La Danza Árabe no es muy conocida entre los caleños. También se la llama danza del vientre; tiene su origen en el Medio Oriente, especialmente de los países del sur de Asia. Sus orígenes se remontan a Egipto, en donde era practicada por las mujeres.


“La vida transcurría como un devenir incesante, en los que a la eternidad la bañaban las aguas del Nilo. Rodeadas de una tierra fértil, de múltiples dioses mágicos, de una civilización en la que la gloria se expresaba con pirámides magnánimas que buscaban tocar el cielo, las mujeres egipcias bailaban, tanto para rendir tributo a los dioses como para celebrar y honrar a los faraones y amenizar en festejos”, según la Historia de la danza oriental.

Según el artículo “La danza del vientre, mucho más que un baile bello y sensual”, de Eugenia Casanova, “en el Antiguo Egipto esta danza tenía un significado mágico, religioso, místico. Su objetivo era atraer el favor de los dioses. Las bailarinas, que eran entrenadas por sacerdotisas, eran mujeres de principios intachables. Mediante los elegantes y sugerentes movimientos de sus cuerpos, hacían de la danza un ritual, un instrumento que vinculaba la energía solar con la terrestre, es decir, la energía masculina y femenina, con el objetivo de “fecundar la tierra”.

“Posteriormente, con la invasión otomana, esta danza se desvirtuó, y pasó a convertirse en la herramienta que las concubinas y odaliscas empleaban para atraer los favores del sultán o del jeque”, agrega.

Paradójicamente, en Egipto, cuna de la danza árabe, no se puede disfrutar públicamente, porque la mujer no tiene derecho a bailar ni a ser libre en su forma de vestir.

“La  Danza Árabe es más que una práctica momentánea, es un estilo de vida”: Ana Milena Sánchez, Bailarina profesional de Danza Árabe.

Según Ana Milena Sánchez, directora de la Academia caleña que lleva su nombre, “la coquetería de la mujer en el Egipto antiguo ha quedado reducida a los ojos”.

Lo extranjeros comienzan a apreciar la Danza Árabe.

A finales de los años 90, la artista Colombiana Shakira introdujo a este país aspectos de la cultura árabe como lo es la danza del vientre junto con el movimiento de cadera, según afirma Adina Azaha, bailarina colombiana de Danza Árabe.

Ana Milena considera que “la Danza Árabe es más que un baile, las occidentales tenemos el legado de prevalecer esta cultura que ya se perdió en sus países de origen, es más que una práctica momentánea, es un estilo de vida”, afirma.

“El poco conocimiento que tienen la mayoría de los caleños, lleva a crear prejuicios frente al tema”: Viviana Quilindo, estudiante de Danza árabe.

Por cuestiones de la vida, hace 10 años, a través de una revista, los trajes de las bailarinas de Belly Dance (Danza Árabe) llamaron la atención de Ana Milena y fue cuando quiso conocer más sobre al tema.

En ese entonces viajó a Bogotá para practicarla en una academia, al tiempo que regresaba a Cali por temporadas para culminar sus estudios. Hoy es ingeniera de sistemas de la Universidad Santiago de Cali.

 Interesarse por esa cultura no solo le ha ayudado a tener un buen estado físico; también ha sido una terapia para ella.

argumenta “Todos tenemos conflictos internos, pero he entendido que los ritmos de la danza árabe te relajan, te transportan, y además te motivan a dejar cualquier conflicto”

Sthephany Santa, administradora de empresas, tuvo una crisis emocional hace nueve meses. La práctica constante de la danza árabe junto con el entorno de la academia dirigida por Ana Milena, le ayudó a superar la crisis, tema sobre el que hoy habla con libertad.

A pesar de  que siguen desempeñando un papel fundamental en la lucha por los derechos humanos, a pesar de que conforman el 60% de la sociedad egipcia y a pesar de que la tasa de alfabetización entre las mujeres es del 70%, las mujeres han sido discriminadas desde el punto de vista social y político.

Conocer la danza árabe le cambió la vida A Viviana Quilindo, administradora de empresas de la USC. Ahora es una apasionada por el baile, y aunque lo hace con destreza cuando suena una Salsa -y no deja de hacerlo en cada oportunidad que se le presenta-, gracias a la Danza Árabe empezó a controlar sus emociones, así como también  fue  el “remedio” que necesitó para reforzar su salud después de sufrir de Chikungunya, hace 9 meses.

Sthepany y Viviana son compañeras de la Academia Ana Milena Sánchez, ya han realizado presentaciones y anhelan tomar las clases continuamente.

En Cali, la danza árabe ha comenzado a ser un ritmo que también se practica a través de diversas academias de baile. Sin embargo, no ha sido fácil, pues como lo explica Viviana, “el poco conocimiento que tiene la mayoría de los caleños lleva a crear prejuicios. Mis compañeros de trabajo creen que es una danza erótica y dudan de los beneficios transcendentales que tiene”.

Para aprender la Danza árabe, es vital conocer ritmos musicales como  Maqsum, Maiful, Baladi, Saidi; unos son más rápidos que otros y cada bailarina debe diferenciarlos para hacer los movimientos acordes.

  • DATOS
  • Además de mantener un buen estado físico, una bailarina de Danza Árabe también desarrolla la memoria, pues debe aprenderse los pasos.
  • Afina el oído porque a pesar de que los ritmos son parecidos, cada uno tiene su particularidad.

 Viviana Quijano

  @vivianaquimos