Para muchos, la fotografía erótica es un movimiento artístico, pero para otros traspasa los límites de la ‘decencia’. ¿Hasta dónde debe llegar el pudor?

Tatiana Galarraga, preparada para iniciar un día lleno de fotografías y cuerpos al desnudo.

Tatiana Galarraga empezó a inmortalizar con su lente las siluetas humanas. “A muchas personas les parece que mis fotografías son un poco fuertes por el hecho de mostrar un pene o una parte del cuerpo explícitamente”, señala.

Apenas menciona la palabra ‘pene’, un hombre voltea, dirigiéndonos una mirada acusadora, con la intención de reprimirnos; una risa, entre burlesca e irónica, es la respuesta de personaje y periodista.

Un jazz de fondo en la tarde fresca de Cali, muy cerca al Parque del Perro y en los paladares sabor a cerveza; es la mejor situación que encuentra Tatiana para añadir: “si alguien se pone erecto no es porque lo estoy masturbando, es porque reacciona y eso me encanta; el cuerpo está hablando”.

Los prejuicios en torno a este tema son los culpables de distorsionar la intención que se busca con las fotografías eróticas. Es cuando los artistas que quieren romper los paradigmas de una sociedad injusta juegan un papel importante. Tatiana Galarraga es estudiante de Fotografía Artística del Instituto Popular de Cultura del Porvenir; una mujer con esencia propia y de pensamientos muy diferentes.

Un desnudo realizado con una cámara análoga -o de rollo- fue su primer contacto con la fotografía, desde ese día intenta siempre darle un toque personal a cada una, “trato de intervenir las fotografías de alguna forma, ya sea el cuerpo de la persona o la fotografía en físico, para darle un punto de vista más personal”, señala Tatiana con la seguridad de que sus obras llevan impresa su esencia.

Todo fluye en el lugar, eso lo hace posible esta artista con su energía y le gusta que suceda también en sus fotografías. Tiene una bitácora donde traza las ideas, la intención y planifica su próximo proyecto, pero muchas veces en el momento de tomar las fotos es cuando todo empieza a surgir, la imaginación trabaja y los cuerpos se conectan con el instante en el que el flash ilumina.

“Hay una serie erótica que hice de una pareja, ellos se distinguían pero nunca se habían hablado. Ahí es cuando se da una comunicación corporal y lo que quiero es que el cuerpo reaccione, siempre pongo el mismo ejemplo: cuando alguien va a bailar la mayoría de veces no conoce a esa persona que está en frente, pero hay un lenguaje corporal, y se entienden en el baile”, relata Tatiana haciendo unos movimientos sensuales imitando un baile y un desnudo de cuerpos.

Una pareja que usa el lenguaje de los cuerpos; sin conocerse pero reaccionando al momento. 

 Marcela Caicedo es Artista Plástica del Instituto Popular de Cultura y se dedica a la pintura, comparte la idea de cómo la pornografía se confunde muchas veces con lo erótico, “esto tiene que ver con los mensajes que se quieren dar. Por ejemplo, yo manejo el erotismo con un toque pornográfico porque visualmente son imágenes fuertes, pero son desde mis experiencias sexuales. Creo yo que la diferencia tiene que ver con la intención de lo que se quiere mostrar o hacer sentir”.

Personajes como estas artistas insisten en que esta doble moral de la sociedad se puede ir transformando, siempre y cuando las personas adopten una posición de respeto por las diferentes formas de pensar y una concienciación de lo que hay más allá de todas las cosas, en este caso de la fotografía erótica.

No son fotos de desnudos y ya; son cuerpos que están hablando, contando realidades, reaccionando naturalmente, demostrando la belleza de una erección o de una vagina húmeda por caricias desgarradoras; cuerpos libres que desean ser vistos con otros ojos y desde otras perspectivas.

Fotografía análoga revelada a blanco y negro; provoca diferentes sentimientos en el espectador que logra conectarse con ella.

En el diario vivir nos topamos con pensamientos, signos y sentires que hay que diferenciar para llegar a entender la posición del otro, Tatiana dice con seguridad y con un gran sentimiento: “tu fotografía es pornografía, me dice la gente y trato de ver desde qué perspectiva se ve así. Lo mío es muy natural y sé muy bien que depende mucho del contexto. Yo no vendo ni un objeto, ni mucho menos el cuerpo; trato de mostrar una realidad diferente, pero eso depende de lo que cada persona piense, si es bello o grotesco”. 

Hace falta que muchas mujeres y hombres se amen y no sientan vergüenza de su cuerpo. Que nosotras, las del ‘segundo sexo’, salgamos de esa inferioridad que la sociedad nos impone. Hace falta educación con respecto a la sexualidad y falta erotismo en la vida de muchas personas, ese que le da un toque sensual y diferente tanto a la vida individual como a la de pareja.

Por: Mariana Ruiz Herrera

  @Marianaruhe

   Fotógrafos: Mariana Ruiz Herrera, Tatiana Galarraga