Era un combo de reporteros jóvenes, batalladores y un poco suicidas, que estaban dispuestos a todo, con tal de llegar a la verdad. La década de los ochenta, convulsionada y llena de noticias, era el campo de batalla diaria en el que nos movíamos como peces en el agua.
El Noticiero 24 Horas nació el dos de enero de 1979, como producto del reparto milimétrico de entonces en los dos canales públicos comerciales. El espacio de las siete de la noche por el Canal Uno le correspondió al ‘alvarismo’, en los albores del gobierno del entonces presidente Turbay Ayala.
Con la llegada del hijo de Álvaro Gómez Hurtado a la dirección, todo el mundo pensó que el noticiero sería el altavoz de las ideas de su padre. Pero Mauricio imprimió su ética periodística para construir un informativo que hizo historia en los 8 años que estuvo bajo su timonel.
A finales de los ochenta, debido a amenazas de los narcotraficantes, Gómez tuvo que abandonar el país. Primero se exilió en CNN, en Atlanta, y luego en París (donde se convirtió en pintor y escultor). Pero como bien dice, nada lo pudo curar de “la mosca del periodismo” y volvió para ejercerlo.
Tres décadas después, se empeñó en reunir a su círculo más cercano. Allí, en medio de Margaritas y uno que otro vino, soltó la lengua de sus colaboradores, que recordaron con precisión cómo se hacía el buen periodismo, con un ejercicio de contextualización e investigación que hoy escasea tanto.
Los colegas recordaron anécdotas como la bendición del Papa Juan Pablo Segundo para Colombia, que tanto le costó conseguir al primer director del noticiero, Ernesto Rodríguez, y que le valió un premio de periodismo, no tanto por el contenido, sino por el ejercicio de llegar hasta el personaje inalcanzable.
No faltó recordar la vergüenza que significó ‘matar’ al General Matamoros –ministro de la defensa-. “Me llamó Yamid Amat para decirme que el general estaba viendo el noticiero en el Hospital Militar y que había ‘presenciado’ su propia muerte en vivo y en directo. De inmediato pedí prestada una corbata y salí al aire y rectifiqué la información”. Es que eso se hacía sin esperar la orden judicial. Así de severa era la ética entonces.
¿Qué tanto interviene Álvaro Gómez Hurtado en el contenido?, nos preguntaba a manudo la gente. Al recordarlo, alguno contó que más que dar órdenes, intentaba brindar lecciones morales. Por ejemplo, cuando en los noticieros comenzó la moda de publicar los off de record que acompañan usualmente las imágenes de apoyo que graban los camarógrafos antes o después de las entrevistas.
“Eso jamás debe publicarse, porque atenta contra la confianza que tiene el personaje en el periodista”.
No podía faltar el tema de los avances tecnológicos. Javier Darío Restrepo, nuestro consultor y gran maestro en esas épocas, puntualizó: “El periodismo de hoy vive en medio del peligro de la tecnología. Antes, se vibraba. Hoy, se ha perdido la pasión”.
Nos quejamos de los vaivenes del rating. Con frecuencia, nos ganaba Juan Guillermo Ríos, director del Noticiero de las Siete, con su peculiar estilo y su chaleco amarillo. Hoy, ese noticiero es recordado por muy pocos. El nuestro, 24 Horas, es y seguirá siendo un referente para el periodismo colombiano.
“La vida privada de los personajes públicos es menos privada en la medida de que sean más públicos, esto quiere decir: no dar papaya. En la constitución política de Colombia debería haber un artículo que diga: No dar papaya. El señor Ferro dio papaya, pero no significa que lo que se hizo fue correcto, el video debió editarse. Mi segunda pregunta sería: ¿La esposa del señor Ferro, apenas descubrió que su marido era homosexual cuando salió el video? No, las mujeres somos muy perceptivas y sabemos con quién estamos casadas. Las percepciones no lo engañan a uno, porque tenemos, no cinco, sino seis sentidos. Entonces, prestarse uno para ese juego de salir con la manito cogida y decir que la vida privada es solamente de ellos dos, es una cosa que atropella el sentido y la dignidad de las mujeres. Yo, como mujer, no me hubiera prestado para ese juego, ni tampoco para el juego de la esposa del general Palomino, que también salió con sonrisa de perro envenenado, abrazando sin abrazar a un señor que tiene unos problemas muy complejos y que tiene acusaciones muy graves. Eso hay que cuidarlo, y todo eso atropella a la dignidad femenina”.
- OTRAS VOCES
- Raúl Gutiérrez (periodista político):“Pareciera que están en grave riesgo las libertades de información de prensa y de libre expresión. Este es un momento difícil para el periodismo, es casi un desafío y creo que estamos fallando”.
- Mauricio Gómez: “No me gustan las filmaciones clandestinas. No es la manera legal de llegar a la verdad, todas esas cosas que tienen que ver con las filmaciones clandestinas y la publicidad por ganar rating en los medios a través de la publicación de estas filmaciones, no me parecen que son el camino correcto para los periodistas
- Amparo Peláez: “No dar papaya”
Olga Behar. /Directora Utópicos