de tortura sobresalen por las manos, los tobillos, el cuello, la cabeza; El Mix ahora es Alejandro, un adolescente que cursa segundo semestre de docencia en la Universidad Pedagógica de Ciudad Juárez porque quiere ser maestro —pero no para dar clases en un salón encerrado, sino para ir al barrio, recorrer sus calles y sacar a chavos del riesgo de las drogas, las pandillas, el alcohol—.

Son las siete de la noche, la penumbra de la Colonia Azteca hace más notoria la polvareda de sus calles y avenidas, donde hoy se disputan la plaza del menudeo las pandillas de Los Aztecas contra Los Artistas Asesinos. Las llantas de los coches rechinan con las piedras y Javier, de escasos seis años, se abraza de la pierna de El Mix. Le pide que cuente otra vez el día que peleó con el tigre, le hala con insistencia el jean, lo mira hacia arriba. El Mix sonríe, se agacha, los niños corren a su regazo, el viento helado sopla.

—Yo trabajaba en un circo ambulante antes de estar aquí…

Por Margarita Solano

Jefa de Información de www.lopolitico.com
Corresponsal de www.utópicos.com.co en México