No le creemos Procurador

Porque todos escuchamos al Magistrado Edgar Elías Azar, decir que la colombiana Stephanie Magón fue víctima de un feminicidio. Que los golpes le rompieron las costillas, el cráneo y la mandíbula. Porque 24 horas más tarde, la versión de la autoridad cambió y ahora quieren hacernos creer que se trató de un suicidio y aunque ambas palabras se parezcan, no es lo mismo matarte a que te maten.


Porque esa nueva teoría que la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México ahora quiere vender, es la misma que se ha manejado en otros dos casos de colombianas que de buenas a primeras se “avientan” de balcones de forma “accidental” o “premeditada” y eso suena extraño, huele mal.  Huele a que en un país donde mueren siete mujeres al día según la ONU, es más fácil para una autoridad incompetente decir que es un suicidio que resolver un feminicidio.

Porque en el 2012 cuando la cantante Diana Alejandra Pulido de 26 años estaba a punto de “caer de un balcón”, se dijo que una vecina había escuchado gritar “no me boten” aunque a la hora de sostenerlo ante la autoridad se negó el dicho. Porque su familia tampoco cree en la investigación realizada por el Procurador en turno y se cansó de decirle a la prensa que la mayor prueba de que Alejandra había sido asesinada, es que su posible homicida estaba prófugo, pero como se trataba de una colombiana más, al sospechoso no lo capturaron.

Porque en México denunciar un crimen es jugarse la vida.

Porque aunque un diario sensacionalista como La Razón, publica en primera plana que Stephanie Magón se suicidó y estaba drogada, una fuente de la familia en Cali asegura que la modelo no consumía drogas y si el día de su muerte estaba bajo el efecto de alguna sustancia prohibida, “alguien la drogó” y ese “alguien” sigue en las calles de la Ciudad de México.

Porque suena rebuscada la nueva hipótesis del suicidio cuando uno ve el domicilio de Stephanie dibujado y mide visualmente la distancia desde la azotea hasta el otro lado de la calle donde apareció su cuerpo desnudo. Porque afirmar que un árbol la desplazó hasta ese extremo de la acera aumenta la incredulidad al saber que su cuerpo no está boca arriba ni boca abajo, fue hallada de lado.

Porque ahora nos enteramos de la muerte de Sara Rodríguez Bonilla, otra colombiana que muere por “caer de un hotel” en Cancún en estado de ebriedad.

No le creemos Procurador, porque México es un país donde las mismas autoridades se prestan para fabricar escenas del crimen y la impunidad le gana a la justicia. Lo hemos visto en el Estado de México donde una niña desaparecida, terminó “muerta” debajo su cama. En Chihuahua cuando una madre escucha con impotencia que el asesino de su hija queda en libertad, no por ser inocente sino porque no se respetó el debido proceso. Pero sobre todo no le creemos señor Procurador, porque lejos de recibir certeza investigativa, lo que ustedes mal informan lo que nos siembra es duda.

Margarita Solano /Jefa de Información de www.lopolitico.com

Corresponsal de www.utópicos.com.co en México

TRAS UN SUEÑO ENCHILADO

Llegué a una tierra de Mexicas, a un gigante que abre sus entrañas para envolver a propios y turistas en un paseo mítico de colores cálidos, olores acre y sabor picante. Ciudad de México, el resultado a un esfuerzo.

El mayor reto es querer empezar la aventura.

Muchas veces imaginaba el momento de partir, ninguno fue como la realidad, una carrera del tiempo y la noche contra la nostalgia de una partida, la incertidumbre de una nueva experiencia y la felicidad de un sueño alcanzado, 46 kilos de ansias por aprender de una nueva cultura repartidas en dos maletas.

Torre Latinoamericana, la primera más alta de Ciudad de México.

No asomaba aún el sol cuando a mil metros de altura daba inicio a una aventura personal y profesional rumbo a la tierra del sol.

Desde mi ventana se dibujaba imperante el esplendor de una gran ciudad, una urbe que no divisa el límite con otros Estados y crea el espacio real en el cual estaré por seis meses. La ciudad que por décadas acogió a Gabo hoy da la bienvenida a un forastero entre cerca de 26 millones de habitantes del DF.

Danzantes aztecas en la Plaza de la Constitución, un reencuentro con la historia.

Parecían no haber pasado muchas horas cuando la luna y un ciento de estrellas se movían en el telón negro de las alturas, confundiéndose con las luces destellantes de enormes aviones; abajo encontraba un lugar que no dormía y empezaba a disfrutar lo interesante de este país, su gente.

Un intercambio académico es precisamente la capacidad para ser parte de nuevas comunidades, tradiciones y entablar relaciones humanas, mexicanos chingones que te hacen terminar amando a una ciudad que no es la tuya, donde te motivan a disfrutar cada día y a descubrir en la comida nuevas emociones, incluso en las que logras enchilarte.

El palacio de Bellas Artes, ventana de la cultura mexicana.

El recuerdo de mi primer día y el preámbulo de un jueves a 3oc de temperatura, un clima que no coincidía con la imagen cálida de los países latinoamericanos. La urbe, investigada desde Colombia, se convertía en el caballo de batalla contra el frío y lo desconocido.

A bordo de un metro de la Línea Verde en dirección Universidad arribé a otra ciudad dentro de la capital, Ciudad Universitaria, una aldea que recorrí a bordo del Puma Bus, el sistema de transporte interno de la Universidad Nacional Autónoma de México, rumbo a la bienvenida.

432 estudiantes de 26 naciones nos dábamos cita para empezar un nuevo ciclo en nuestro proceso de formación. Españoles, peruanos, franceses, surcoreanos, brasileños, colombianos y de otros países coincidíamos en un sólo lugar, esta vez mi nombre se acompañaba de mi procedencia, la Universidad Santiago de Cali.

Es una ciudadela universitaria patrimonio cultural de la humanidad, que acoge en sus aulas a más de 300.000 estudiantes cada semestre.

La materialización de una meta era cada vez más real y la imagen de Cali en el mundo se hacía más evidente; “tienes que enseñarme a bailar” es la lección que todos quieren aprender de un caleño, el primer rompe hielo para conocerse.

No es fácil estar lejos de casa, extrañar todo y no tener nada, pero sólo basta con mantener fija la mirada en el objetivo de tu aventura, el mismo que me ha llevado a estar en un salón de clase con 50 estudiantes, a aprender del periodismo mexicano, bailar danza azteca, conocer la ciudad, descubrir Teotihuacán, dormir en el Zócalo y conocer personas que me han acogido como a un coterráneo.

 Estudiante en movilidad académica internacional 2016 (México DF)

Días y noches que transcurren dejando una gran lección: no es un cambio académico, es la búsqueda personal por ser valiente y darte cuenta hasta dónde se puede llegar. No hay días oscuros cuando se persiguen cielos de éxito.

  • DATOS
  • Mexicanos chingones que hacen terminar amando a una ciudad que no es la tuya.
  • No es fácil el estar lejos de casa, extrañar todo y no tener nada, pero sólo basta con mantener fija la mirada en el objetivo de tu aventura.
  • No hay días oscuros cuando se persiguen cielos de éxito.

 Carlos Guiral.

 Estudiante en movilidad académica internacional 2016 (México DF)

  @carlosguiral