EL CASO URIBE Y EL FUTURO DE COLOMBIA ¿Ha llegado el momento para una transición política? (cuarta entrega)
Iván Cepeda Castro es senador del Polo Democrático y uno de los más representativos líderes de la izquierda colombiana. Su participación en este caso se origina en una denuncia penal que entabló en su contra el ex senador Álvaro Uribe, por falsos testigos, proceso por el que Cepeda fue absuelto y Uribe pasó de demandante a denunciado.
Brevemente: ¿cómo es que el proceso que se le seguía a usted terminó en contra de su denunciante? ¿Qué fue lo que hicieron usted y sus abogados?
Este es un proceso que tiene su origen en dos testigos, que me llamaron para que transmitiera sus declaraciones a la justicia, declaraciones en las que se decía que los hermanos Álvaro y Santiago Uribe habían conformado un grupo paramilitar en
una de sus haciendas. Luego de un largo proceso, en el que Uribe llevó a cerca de 20 personas como falsos testigos a la justicia y de una investigación muy rigurosa, en la que, de una manera detallada, exhaustiva, mis abogados y yo logramos controvertir cada una de esas falsas declaraciones, se demostró mi inocencia y se ha comenzado un proceso de investigación que involucra muy seriamente a Uribe y a personas de su entorno.
¿Cuál es su análisis de las consecuencias – en corto, mediano y largo plazo- que traerá para Colombia, en términos políticos, la detención y procesamiento del expresidente AUV?
El difícil prever todas las consecuencias que pueda tener, pero ya se pueden percibir algunos efectos que está teniendo esta investigación. El primero es que se establece un precedente en materia de justicia, que es supremamente valioso, independientemente de cuál sea el futuro que tenga esta investigación, y que eventualmente se llegue a un juicio: Se ha roto una especie de mito, que consistía en señalar que había una especie de franja de dirigentes políticos o de personas con mucho poder, también económico, que no podían ser eventualmente llamadas a rendir cuentas por la justicia. Así que allí hay una lección en materia de democracia, que creo que es supremamente valiosa.
También hay unas consecuencias políticas. La extrema derecha en Colombia, que es una extrema derecha caudillista, tiene que afrontar ahora una derrota que, por lo menos, es de carácter político n relación con su líder, quien ha tenido que dejar el congreso, en circunstancias muy polémicas. Y, por supuesto, habrá otras consecuencias que, yo espero, sean para bien de la democracia, de las instituciones y del Estado de derecho en Colombia.
¿Qué cree que está pasando al interior del Centro Democrático, que parece haber quedado acéfalo, y cómo podrán darse los reacomodos políticos y los pulsos para los nuevos liderazgos?
Yo creo que el problema del Centro Democrático es que, precisamente, no es Democrático, no es una formación en la que existan numerosos liderazgos, o en la que haya figuras descollantes que ejercen una vida política colegiada. No, aquí estamos ante una estructura caudillista, en la que todo depende del criterio, de la voluntad o del capricho e un caudillo. Así que, una vez que el caudillo enfrenta una situación crítica, que pone en tela de juicio su proceder y su condición ética y también eventualmente judicial- es todo el movimiento el que sufre las consecuencias. Habrá que ver si existen, al interior de esa colectividad la posibilidad de resolver la situación que crea ese inmenso vacío y también si las pugnas internas que se ha conocido no irán a tener una consecuencia en fragmentar o dividir esa colectividad.
El presidente Iván Duque: sus dos años, en medio de la pandemia, ¿cómo cree Usted que él puede hacer el reacomodo de su gobierno en beneficio del país?
Para que Duque haga un cambio, una transformación de su gobierno en términos benéficos, requeriría un giro de 180 grados en su actual visión del país y de la política en todos los terrenos, requeriría tener una política de paz y no una política militarista como la que ha mostrado, una política sensible a las graves circunstancia que está dejando esta emergencia sanitaria, social y económica. Y no esa visión elitista y benefactora de los sectores más poderosos de la sociedad. Tendría que ser una política de defensa de la democracia y de las instituciones. Pero dudo mucho que él tenga la visión y también la fuerza de promover ese giro.
Cómo analiza las propuestas de: reforma constitucional para acabar con las cortes y crear una sola; la propuesta de una constituyente. Qué opciones reales tienen estas propuestas y cómo interferirían en otras reformas grandes (económica, laboral, pensiones, salud, etc.), que parecían prioritarias hace apenas unos días.
Lastimosamente, esa es la constante, lo que ha mostrado ser el método, la costumbre del comportamiento de Uribe en relación con la justicia. En el pasado fue la investigación que realizó la Corte Suprema y que llevó a muchos de sus aliados políticos y a su propio primo (Mario Uribe) a la cárcel. La investigación de la parapolítica fue un escenario de confrontación en el cual el presidente de la república (AUV) no vaciló en desatar una campaña feroz, que incluso tuvo momentos, como el haber descubierto que se hacía espionaje en contra de los magistrados para acopiar información que pudiera servir a esa campaña de descalificación y desprestigio.
Igualmente hoy ocurre algo similar, en esta ocasión no solamente se denigra de los magistrados sino que se disfraza el temor que hay de que la justicia opere a través de propuestas de reforma, que no son otra cosa que una salida autoritaria para para abolir la Corte Suprema, la Corte Constitucional, la Jurisdicción Especial para la Paz y, por lo tanto, hacer que venza y prime la impunidad. Eso, por supuesto, en condiciones de un país que está ante una quiebra social y económica, en medio de una grave situación sanitaria, es realmente inconsecuente y, yo diría, inviable. Hay otras prioridades, efectivamente, en la agenda política.
¿Cómo pueden incidir los últimos acontecimientos en la implementación del acuerdo de paz suscrito con las extintas Farc?
Pueden tener varias consecuencias. Por una parte, hay una política en curso, de intentar debilitar el proceso de paz y de buscar que no pueda abrirse paso la justicia que creó el acuerdo, esa justicia transicional es fruto del acuerdo de paz. Pero yo confío en que, también, esto activa a las fuerzas sociales y políticas favorables al proceso de paz, que deben buscar un camino de cohesión, para hacer que resulte posible la implementación integral del acuerdo y buscar generar nuevas posibilidades de procesos de paz en el país.
El líder de la izquierda Gustavo Petro está proponiendo un gran pacto nacional, ¿qué futuro le ve?
Yo confío en la propuesta de un pacto histórico o nacional –ha recibido distintos nombres- en el que se pueda concertar un programa de gobierno, entre muy diversas fuerzas, no solo políticas, sino sociales y económicas. Esta es una idea que no tiene que ver con un simple acuerdo electoral sino que va mucho más allá y tiene por propósito encontrar una salida de gobierno y de Estado, que permita una transición política. Yo creo que esa es la única solución que podría dársele a los problemas más graves que afronta hoy el país.
¿Arrancó la campaña electoral 2022?
Yo creo que ya estamos en un momento en el que se comienzan, no solamente a debatir todos los asuntos programáticos, sino también las coaliciones y las fuerzas que van a competir en las elecciones de 2022. Estamos ya a dos años y comienza el conteo regresivo hacia esa elección y, por supuesto, han comenzado a darse ya los debates, más aún, cuando la situación del país, que es muy crítica, hace que aparezcan distintas posiciones en relación con lo que debe ser un nuevo gobierno.
Olga Behar
@olgabehar1