Chatarrización en Cali: costos impagables obligan a los ciudadanos a perder sus vehículos

Chatarrización en Cali: costos impagables obligan a los ciudadanos a perder sus vehículos

Propietarios se quejan del alto costo de recuperación, mientras que expertos analizan el impacto económico de la ley 1730 de 2014.

Por: Tatiana Ramírez Laines

Facultad de Humanidades y Artes

La chatarrización de vehículos abandonados en el patio de tránsito de Cali, ubicado en Acopi Yumbo, ha aumentado significativamente en los últimos años. Son más de 30.000 vehículos los que se encuentran inmovilizados, donde el 70% corresponden a motocicletas y el restante vehículos livianos o pesados.

Como resultado de esto la gente opta por no recuperar sus vehículos y permitir que sean chatarrizados perdiéndolos definitivamente.

Este proceso está respaldado por la Ley 1730 de 2014, la cual permite a las autoridades declarar en abandono los automotores que lleven más de 365 días inmovilizados sin ser reclamados e iniciar su chatarrización. Actualmente se están desintegrando más de 800 vehículos que cumplen con este criterio. La normativa es aplicada por el Centro de Diagnóstico Automotor del Valle (CDAV), entidad que, en convenio con la Secretaría de Movilidad, administra el servicio de patios y grúas en la ciudad.

Sin embargo, la implementación de esta medida ha generado controversia entre los propietarios de los vehículos, quienes denuncian que las tarifas para recuperarlos son excesivas, llevándolos a optar por perderlos definitivamente.

De acuerdo con los datos recientes, un vehículo que pase más de un mes en los patios puede acumular una deuda de aproximadamente $1.200.000, es decir casi un salario mínimo, mientras que aquellos que superan los 15 años e inmovilizados pueden alcanzar costos cercanos a los $33.000.000 una cifra que para muchos ciudadanos resulta imposible de pagar. Como resultado de esto la gente opta por no recuperar sus vehículos y permitir que sean chatarrizados perdiéndolos definitivamente.

“Me parece un completo abuso, mi moto llevaba siete meses en el patio y cuando fui a averiguar mi deuda era de más de 8 millones. No tengo cómo pagar esa cantidad prefiero perderlo a endeudarme” comentó Viviana, una ciudadana afectada por las tarifas de patios, tuvo su moto inmovilizada debido a la falta de documentos en regla.

Este es un sentimiento que se repite entre cientos de propietarios quienes afirman que las tarifas de patios y grúas son muy altas, llamándolos “abusos”.

El impacto económico se siente, también, sobre aquellos con recursos limitados que dependen de sus automóviles para trabajar, siendo independientes o taxistas.

Enrique Guzmán es taxista y su vehículo, un Chevrolet Sail modelo 2015, era su principal herramienta de trabajo. “Mi carro era mi herramienta de trabajo. Soy taxista y por eso lo usaba todo el tiempo, pero después de un accidente de tránsito se lo llevaron y la deuda para sacarlo era una deuda millonaria, superior a los 14 millones de pesos, pensé en recuperarlo, pero cuando vi la deuda entendí que no valía la pena” señaló.

La chatarrización, que en teoría busca descongestionar los patios y eliminar vehículos en mal estado, ha tenido consecuencias económicas adversas. Pues por un lado mientras que el estado recupera parte del dinero adeudado con la venta de chatarra, los propietarios enfrentan pérdidas millonarias. En algunos casos, el costo de recuperación es tan alto que excede el valor comercial del vehículo haciendo que el abandono y la chatarrización sea la opción “menos dolorosa”.

Es el caso de un ciudadano llamado Joan.  “Sacar mi moto de los patios me salía muy caro incluso más que cuando lo compré entonces decidí perder mi moto”, anotó.

Para muchos propietarios, la situación no sólo representa una pérdida material, sino un golpe directo a su economía personal y familiar, puesto que algunos de los afectados son familias de ingresos medios y bajos. Para quienes representa un medio de sustento, con su automóvil inmovilizado, no sólo enfrentan una deuda creciente, sino que también pierden la posibilidad de generar ingresos. “Es pérdida completamente, sin poder trabajar porque me quitaron el carro ¿cómo voy a pagar la deuda para sacarlo de los patios?”, acotó Guzmán.

Ante la creciente inconformidad, se sugiere una revisión de la normativa para ajustar los costos de recuperación y ofrecer alternativas de pago que permitan a los ciudadanos recuperar sus vehículos sin enfrentar deudas impagables. Sin embargo, hasta el momento las autoridades no han anunciado cambios en la legislación. Mientras tanto, los patios siguen acumulando vehículos que en muchos casos nunca serán reclamados.

Nace así un debate sobre si el modelo actual está logrando su propósito de mejorar la movilidad o si en cambio está profundizando una crisis económica y social obligando a muchos ciudadanos a resignarse a la pérdida de su vehículo como su única alternativa.

 “Mi carro era mi herramienta de trabajo. Soy taxista y por eso lo usaba todo el tiempo, pero después de un accidente de tránsito se lo llevaron y la deuda para sacarlo era una deuda millonaria, superior a los 14 millones de pesos, pensé en recuperarlo, pero cuando vi la deuda entendí que no valía la pena” señaló.

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En el barrio Mayapán, en Cali, los robos son selectivos

En el barrio Mayapán, en Cali, los
robos son selectivos

Los vehículos que se encuentran parqueados afuera de las residencias son los más afectados.

Por: Isabella Orjuela Izquierdo

Facultad de Humanidades y Artes

El barrio Mayapán en el sur de Cali enfrenta una creciente ola de robos especializados que han alterado la rutina de sus residentes. Desde hace dos años se han registrado múltiples casos en los que los delincuentes, con precisión, roban computadoras de vehículos específicos que tienden a estar estacionados en la calle justo en frente de las residencias. 

Según testigos, los ladrones la mayoría de las veces se toman su tiempo para abrir los vehículos y extraer las computadoras sin ser detectados.

Lo más alarmante es que los vigilantes de la cuadra, a pesar de estar presentes en la zona, nunca se percatan de los robos en el momento en que ocurren. Esto se ha convertido en una problemática adicional para la comunidad, pues esta se siente cada vez aún más desprotegida por la falta de efectividad de la vigilancia.

Los robos han seguido un patrón específico: Los delincuentes actúan durante la noche o en horas de la madrugada cuando las calles están completamente solas. Según testigos, los ladrones la mayoría de las veces se toman su tiempo para abrir los vehículos y extraer las computadoras sin ser detectados.

Las marcas de vehículos más afectadas son: Mazda, Chevrolet, Renault, Suzuki y Kia, en especial el modelo Cerato Forte ya que estos  carecen de la ausencia de inmovilizadores electrónicos, un dispositivo que impide el arranque del vehículo sin la llave original lo que facilita el robo con herramientas caseras o incluso cables USB. Por ende se convierte en un objetivo atractivo para quienes cometen estos actos delictivos, lo que ha llevado a los vecinos a exigir mayor seguridad y medidas más estrictas.

Algunos residentes han optado por instalar cámaras de seguridad, pero esto no ha sido suficiente para frenar los robos. La falta de respuestas efectivas por parte de las autoridades competentes y la aparente ineficacia de la vigilancia han generado una sensación de impotencia entre los que residen en este barrio.

“Nos sentimos totalmente desprotegidos. No es posible que esto siga sucediendo y que nadie haga algo al respecto. Los vigilantes dicen siempre que nunca ven nada, pero los robos siguen pasando y lastimosamente aún siguen incrementándose por periodos, pues ya llevamos varios casos denunciados y no hemos obtenido solución alguna” expresó  Nicolle Blandón, residente del barrio.

 Los vigilantes, a su vez, se defienden de las acusaciones de la comunidad. “Nosotros hacemos rondas constantes, pero los delincuentes siempre sabrán   moverse y aprovechan momentos de distracción. No podemos estar en todas partes al mismo tiempo” afirmó Marino Cabezas, vigilante de la cuadra.

Esta creciente preocupación ha llevado a la comunidad a unirse y buscar soluciones efectivas y tienen claro que la participación activa de los residentes es clave para crear un ambiente seguro y evitar que los delincuentes sigan afectando su tranquilidad.

 “Estamos al tanto de la situación y trabajaremos en estrategias para reforzar la seguridad en la zona, en ese sentido, invitamos a la comunidad a seguir denunciando cualquier actividad sospechosa para tomar medidas más efectivas” afirmó Augusto Rodríguez, representante del frente de Seguridad.

Adriana López, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Mayapán, reconoce que la situación es preocupante. “Los residentes han expresado su frustración, no solo por los robos, sino también por la falta de respuestas rápidas por parte de los vigilantes y la Policía. Desde la Junta de Acción Comunal estamos en contacto con las autoridades locales para buscar soluciones más eficaces. Además, también estamos evaluando la implementación de cámaras de seguridad en puntos estratégicos del barrio y la instalación de una alarma comunitaria en caso de una acción sospechosa”, comentó Adriana López, presidenta de la Junta de Acción Comunal de Mayapán.

Con esto la comunidad de Mayapán busca un entorno más seguro para todos, no solo fortalecerá la vigilancia, sino que también permitirá una respuesta más rápida ante cualquier intento delictivo.

 “Estamos al tanto de la situación y trabajaremos en estrategias para reforzar la seguridad en la zona, en ese sentido, invitamos a la comunidad a seguir denunciando cualquier actividad sospechosa para tomar medidas más efectivas” afirmó Augusto Rodríguez, representante del frente de Seguridad.

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